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jueves, 13 de octubre de 2016

De adicciones, guerra y amor

Quiero invitarlos a leer esta entrevista al periodista de investigación Johann Hari, quien tras una gigantesca investigación de 3 años y 9 países ha plasmado sus principales conclusiones en el libro Tras el grito. Esta investigación, como dice el título de este post, se relaciona con las drogas y la manera en la cual la sociedad ha respondido al fenómeno de las adicciones. Como muestra:

"El psicólogo Bruce Alexander, de Vancouver, me explicó todo. La teoría clásica de la adicción viene de un experimento con una rata. A principios de siglo pasado se encerró a una rata en una jaula con dos recipientes de agua. Uno contenía agua corriente. El otro agua con cocaína. La rata prefería siempre la bebida con droga y se mataba de una sobredosis rápidamente.

Décadas después, Alexander pensó: “la rata solo tiene dos opciones”. Construyó una jaula a la que llamó Rat Park. Ahí, la rata tenía un montón de comida, bolas de colores y otras ratas de las que hacerse amiga, jugar y con quien tener sexo. Contempló fascinado cómo las ratas pasaban olímpicamente del agua con droga.

La adicción no la causa la química de las drogas. La causa el aislamiento, la infelicidad y la desconexión del adicto con su entorno. No son las drogas, es tu jaula. Las drogas son solo una adaptación al medio."

viernes, 4 de marzo de 2016

La fragilidad de la sociedad





Mientras más lo medito, más me convenzo que la evolución de las comunicaciones parece ser la consecuencia irrefrenable de nuestro crecimiento poblacional. También puede ser visto como la condición necesaria para la estabilidad o mantenimiento de este crecimiento, según como se mire. 

Convengamos en que resulta difícil realizar tales afirmaciones sin algo de justificación, pero no es mi objetivo ahora. Puedo indicar como supuesto fundamental que la existencia de la sociedad moderna es el reflejo de esta suerte de estabilidad (principio antrópico), caracterizada principalmente por la democracia. La democracia puede usarse como el concepto que mejor representa a la sociedad moderna. Estoy consciente de que ésta está ampliamente cuestionada, pero es un referente común.

Lo que estaba pensando es la fragilidad de esta estabilidad, entendiendo que la evolución de las comunicaciones son las que han sustentado en gran parte el aprendizaje social que da cuerpo a la suerte de estabilidad que comento. 

Este aprendizaje social hoy en día es global gracias a las comunicaciones, por lo que es más fácil encontrar discursos comunes ante problemáticas locales. También sustenta el aumento de la diversidad social, pero eso también es otro cuento.

La fragilidad que observo se basa en que damos por sentado la existencia de estas redes de comunicación, por una parte, y que además no es parte del debate las características de su existencia. Por ejemplo, hace poco salió a la luz la negativa de Apple al FBI de facilitar el desbloqueo de sus aparatos, lo cual indica que pese a esta evolución tecnológica aún persisten enormes presiones por su control. Si vemos casos como Snowden o Wikileaks, por mencionar lo más conocido, sabremos que la lucha entre la libertad de circulación de la información y la restricción que proviene desde personas sin rostro es feroz. También es una lucha tan antigua como la historia misma, pero hoy esa lucha tiene consecuencias globales que para la mayoría de las personas pueden pasar desapercibidas.

Además de esta lucha entre poderes históricos, nos enfrentamos a retos más novedosos, como el mismo hecho de la globalidad. Lo que antes era material de historia de pueblos o naciones, si tenemos la suerte de sobrevivir a esto, mañana será historia de todo un planeta.

Lo que la historia nos enseña sobre las caídas de los imperios, los movimientos de las fronteras y otros hechos son solo el “big picture” de temas muchos más básicos y cotidianos, relacionados con la vulnerabilidad y el dolor de las personas más desposeídas, las más ajenas a estas luchas de “gran envergadura”. Durante mucho tiempo hemos estudiado esas grandes luchas y durante mucho tiempo también hemos ignorado sus mayores consecuencias: el número de personas afectadas.

