miércoles, 10 de diciembre de 2014

Chopra vs Dawkins ¿Se puede hablar de conciencia de la materia?



(recomiendo adelantar video para saltarse la larga introducción del presentador. Paciencia con la traducción)

Chopra habla en este debate de la conciencia en forma equivalente a lo que yo entiendo por autopoiesis, pero aplicado a átomos. Fuerte... veamos...

La vida es por definición autopoiética, es decir, se reconoce a sí misma y se diferencia de su entorno, gracias a que puede percibirlo y responder en consecuencia. Se establece una relación circular con el medio. Llevar esa definición a los átomos es bastante atrevido, pero formalmente podría llegar a tener razón... habría que darle unas vueltas al asunto.

Por una parte, la teoría de autopoiesis comenzó referida a organismos vivos (aparato conceptual que permite explicar la organización de los seres vivos), ya sean unicelulares o inteligentes como nosotros. Pero si hablamos de otras organizaciones de materia, entonces cabría preguntarnos ¿Un átomo se diferencia de su entorno? ...Si, pero... si pierde un electrón entonces muere?... Sigue siendo el mismo pero diferente?... Se puede replicar a sí mismo?... creo que esta última podría zanjar el asunto y la respuesta sería no. Sin embargo, podemos cambiar la perspectiva gracias a la famosa ecuación de Einstein y ver que los átomos son también energía.  Si le creemos a la ley de conservación de la energía, podemos afirmar que la energía no se crea, sino que solo se transforma. Saltémonos mientras tanto el vacío cuántico.

Entonces, podríamos suponer que es la energía la que posee la facultad de adoptar diferentes formas (materia), como una especie de célula madre primordial, ya que en el Big Bang no existía materia, sino pura energía, hasta que se "rompió" la simetría y aparecieron las fuerzas de la naturaleza. Pero también podemos decir que no todas estas formas que adopta la energía son autopoieticas (con capacidad de reproducirse), o no todas son conciencientes, en la acepción más popular del término.

Si fuese así como lo deduzco, entonces la autopoiesis o la conciencia podrían ser perfectamente una propiedad emergente (o dos) de la energía misma (argumento a favor de Dawkins). Pero esto no contradice a Chopra en que existe una propiedad autorganizativa en la materia (o en la energía), lo cuál a mi juicio es lo que redunda en el surgimiento de la vida y la conciencia (a mi parecer aquí hay un punto a favor de un universo con propiedad fractal). Es decir, se podría decir que la sustancia básica (desconocida aún) del universo tiene la facultad de autoorganizarse y reconocerse a sí misma, en algún punto de una espiral de estructuras autorganizadas cada vez más complejas. Ese es el hecho más asombroso de todos, según se puede deducir de lo que explica Neil deGrasse Tyson (en 3 minutos).

Chopra acierta en este sentido en definirse a sí mismo y sus componentes como parte y consecuencia del universo. Pero sea con propósito o no (Chopra dice que el universo tiene un propósito o conciencia), a fin de cuentas tenemos ante nosotros una sustancia desconocida. Esta sustancia posee dentro de sus propiedades, la de expresar (en el eje temporal) organizaciones cada vez más complejas, hasta el punto de desarrollar una conciencia de sí misma. El átomo solo sería una estructura que está cerca del tiempo igual a cero (t=0). Esta afirmación se sustenta únicamente en mi definición de conciencia, por lo que es importante tener en cuenta esto.

Creo que preguntarse por qué existe la conciencia es lo mismo que preguntarse por qué existen las fuerzas de la naturaleza. Aquí hay al menos dos posibles respuestas esgrimidas por pensadores antiguos:

1. Porque alguna clase de Dios o conciencia superior tuvo o tiene el propósito de que existan.
2. Nosotros percibimos las leyes pero no sabemos si esa es la realidad, es decir, no podemos asegurar que nuestra conciencia perciba una realidad concreta, o que tal vez solamente percibe algo relativo a nuestra facultades de percepción, pero el resto es desconocido ("¿en qué medida la realidad es fruto del sujeto o lo es con independencia de él?" Ver enlace). El descubrimiento de la materia oscura fue un hecho que debió dejar atónitos a los físicos. Tendrían que andar con los ojos más abiertos.

Una tercera nueva respuesta que se está masticando actualmente en la academia es:

3. Existe conciencia porque es una propiedad o ley de la naturaleza (ver).

Esta última no invalida la primera, por lo que seguirá existiendo una ardua batalla entre la fe y la razón. Sea cual fuere, en ambos casos el mecanismo es a través de una sustancia-energía-materia con propiedades autoorganizativas. Si alguna vez quisiéramos investigar el origen del universo, yo apuntaría a entender esa sustancia fundamental. Creo que encajaría bien este concepto en las teorías asociadas al Multiverso (universos paralelos infinitos). Imagino esos infinitos universos como el contorno infinito de un fractal.

