Yova era joven para los estándares de los dioses
(iluminados). En los últimos 3 mil millones de años, después de su
alumbramiento divino, Yova había servido a distintos maestros divinos sin
encontrar el propósito de su existencia. Cada maestro le entregaba su
particular perspectiva de la vida y la existencia, pero ninguna de estas
experiencias le mostraba lo que estaba buscando.
Su primer maestro le dijo un día –
- Yova, el primero de la última generación. Estás en
silencio, pero percibo que tienes algo que decir.
- Si Maestro, pero nadie sabe la respuesta a mi duda.
- Eso suele suceder, es parte de la naturaleza de la energía
que nos constituye. Alumbramos en forma de conciencia y poco a poco vamos
descubriendo nuestra naturaleza y propósito. Los primeros de nosotros nos
preguntamos cuál era nuestro origen durante eones, pero las siguientes
generaciones solo querían construir grandes cosas. Y lo hicieron. Todos
participamos de la era de la creación, gracias a ellos. Hoy disfrutamos del
estudio y el entendimiento de todo lo que sucede en La Obra, pero tu generación
no parece disfrutar de este conocimiento.
- Maestro, no entiendo cuál es mi propósito. La creación de
las leyes básicas que rigen a los universos es una obra hermosa, es La Obra. Su
estudio es muy interesante, todas esas propiedades emergentes a partir de unas
simples reglas básicas. Pero no está permitido jugar con ella.
- No es un juego, es el propósito de nuestra existencia.
Vivimos para entenderla y así apreciar la magnitud de su perfección.
- Puede ser la vida y existencia de las generaciones
pasadas… no de la mía.
- Entiendo tu desdén, la energía creadora de la cual estamos
hechos es poderosa en la juventud de nuestras conciencias. Deseas crear tu
propia obra, pero tampoco sabes qué es lo que quieres hacer o cómo hacerlo. Tal
vez si sirves a más Maestros puedas aprender algunas cosas que sirvan a tu
propósito, cualquiera que éste sea.
Así, Yova sirvió a los 7 Maestros de la Gran Reunión,
aquellos primeros nacidos que participaron de la era de la creación, y aprendió
cómo, a través del desarrollo de la conciencia, se formularon las primeras
leyes. Pero también se detuvo largo tiempo a entender de las fallas, los deseos
y las disputas que surgieron entonces. La Obra fue un esfuerzo mancomunado de
decenas de Maestros, no sin un gran esfuerzo para alcanzar la visión de los 7
Maestros.
Yova no entendía qué debía hacer. Le asombraba la formación
de nuevos universos, nuevas formas de materia y energía, pero tras millones de
años de ensayos y errores, las 7 leyes de la existencia eran el mejor resultado
de decenas de conciencias de los más grandes Maestros, entre ellos los 7 Iluminados.
Todos los Maestros tienen sus primeras creaciones a la vista, para observarlas
y aprender de sus primeros errores. La búsqueda de la perfección redundó en una
búsqueda de la esencia irreductible, el ingrediente primordial. Pero la barrera
estaba en no entender el propio origen de los Iluminados. El ingrediente
primordial existía en los Iluminados, pero no era eso lo que usaban para crear,
sino la conciencia que nacía en cada alumbramiento. Al entender esto, los 7
Maestros entendieron que el camino era trabajar juntos para reunir las piezas
de esta esencia irreductible, o al menos lograr emular su naturaleza impredecible
y creadora. Así, se crearon las leyes o compuestos de La Semilla, la fuente de
la creación, el mayor logro de la era de la creación.
La creación en cascada que nació de La Semilla fue la que
dio origen a La Obra. Grandes estructuras de diferentes universos, una
infinidad de posibilidades nacidas del potencial creativo encerrado en La
Semilla. Distintas y poderosas energías fluyendo y arremolinándose de infinitas
maneras. Una belleza de formas eternas y bordes infinitos.
Unicidad
Yova, ¿entiendes por qué se concibió la Ley de la Unicidad?
Sé qué base tiene, pero no entiendo por qué funcionó. Cada
Iluminado podría crear su propia semilla, en teoría, pero en cambio decidieron
trabajar juntos.
Durante eones no fuimos más que conciencias en la búsqueda
de conocer nuestra verdadera naturaleza, pero no fue hasta que comenzamos a
cooperar que nuestro potencial
creador apareció por primera vez. Eso marcó el fin de la era del despertar,
cuando los primeros maestros se reunieron para intercambiar sus experiencias y
aprendizajes adquiridos durante los miles de millones de años previos de
existencia, dentro de lo que llamamos El Dominio.
Diversidad
- Maestro, ¿es necesario que vaya a la reunión?
- ¿Por qué no quieres ir, Yova?
- No los conozco, no sé quienes son mis hermanos. ¿Qué se supone que aprenderé de esa reunión?
- Ya conoces el principio de diversidad. Con la conciencia vino la capacidad de crear, todos los
Iluminados la poseen. No sabemos cómo, pero creemos que es parte de nuestra
naturaleza. Cada uno de nosotros desarrolla una visión durante el despertar,
una formulación de ideas cuyas formas se arremolinan en forma de imágenes,
objetos, sensaciones y toda clase de posibilidades. La reunión de los primeros
maestros nos enseñó que cada uno de nosotros desarrolla una visión propia, que
tiende a divergir de las demás, mientras más tiempo dure el aislamiento. Es por
esto que la primera generación nunca pudo concebir la posibilidad de La Obra.
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