Hoy, debido a la globalización, el panorama de un colapso catastrófico de las redes de comunicación es también global. Parece además que nuestros “grandes” líderes no dan un peso por este aspecto.  Nadie parece verlo salvo los mismos potenciales afectados.

La fragilidad pasa, finalmente, por las mismas razones que los imperios, naciones, familias y “tendencias” tienen una existencia efímera en la historia humana. No importa qué tan grande sea el sueño o la lucha, está siempre declina ante las luchas de unos pocos que lo quieren todo.

Tal vez se ha exaltado demasiado la posibilidad de concretar “el sueño”. La posibilidad de alcanzar la cúspide de algo. Mucho se ha ignorado sobre los grandes abismos necesarios para esto. Para toda gran construcción se requiere cavar un hoyo igualmente profundo. El mejor ejemplo son los niveles de desigualdad local (intra-urbanos), regionales (intra-naciones), continentales y globales. Como un buen fractal, la desigualdad se replica sin grandes diferencias a distintas escalas espaciales. 

El bien común está en segundo plano, si es que ha existido alguna vez. La acción individual sigue siendo predominante respecto a la acción de la mayoría, dando por el suelo el concepto de democracia. Visto así, estamos en una estabilidad inestable, instantánea, solo una fotografía del transcurso histórico.



martes, 4 de agosto de 2015

Acerca de lo profano y lo sagrado: del individuo egoista al colaborador

Les dejo esta notable charla TED, que aborda la cuestión del individuo en cuanto a su necesidad de trascendencia. ¿Será que hemos evolucionado para cooperar?




jueves, 14 de mayo de 2015

Inseguridad, incertidumbre y desprotección

 

Bauman cree que uno de los grandes problemas que aqueja a la sociedad posmoderna (actual) es el aumento de la inseguridad, incertidumbre y la desprotección, como producto del derrumbamiento de las estructuras tradicionales que daban a las personas un sentido de trascendencia. Por estructuras tradicionales podemos entender la nación, la familia (apellido) y la religión, como los principales referentes de una época no lejana en la que esto era más importante, prácticamente obligatorio.

Entonces, si mi vida es corta y mortal, no tengo miedo de morir, porque tengo un sentido: mis acciones le dan sostén a la comunidad a la que pertenezco. Con la caída de estas estructuras, el miedo es transmutado en inseguridad, incertidumbre y desprotección.

Hoy en día el mantra en boga es “libertad individual”. Y las estructuras tradicionales solo las limitan, a pesar de las esperanzas de algunos parcialmente liberales.

Se cree que bajo este nuevo escenario hay más oportunidades de ganar, nadie sabe con certeza qué cosa, pero parece una carrera, una competencia despiadada. Lamentablemente, la falta de pistas y la libertad para correr en cualquier dirección produce (curiosamente) un estancamiento. Para dónde corro, contra quién compito.

Esta persona paralizada mira alrededor y puede ver que la mayoría de las personas está paralizada. Unos pocos corren rápidamente para alejarse del grupo y poco a poco se forma una infinidad de grupos que comienzan a caminar en una dirección cualquiera, lentamente esperando el desarrollo económico, la herencia familiar o el Apocalipsis.

En esta alegoría, podríamos decir que quienes comenzaron corriendo desde un principio eran los más ansiosos por salir de ahí. Es probable que ellos mismos hayan inventado el juego. Sabían a donde querían ir: querían ir lejos, tener espacio y poca interacción con la mayoría.

La gente paralizada o que se mueve en grupo es probablemente el 90% de la población mundial. A dónde, qué quiero hacer. He aquí el terreno fértil de la publicidad y de su mente siniestra, un conocedor de los misterios de las comunidades (un sociólogo loco).

Los defensores de la “libertad individual”, los corredores más rápidos del grupo no entienden una cosa fundamental para la convivencia sana. Partieron con ventaja y ahora es imposible alcanzarlos. Una vez lejos, los más veloces ni siquiera giran la cara para ver a quienes dejan atrás. Otros se devuelven y les enseñan a otros pocos como ir más rápido o por donde el paisaje es más bonito (cobrando, transando favores, por caridad, etc.).