Algunos científicos creen que el ser humano es la especie cumbre de la evolución. A mi juicio, es la conciencia la cumbre de la evolución (y varias especies homo la tuvieron junto con nosotros), pero hoy en día nos hemos dado cuenta además que la conciencia es algo más que una mente abstracta y racional. Somos una especie predominantemente social, es lo que nos hace tan invencibles tal vez.

Existen estudios que señalan que el establecimiento de relaciones sociales cada vez más complejas está correlacionado con el mayor tamaño del neocórtex. Entre las especies de primates que tienen neocórtex, la humana es la que tiene el mayor de todos. Ahí podríamos tener la expresión física o material del aumento de complejidad del universo.

¿Por qué nuestra sociedad es tan compleja hoy, comparada con la de nuestros padres? ¿Sería correcto  pensar que nos dirigimos hacia relaciones cada vez más complejas? Con los estimulos del mundo moderno, nuestros IQ son mucho mayores que los de nuestros abuelos, lo cual representa un salto asombroso en muy pocos años, si me preguntan (vean TED, es muy revelador). Y es esperable que los estímulos en las próximas décadas siga creciendo en forma asombrosa.

De todas formas puede ser demasiado tarde para alcanzar a ver nuevas especies humanas debido a un posible aumento del neocórtex. Nos queda poco planeta para logralo. Asimov (en los años 40!) pensaba que tal vez la única manera de salvarnos, para que nuestra especie "madure", es expandiéndonos por la galaxia. Si logramos expandirnos, es probable que en miles de años tengamos varias especies de humanos dando vueltas.



viernes, 21 de noviembre de 2014

Los 3 pilares sobre los que se sustenta una buena educación

Una nueva charla de Ken Robinson, donde expone los desafíos de la educación gringa y la compara con Finlandia. Es ilustrativo ver que el problema educacional no es exclusivamente chileno, sino que potencias como USA también cometen los mismos errores. Vea los 3 pilares sobre los que se sustenta una buena educación y ya podrá empezar a opinar sobre calidad en la educación con toda propiedad.




El hecho más impactante

¿Cuál es el hecho más impactante con el cual te podrías encontrar un día cualquiera?... Tal vez Neil deGrasse Tyson, el conductor de la nueva serie Cosmos pueda sorprenderte... o tal vez ya lo sabías, pero te habías puesto a pensar realmente en ello?





Enlace original (posee substítulos en español)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Es la conciencia un elemento fundamental de la naturaleza?

... Son solo unos instantes de reflexión... pero pueden hacer la diferencia?

Nota: Si tienen problemas con el tamaño de la pantalla les recomiendo ir directo al enlace de sitio: http://www.ted.com/talks/david_chalmers_how_do_you_explain_consciousness?language=es



miércoles, 5 de noviembre de 2014

Muerte de las ideologías en el caldo hirviente del dogma libertario




Les dejo extractos (de su conclusión final) de un excelente artículo publicado en Letras Libres titulado "Nuestra era ilegible", donde desde una perspectiva histórica del pensamiento político, trata de explicar cómo es que las ideologías - que hoy persisten en la política local  entre izquierda y derecha- son solo ilusiones dentro de una era que ya no posee ideologías, pero si un dogma muy potente: la libertad individual. Mientras tanto, la izquierda y la derecha están tratando de combinar este dogma con sus visiones particulares del mundo, pero sin acertar.

Si hoy en día queremos avanzar hacia un mundo en paz, la utopía última y más general de todas, simplemente no sabemos qué hacer con aquellos que piensan diferente. A nivel mundial el problema son los gobiernos totalitarios, mientras que a nivel local nos debemos enfrentar con posiciones políticas totalitarias.

Sin saber qué hacer por el momento, creo que compartir esta columna es un buen comienzo.

Fuente de la imagen
*   *   *  * * ****** (comienzan los extractos) ****** * * * *  *  *  *



La liberación social que se inició en los años sesenta en algunos países occidentales encuentra menos resistencia entre las élites urbanas educadas de casi todas partes, y ha surgido una perspectiva cultural, o al menos un cuestionamiento. Esta visión tiene como axioma la primacía de la autodeterminación individual por encima de los lazos sociales tradicionales, se muestra indiferente hacia asuntos de religión y sexo, y siente a priori la obligación de tolerar a los otros. Desde luego, han surgido poderosas reacciones contra esta perspectiva, incluso en Occidente. Pero fuera del mundo islámico, donde los principios teológicos aún conservan autoridad, cada vez hay menos objeciones que persuadan a la gente que no tiene esos principios. La reciente e increíblemente veloz aceptación de la homosexualidad, e incluso del matrimonio homosexual, en tantos países occidentales –una transformación de la moral y las costumbres tradicionales que carece de precedentes históricos– dice más sobre nuestro tiempo que cualquier otra cosa.

