lunes, 29 de agosto de 2011

El Ambiente Constitucionalista del Movimiento Social Chileno


No sé si se han dado cuenta o es solo mi impresión, pero con el paso de los años la ansiedad de una persona disminuye y lo que era el vigor e idealismo juvenil, se transforma en cierta calma que los jóvenes asocian con lo "fome". Es tal vez conformismo en algunos casos o genuina sabiduría en otros, pero que en el caso de los políticos en ejercicio del poder yo lo llamaría cinísmo. Como masa, la política no cree que las cosas pueden cambiar y lo demuestran con sus intentos tibios, y nada concretos, en estos tres meses de movilizaciones estudiantiles.

Nuestra clase política chilena está compuesta mayormente por personas que en su juventud también lucharon por sus convicciones, tanto o más que el movimiento de hoy, en la época de la dictadura de Pinochet. Y me refiero todos, derecha, centro e izquierda. Hoy, estas mismas personas están sentadas sobre aquellos viejos ideales o convicciones y no son capaces de participar del cambio que se ha estado produciendo en el país. Cambios que han cuajado en el actual ambiente social constitucionalista y reformador de las viejas normas de convivencia, definidas por nuestra Constitución.

Las redes sociales han jugado un enorme rol como herramienta, más que como causa.  No comparto el argumento sobre las redes sociales como "causante", tal como lo ha sugerido el primer ministro  británico, entre otros “líderes”. La capacidad que hoy existe para aunar ideas y voluntades, a través de las redes sociales, ha permitido que el secuestro de los medios de comunicación sea casi irrelevante y una muestra más de las múltiples escalas antidemocráticas de nuestra sociedad.

Siento que el movimiento, principalmente a través de sus líderes mediáticos, ha mostrado una calma que pareciera ser producto de la edad, pero con toda la fuerza de la convicción que puede tener la juventud. Hay facciones más y menos, pero el conjunto pareciera darse cuenta que las cosas no se logran apurando los procesos, no se logra imponiendo las decisiones.  Este aire de calma es el que ha convocado al 80% del país y tiene a los empresarios y autoridades confiados de que podremos solucionar institucionalmente los temas surgidos durante estas movilizaciones. Estamos todos convencidos de que el camino será largo, de ahí la calma que señalo. El mejor ejemplo lo puede dar Islandia, que el 2008 contaban con la mejor calidad de vida del mundo, cuyas movilizaciones comenzaron a principios del 2009, tras la crisis financiera, y aún hoy siguen en el proceso de crear una nueva constitución. Ni hablar de las reformas a las leyes que de esa nueva constitución se desprendan. Es un proceso largo sin duda.

El movimiento estudiantil sabe (y así lo ha planteado) que una nueva constitución, un nuevo modelo educacional, una nueva estructura tributaria, entre otras cosas, son cambios que tomarán no menos de 10 a 20 años. La falacia que algunos políticos nos quieren hacer creer de que no se puede y que el movimiento está pidiendo imposibles, es porque se basan en un precepto erróneo: nadie está diciendo que esto se haga ahora ya. Lo que se está pidiendo es que nos pongamos de acuerdo ahora (institucionalmente y democráticamente) en fijar la hoja de ruta para construir el país que queremos todos los chilenos. ¿Por qué un grupo minoritario decide e impone cómo debe vivir la mayoría? La democracia es la autodeterminación de los pueblos, no la maqueta burda que hoy tenemos en Chile. No se puede desperdiciar este ambiente constitucionalista único en la historia del país.

Quizás se ha dicho muchas veces, pero aquí el problema más grave es el de la legitimidad. Esto significa que, en general, la gran mayoría no le cree al sistema político y económico, sustentado por nuestra actual Constitución. Una que fue hecha por una minoría. Una que fue hecha a la fuerza.

El segundo problema más grave, a mi entender, es el de la destrucción de la dignidad humana a la cual están sometidos los más pobres del país, que en términos reales es más del 50% de la población, con ingresos bajo los 250 mil pesos. Las políticas públicas de vivienda, salud y educación llevan décadas basadas en la cobertura, mientras que la calidad y las condiciones de vida impuestas de esta forma agreden hasta al menos sensible. En simples palabras, las políticas públicas chilenas son violentas y atentan contra los derechos humanos más fundamentales.

Hoy, sin ninguna legitimidad por parte de la ciudadanía, los políticos están cerrados y/o desconcertados. No quieren o no saben ponerse de acuerdo. Después de todo, ya se pusieron de acuerdo en quedarse donde están.