Un juego justo, más humano sin duda, sería que todos los participantes volvieran al comienzo, se enseñara de qué se trata el juego y se ensayara antes de dar comienzo a la carrera.

Haciendo la transformada de la alegoría, creo que las reformas a la educación que el mundo requiere para sobrevivir (a la catástrofe cada vez más cercana del calentamiento global y la sobrepoblación), necesitan de todos los corredores que se han alejado del principio.

El humano nace en la inseguridad, incertidumbre y la desprotección. Gracias a los cuidados y enseñanzas de nuestras madres-escuelas, podemos sobrevivir. La “libertad individual” ha implicado que se abandone absolutamente todo al mercado. Los que puedan pagar pasen por acá, aquellos que no puedan pagar recibirán una charla corta de 15 minutos y deberán partir.

Hoy estamos atrapados en la trampa de los que partieron primero y así nos quedaremos por siempre si los corredores no vuelven al principio. ¿O existe otra alternativa?

Si ven esta entrada (esta columna es una reinterpretación del mismo tema), se darán cuenta que los tramposos no quieren volver, justificándose en que es culpa de “la naturaleza humana”. Lo que aún no nos damos cuenta en forma masiva, es que los rezagados somos más, por lo que podemos y debemos inventar nuestro propio juego. Allá ellos, que sigan corriendo.


jueves, 30 de abril de 2015

Puentes entre lo público y lo privado





Con el incremento de la libertad individual, Chile experimentó un importante proceso de despolitización durante los 80s y 90s. Aunque hoy es posible apreciar una inversión de esa tendencia, aún es aislada y se concentra mayormente en Santiago.

Z. Bauman dice en su introducción de “En busca de la política” que, en el mundo, el incremento de la libertad individual puede coincidir con el incremento de la impotencia colectiva. En otras palabras, lo que observamos como una inversión en la tendencia a la despolitización es el incremento del descontento social, traducido en protestas, marchas, funas y aumento, en general, de los reclamos relacionados con la nula respuesta de las autoridades respecto a las problemáticas de grupos sociales. Esto también ha dado pie a la organización de civiles bajo denominaciones como ONGs, Fundaciones, Sindicatos, Colectivos Artísticos, Colectivos Ecológicos, Agrupaciones Caritativas, etc. 

Pese a esta prolífica generación espontánea-social de organizaciones, la tendencia de las problemáticas no se revierte, sino que se incrementan. Por si no fuera poco, la tierra se revela mediante erupciones, aludes y otros. Después de lo vivido con el terremoto del 27/F, la sensación generalizada es que nada cambió y todo sigue igual. Un poco más ordenadito, pero a lo imbécil.

Lo que vemos es que los puentes entre lo público y lo privado se han derrumbado o nunca han existido siquiera. No tenemos como sociedad un Ágora (citando a Bauman) donde se traduzcan los problemas privados en temas de política pública. Sino piensen en que debemos esperar 10 años para que la educación de párvulos sueñe con entrar en la carrera docente. Y no estamos hablando precisamente de un moco en el tema de la política educacional.

En una publicación anterior hablé de la oportunidad que representaba Populusaurio. Actualmente funciona como una reunión de asociaciones, similar a una expo novios, cada una de las cuales ha tendido un puente propio. Nota aparte, considero fundamental la labor de esas organizaciones y de otras que no participan en esta expo, individualmente no las puedo criticar.

La idea de esta expo es convocar a personas que no tienen puente propio, personas que andan buscando una causa que les dé sentido o bien que los ayude con su problema privado. Ya sea el agua, el techo, el aire, la educación, la salud. Cada persona en Chile debe lidiar con esos problemas sociales en forma privada y aislada de la sociabilización, aislado del ámbito público que podría darle solución a su problema particular.

