sábado, 29 de noviembre de 2008

La música nos define

Este reportaje salió en el mercurio de hoy y señala que es posible relacionar nuestros gustos musicales con nuestra personalidad. En mi caso, por ejemplo, de los estilos señalados en el círculo, no son de mi total gusto la música religiosa y los sound track. La música clásica es algo que a veces escucho, pero depende mucho de mi estado de ánimo y no puedo decir, comparativamente, que es de mis favoritas.

Mi favorita es el funk/soul, pero la verdad es que me encanta la música negra en general: Jazz, Blues, Hip Hop, etc. También me gusta el Rock y el Grunge, y su mezclas con el pop en algunos exponentes. Y la electrónica es como un caldo donde pueden flotar todos estos gustos. En base a esto, podemos definirnos en forma discreta?, en forma de clusters de personalidad?... claramente no. Pero es divertido ver que hay de nosotros en esto. Tal vez alguien con gustos más acotados puede sacar alguna conclusión mejor.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Utopías e Ideologías en el Marxismo y en el Neoliberalismo

El siguiente texto corresponde a un extracto (editado) de un artículo llamado "Fundamentalismo Económico y Destrucción de la Naturaleza", de Armando Gamarra. Para ver el artículo completo pinchar aquí. (Pinchar sobre la imagen para ir a su fuente original)



Las sociedades utópicas, son sociedades imaginarias planeadas haciendo abstracción de las restricciones y las desventajas que siempre presenta el mundo real. En este sentido, y en analogía con los fundamentalismos, se las puede considerar también como intentos de evasión de las complejidades del mundo natural-social.

Los utopistas, en efecto, gustan de poblar su universo con conceptos confusos como: planificadores ideales o mercados perfectos. En cualquier caso, uno de sus supuestos es que las sociedades, para ser racionales, deben, necesariamente, ser homogéneas y simples.

Las dos doctrinas (marxismo y neoliberalismo) necesitan de la simplicidad y de la homogeneidad en razón de que ambas comparten la misma hipótesis de partida. Para los utopistas: la perfección, homogeneidad y simplicidad son las únicas cualidades capaces de inmunizar sus sociedades imaginarias de los avatares de la historia, la indeterminación y la no calculabilidad que la evolución y la coevolución imponen.

Esa búsqueda patológica de simplicidad, simetría, homogeneidad y ausencia de conflictividad, es uno de los caracteres más notables del pensamiento utópico de todos los tiempos. Por ejemplo: Platón, en su teoría del estado perfecto, sólo permite dos clases: la de los magistrados armados y educados y la de los esclavos: desarmados y sin educación.

Son realmente notables las analogías entre el modelo platónico de mundo y las consecuencias sociales: pauperización mundial y concentración de poder, que la aplicación acrítica de las teorías neoliberales esta produciendo. Tanto es así, que, más que de neoliberalismo, podríamos hablar de neoplatonismo.

Hitler, por su parte, soñaba con un mundo que sería feliz y eterno por ser muy simple. Estaría constituido por sólo dos clases de seres: los arios (educados y armados) y los sub humanos (desarmados y sin educación). En la utopía de Stalin, el mundo ideal debería estar compuesto por dos clases: los proletarios (desarmados y con poca educación) y los miembros del partido, armados y super educados.

Casi todos los mundos utópicos son simétricos y dispuestos con regularidad, así lo son: la República de Platón, la Utopía de Moro y la Ciudad del Sol de Campanella. Este delirio por la simetría puede ser considerado como una manifestación más de la búsqueda mórbida de simplicidad que caracteriza a los utopistas. Pero es también una demostración del carácter deductivo, antivital y, sobre todo, antihistórico de las teorías subyacentes. En efecto, una de las marcas de la ahistoricidad es, justamente, la perfección del diseño; ya que es la imperfección y no la perfección, el sello indeleble que dejan las vicisitudes históricas.

Las utopías por si solas, no siendo otra cosa que fantasías, no representan un gran peligro; el problema aparece cuando se asocian a ideologías. ¿Cómo se vinculan utopía e ideología?.

Una ideología es un conjunto de juicios de valor, creencias y prescripciones que no han sido sometidas a escrutinio científico. Es decir, a las pruebas de coherencia con otras teorías y correspondencia con los hechos. Por consiguiente, las ideologías son doctrinas que, a pesar de llamarse científicas, se resisten a someterse a autovaloración epistémica porque se consideran así mismas como formas superiores de conocimiento.

Es fácil acoplar una utopía con una ideología, basta recurrir al ardid de vincular los valores esenciales de la respectiva ideología (mercado, individuo racional, &c.) con el voluntarismo romántico utópico por medio de la definición creativa.

La argucia consiste en postular (definir cómo) que un estado solo será racional, si es capaz de plasmar la utopía (por adherir incondicionalmente a sus valores). Adicionalmente, se decreta que, por su condición de racional, un tal estado es el único que puede ser eficaz y lógicamente intachable. De aquí se deduce que no cabe rechazarlo, ya que el hacerlo sería irracional.

Cuando se instala un vínculo tan íntimo entre ideología y utopía, se implanta, necesariamente, el totalitarismo. El peligro de esta alianza se origina en que se establece, una vez más, un sistema deductivo circular y autoreferencial, mediante el cual los dos conceptos se justifican y legitiman uno a otro. Se instala así una barrera infranqueable a la crítica, como ocurre, según vimos, con el sistema: tecnología-economía.

jueves, 6 de noviembre de 2008

ain't gonna make it!!!


No sé mucho de medicina, pero por su ropa me parece que no lo va a lograr...

Tampoco sé mucho de política, pero ¿será esto lo que les pasará a los republicanos después del triunfo de Obama?... no le deseo mal a nadie, pero ojalá... ojalá.