Pues bien señores, entendamos que así no llegaremos a ninguna parte y, al contrario, se producirá más violencia. Lo veo en la frustración de las personas, día a día, y creo que el alcalde de Puente Alto y vicepresidente de Renovación Nacional, M.J. Ossandón, está de acuerdo con este pronóstico. Si no se acuerda una solución a lo planteado por los estudiantes, el descontento social no hará sino aumentar.

Imaginen un movimiento con este nivel de convicción que no logra ningún resultado. Imaginen como crecerá, como comenzará a invadir otras áreas, como ya pasó con el mundo de los trabajadores, como ha estado pasando con el movimiento ambientalista o de libertades sexuales. El cambio de la sociedad chilena está aquí, para bien o para mal y ya es hora de que lo asumamos como el país maduro que creemos ser. Hechos, no palabras por favor.

Agradecimientos al panelista de Estado Nacional (TVN) Alfredo Joignant (o su amigo Zapata) por su concepto de "ambiente constitucionalista" (el término exacto puedo estar plasmándolo con otras palabras).


sábado, 27 de agosto de 2011

La mayor grandeza no es nunca caer, sino levantarse siempre

Para seguir creyendo que se puede lograr la educación que muchos queremos para Chile.



Video a través de la Radio Bío Bío

El título es una cita de Mandela, hecha en el video.



martes, 9 de agosto de 2011

La verdad de la ceguera social


El filósofo chileno Matín Hopenhayn advierte que el hábito social nos impulsa a creer que la verdad llama a las cosas por su nombre (citado por Rodríguez, 2003). Decimos “verdad” seguido de un conjunto de palabras y construimos una realidad en torno a ellas, nos rodeamos de esas palabras y de quienes las usan como nosotros, con lo cual armamos nuestras redes y nuestras formas de relacionarnos.

Si pues, no es raro entonces que pensemos sobre la mayoría de las cosas de la misma forma en que la ve nuestro entorno, nuestra realidad. No es un ejercicio fácil mirar y ponerse en el lugar de otras realidades.
Sé de un académico de una prestigiosa universidad tradicional chilena que decía “pero para qué se endeuda la gente si no puede pagar, para qué regular algo si la gente sabe lo que hace”. He aquí una sentencia que es tomada por verdadera, por él.

Rodriguez (2003) analiza una novela de José Donoso llamada “El Lugar sin Límites”. No la he leído, pero el artículo señala sobre la reflexión que realiza el libro sobre lo humano. Usted, caballero, señora, ¿ha pensado alguna vez más allá de su carne y sus cosas? ¿Ha pensado sobre lo humano? Yo reconozco que lo hago poco, además de que no es una reflexión fácil, hay que tener un vocabulario más o menos amplio. Sin embargo, eso es lo maravilloso de entender lo que leo, ya que puedo reflexionar gracias a otro que lo expresó mejor que yo. 

Lamentablemente muchos chilenos no tienen la suerte que tengo yo de entender lo que leen, como tampoco pueden comparar y entender la tasas de interés, como lo hago yo. Tal vez por eso y otras complejidades se endeuda la gente. Vaya a saber uno.

Soy un privilegiado, lo sé y eso me pone una mochila que estoy tratando de cargar como puedo, quizás como muchos profesionales jóvenes o ni tanto tratan de hacerlo, entre medio de la pega de oficina, de llevar a los hijos a la playa, de las discusiones con la polola o la señora. Aprender a vivir con otra persona demanda mucho tiempo y energía. Trabajar y ganarse un lugar o reconocimiento cuesta sudor y lágrimas. 

¿Qué gano yo preocupándome por un problema que no me toca y cuya solución no me compete?

Por eso los primeros párrafos. La verdad, la realidad, la comunidad. Todo calza pollo. No importa si sales a la calle o no, si opinas en Emol o en El Mostrador. Todo lo que importa es “tu verdad”. ¿Cuál es tu verdad, te lo has preguntado? Hazlo, porque con ella construyes realidad, aunque no te des cuenta.

Y sobre este punto es la reflexión que hoy planteo aquí: La esencia humana no se caracteriza por la coherencia y la unidad. Desde que nacemos recibimos la verdad de padres, abuelos, tíos, profesores y cuanto adulto nos rodea. Somos niños dicen y se nos debe educar. ¿Cómo hablar de coherencia en un niño en formación? Simplemente no es nuestra esencia y lo demuestra nuestra adolescencia, ya que ahí es cuando nos revelamos a la verdad concedida. Cuestionamos a padres, tíos, profes, etc. Es parte de la esencia humana cuestionar y así, en esta revolución de lo establecido, forjamos nuestra verdad, esa que nos define y que nos permite tener una opinión.