Mi pregunta fundamental es la siguiente: si además del puente que cada organización tiene, se pudiera crear un segundo puente, nada más, solo uno adicional, anexado a cada organización. Uno llamado Coordinación. En principio, se requiere una motivación siquiera para propiciar la construcción colectiva de un nuevo puente. La colaboración recíproca hacia un objetivo común.

A mi juicio, todas las organizaciones de Populusaurio, así como tantas otras, se verían beneficiadas si la reforma educacional en proceso abordara cada uno de sus temas. Qué mayor impulso a la organización ciudadana tendríamos si los contenidos o la estructura pedagógica permitiera integrar todos los temas en una mira holística que permitiera a los niños, antes de la formación definitiva de opinión, acceder a temas como educación cívica, ecología, economía, sexualidad, religiones, ética, etc.

Voy a ser más claro, para que no quede duda de lo que quiero decir. Los niños no son estúpidos, no conocerán las palabras, pero perciben la violencia cotidianda, la de las noticias, la que ellos mismos reciben de sus pares o adultos en general. La mayoría de los padres cree que los puede aislar lo suficiente, pero cuando usted está viendo noticias sobre un robo, un incendio forestal descontrolado o boletas ideológicamente falsas, lo más seguro (si le importa el tema en cuestión) es que gesticule y termine su intervención con algo como “delincuente culiao”, “gobierno culiao”, “empresarios culiaos”. En general, seamos sinceros, el chileno medio quisiera que todos se fueran a la misma mierda.

Esto no es casual, porque mientras los medios y la sociedad hace eco de estos temas “públicos”, cada uno debe lidiar con sus propios problemas, sin ningún puto puente que cruzar.

Las organizaciones civiles, por su parte, solo son capaces de ver su propio puente. Convengamos en que no resulta sencillo levantarlos. Lamentablemente, el horizonte no es auspicioso. Yo veo dos posibles caminos principales (siempre habrá lo intermedio, por supuesto):

  1. Se establecerá una especie de mercado de puentes.
  2. Se generará una red de puentes de libre tránsito, donde se recupere la comunicación efectiva entre lo público y lo privado.

Z. Bauman es duro al señalar que “las personas que se sienten inseguras, las personas preocupadas por lo que puede deparar el futuro y que temen por su seguridad, no son verdaderamente libres para enfrentar los riesgos que exige una acción colectiva”. Si no le cree a Z. Bauman, pregúntese lo siguiente:

¿Por qué vemos paros de funcionarios de la salud, pero no de los pacientes?: Porque los primeros tienen un trabajo (aunque sea con malas condiciones) y los segundos tienen que estar a las 7 am en el consultorio para pedir una hora que no saben si lograrán obtener. ¡Por eso!
 
Fuente Imagen

lunes, 16 de marzo de 2015

El aborto en la sociedad moderna: reflexiones desde la política clásica de Aristóteles, Maturana y Benjamin





Este extracto es una cita de Hobbes, conocido al parecer como el padre de la política moderna, en este excelente artículo que recomiendo a cualquiera que le interese explorar los orígenes del pensamiento moderno.

Ahora, no se engañen, recién vengo a enterarme de esto. Estaba tratando de entender si mi forma de pensar se enmarcaba en alguna idea preconcebida, que me ahorrara tener que explicarla sin saber cómo.

Así, entendí que estoy del lado de los que creen que el ser humano es inherentemente un ser social, es decir, me inclino por la política clásica de Aristóteles. Soy una persona que intenta ser racional cuando se puede y toda la evidencia científica que encuentro hoy en día apunta a la importancia del vínculo materno en el desarrollo de una persona, es decir, nuestro lazo con el mundo comienza de la mano de otra persona y gracias a esa otra persona.

El primer vínculo, el más importante es de confianza y se basa en el amor diría Maturana. La naturaleza misma de la que venimos depende de la interacción y en el caso humano la discusión es si la cooperación es natural o somos egoístas y perseguimos nuestros propios fines al asociarnos (aquí pueden ver la respuesta usando a Darwin). Simon Sinek, un experto en liderazgo (algo tan de moda en los negocios), nos dice que los buenos líderes te hacen sentir seguro, por eso la gente es más feliz en entornos de confianza, hay menos depresiones y mayor optimismo (si, también más productividad señor avaro). Un asesor de empresas le dice a éstas que la competencia interna es mala y que debe fomentar la confianza y la cooperación (ver otra fuente), pero para eso debe demostrar (liderar) que le importan sus empleados y que no son fusibles descartables cada vez que la economía no anda según sus expectativas.

Volviendo al artículo, lo interesante de la discusión entre política clásica (Aristóteles) y modera (Hobbes), es que de alguna manera extraña, Hobbes se metió en el alma de la izquierda mundial y chilena, de acuerdo a este artículo de un sociólogo de la U. Central. A partir de la discusión sobre el aborto señala que la cultura individualista de la derecha (representada por Hobbes) se ha metido en la izquierda en la forma de pequeñas banderas sin un trasfondo social o comunitario, es decir, hoy en día el socialismo de izquierda le tiende al razonamiento individualista, si se le puede llamar razonamiento. ¿Es esto un oxímoron político o filosófico? ¿Se puede ser tanto socialista como individualista?

Hasta ahora al menos, y de acuerdo a lo expuesto previamente, no existe entre los bandos principales (pro-vida vs abortistas) un representante de izquierda, entendida esta como aquel que entiende a la sociedad como en la política clásica de Aristóteles.

Eliminemos todos los argumentos de ambos bandos y dejemos lo básico: derechos del individuo en pugna, quién vale más, la madre o el feto. Es una discusión filosófica interesante y posiblemente Hobbes haya escrito algo al respecto, pero no lo sé.

Lo que sí sé, es que a nadie (relevante) le interesa discutir sobre la clase de vida en sociedad que quisiéramos llevar. En la política moderna, es pecado tratar de conformar visiones comunes, porque le tenemos miedo al totalitarismo y desconfiamos del egoísmo del otro, por lo que no queda otra cosa que desprendernos de nuestros deseos utópicos de una sociedad clásica y meternos a fondo en todo lo que se llama modernidad.

Una visión pesimista, lo sé, pero creo que hay alternativas. Transformemos la discusión sobre el aborto en lo que realmente nos importa a los "clásicos", una discusión sobre el mundo al que llegan los niños, a la clase de sociedad que abandona a los niños en hogares tóxicos o que los mete en un sistema burocrático sin alma y sin rostro.

No importa quien gane, si la mujer o el feto, y seguramente no importará en el futuro salvo para los individuos involucrados. Gane quien gane, nuestra sociedad seguirá profundamente enferma, esquizofrénica a mi juicio, fomentando el logro individual a costa de ser levantado sobre los hombros de los oprimidos, parafraseando a Walter Benjamin.

No quiero que se me juzgue mal, no creo en las luchas revolucionarias y el alzamiento del proletariado (esas son las expresiones que se utilizan creo). Me parecen tan fascistas como el pensamiento de Hobbes o más bien de la derecha. El camino real a mi juicio es de cooperación y confianza, no el de lucha o confrontación. Y les guste o no, el primer paso deben darlo los "triunfadores" de nuestra sociedad moderna. Los oprimidos seguirán oprimidos mientras los "triunfadores" no dejen de mirarse el ombligo, embelesados con el reflejo de sí mismos.

Los "triunfadores" de nuestra sociedad moderna quieren vivir su alegría en guetos aislados, encerrados en sí mismos. Pero a la vez quieren dirigir al resto de la sociedad para que así puedan sostener su estilo de vida.  Egoísmo marca mayúscula que nos llevará a la extinción, lo más seguro.

No importa el enfoque de análisis que use, siempre llego a la misma conclusión: tendrá que ocurrir un milagro (que los ricos y poderosos salgan en conjunto de su cumpleaños infantil eterno), para que dejemos de depredar el planeta y juntos podamos crear una mejor sociedad, un mundo feliz utópico futuro que nunca alcanzaremos pero que siempre perseguiremos.