Hasta aquí, ¿se entiende que no existe “una verdad”? La esencia humana está hecha de adaptación. Por eso estamos en tantos medios ambientes y culturas diferentes. El mismo mono que sabe que sabe. Ese mismo cae parado donde lo tire. Ya sea en una población callampa, donde sobrevivirá a punta de estoques o en un barrio pirulais, donde sobrevivirá a punta de cheques. Eso es sobrevivir a tu entorno, aunque el arma sea diferente. 

Lo interesante es que también es nuestra esencia la empatía. Bueno, algunos lo desarrollan más que otros. Pero el punto es que como ser humano, los sentimientos no son una cosa extraña. La tristeza o alegría, la decepción o el entusiasmo, la rabia o la euforia no debiesen ser sentimientos extraños para ninguno de nosotros.

¿Y por qué no podemos comunicarnos, socialmente por ejemplo, en una comida familiar, o en la oficina? Esencia las pailas. Aquí no hay esencia, aquí se hace lo que la mamá dice, lo que el jefe dice, lo que el presidente dice.

Yo creo que esa es la gracia de reflexionar un poco. En perspectiva puedo ver esa coraza que llamamos verdad, valores, ideal. Y se pone más dura cuando nuestra valoración de nosotros mismos es menor, cuando el esfuerzo de ser nosotros mismos es mayor. Si alguien cuestiona eso, entonces es casi una ofensa personal, la respuesta es enérgica, incluso violenta si el valor cuestionado es muy querido.

Si yo me compré que tengo la verdad y además tengo autoridad, entonces la verdad es que debo hacerme respetar. No importan argumentos, no importa la verdad de otros. Importa lo que dice la ley y yo soy su instrumento. 


No es difícil entender por qué tanta falta de diálogo en Chile. Somos positivistas, porque nos tapamos en contratos, leyes, decretos, normas. Nos ha costado tanto tener una institucionalidad respetable, que no permitiremos que nada la vulnere. El problema es justamente averiguar cómo revertir lo anterior. A mi se me ocurren chorrocientas ideas, pero ¿a quién le importa? Alguien que tenga la autoridad o influencia suficiente pase por aquí por favor. 

Me uno a la mayoría de los chilenos que vemos esto por radio, TV, twitter, diarios, medios digitales independientes como este en el cual escribo. Y nos sentimos impotentes. Queremos más diálogo, queremos que impere la razón por sobre la ley o la autoridad. Queremos que impere la paz por sobre las piedras y barricadas. 

Mi verdad: La educación es un tema de sociedad que nos debe importar a todos. Es transversal. Sin educación no podemos reflexionar, no podemos comunicarnos. Con los niveles de desigualdad que hoy existen, la gente en La Pintana habla un idioma diferente a la gente que vive en Las Condes. Son realidades distintas. Este sistema político-económico segregador nos está dividiendo. Nos está matando. Por favor no lo permitamos. No odiemos al del lado por defender su verdad o porque esta es diferente a la mía. Y quienes más educación tenemos, más deber tenemos con este tema. Miremos al pasado y aprendamos que ni piedras, ni lacrimógenas, ni la política de los acuerdos entre amigos nos sacará de este carril por el cual vamos directo al desastre.

Si, usted, el que lee, no se haga el loco. A usted, como a mi, nos toca nuestro pedazo de realidad.




viernes, 5 de agosto de 2011

DECLARACIÓN PÚBLICA DEL SENADO UNIVERSITARIO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

La discusión sobre una necesaria reforma a la educación que esté basada en principios de calidad y equidad, así como en la recuperación de la educación pública, ha pasado desde el necesario análisis de propuestas emanadas de varios grupos universitarios y del gobierno a un ambiente de total desconfianza que supera los argumentos.

En este ambiente ha resurgido la lamentable represión de las manifestaciones públicas, con un nivel de violencia que debemos rechazar enérgicamente, por considerar que no se corresponde con el orden democrático que deseamos para nuestra sociedad. Se suman a esto las inaceptables amenazas a dirigentes estudiantiles que se han denunciado, las que consideramos expresiones cobardes.

En este contexto, observamos con gran preocupación la ausencia de un referente político capaz de conducir el necesario debate sobre la educación a un destino que esté a la altura de las necesidades de la nación.

Desde la Universidad de Chile, y en representación de su comunidad, manifestamos nuestra creciente preocupación por la incapacidad de avanzar por el camino del diálogo respetuoso y denunciamos el uso innecesario de la violencia como una violación de los derechos básicos de una sociedad civilizada. Hacemos, por esto, un sentido llamado a respetar el derecho a discrepar y a reconocer el valor de contar con visiones diferentes.


5 de agosto de 2011