Nos dice que esta es una era libertaria. Esto no obedece a que la democracia esté en marcha (en muchos lugares se halla en retroceso), o a que las munificencias del libre mercado hayan llegado a todos (tenemos una nueva clase de pobres), ni se debe a que ahora seamos libres para hacer lo que nos plazca (sobre todo porque resulta inevitable que los deseos entren en conflicto). No, la nuestra es una era libertaria por omisión: se han atrofiado las ideas o creencias o sentimientos que silenciaban la exigencia de una autonomía individual. No se dio ningún debate público ni se tomó votación alguna al respecto. Tras el fin de la Guerra Fría, simplemente nos encontramos en un mundo en el cual cada avance del principio de libertad en una esfera lo hace avanzar en otras, lo queramos o no. La única libertad que estamos perdiendo es la libertad de elegir nuestras libertades.

No a todo el mundo le gusta esto. La izquierda, sobre todo en Europa y en América Latina, quiere limitar la autonomía económica por el bien público. Sin embargo, de entrada rechaza los límites legales de la autonomía individual en otras esferas, como la vigilancia y la censura en internet, que también podrían servir al bien público. Esa izquierda quiere un ciberespacio sin controles en una economía controlada: una imposibilidad tecnológica y sociológica. En China, Estados Unidos o en cualquier otro lado, a la derecha le gustaría lo contrario: una economía permisiva con una cultura restrictiva, lo que, a la larga, también constituye una imposibilidad. Estamos como el hombre a bordo de un tren que avanza a gran velocidad y quiere detenerlo tirando del asiento de enfrente.

La sencillez dogmática del libertarismo explica por qué quienes de otro modo tendrían muy poco en común pueden suscribirlo: son fundamentalistas del small government en la derecha estadounidense, anarquistas de izquierda en Europa y América Latina, profetas de la democratización, absolutistas de las libertades civiles, cruzados de los derechos humanos, evangelistas del crecimiento neoliberal, hackers renegados, fanáticos de las armas, fabricantes de pornografía y economistas de la Escuela de Chicago en todo el mundo. El dogma que los reúne está implícito y no requiere explicación; es una mentalidad, un estado de ánimo, una conjetura: lo que antes se llamaba, sin afán peyorativo, un prejuicio.

Históricamente a los estadounidenses siempre se les ha dado mejor vivir la democracia que entenderla. La consideran un derecho de nacimiento y una aspiración universal, no una forma excepcional de gobierno que durante dos milenios fue descartada porque se consideraba ruin, inestable y potencialmente tiránica. En general no están conscientes de que, en Occidente, la democracia pasó de considerarse un régimen irredimible en la Antigüedad clásica a uno potencialmente bueno apenas en el siglo XIX, para luego convertirse en la mejor forma de gobierno después de la Segunda Guerra Mundial, y en el único régimen legítimo hace apenas veinticinco años.

La profesión estadounidense de la ciencia política adolece de la misma amnesia. Durante la Guerra Fría, los académicos, convencidos de la bondad absoluta y única de la democracia, abandonaron el estudio tradicional de las formas no democráticas de gobierno, como monarquía, aristocracia, oligarquía y tiranía, y en vez de eso se dedicaron a distinguir regímenes en una sola línea que iba de la democracia (bueno) hasta el totalitarismo (malo). El juego académico se convirtió entonces en saber dónde colocar, a lo largo de esa línea, todos los demás Estados “autoritarios”. (¿La España de Franco estaba a la derecha de la Indonesia de Suharto, o al revés?) Esta forma de pensar ha dado pie a la ingenua suposición de que, tras la caída de la Unión Soviética, los países de forma natural comenzarían a hacer “transiciones” para pasar de la dictadura y el autoritarismo a la democracia, como atraídos por un imán. Esa confianza se ha evaporado y nuestros politólogos han visto que muchas cosas desagradables pueden crecer bajo el manto de las elecciones. Pero aún quieren aferrarse a su pequeña línea y escriben artículos sobre autoritarismo electoral, autoritarismo competitivo, autoritarismo de clan, pseudodemocracias, aparentes democracias y democracias débiles. Y, para tener cubiertas todas las bases, también escriben sobre “regímenes híbridos”.

Sin duda la gran sorpresa en la política mundial desde el fin de la Guerra Fría no fue el avance de la democracia liberal sino la reaparición de formas clásicas de gobierno no democrático disfrazadas de modernas. La disolución del Imperio soviético y la “terapia de choque” que siguió produjeron nuevas oligarquías y cleptocracias que tienen a su alcance herramientas innovadoras de financiamiento y comunicación. El avance del islam político ha colocado a millones de musulmanes, que representan una cuarta parte de la población mundial, bajo un gobierno teocrático más restrictivo. Tribus, clanes y grupos sectarios se han convertido en los actores más importantes en los Estados poscoloniales de África y Medio Oriente. China ha vuelto a traer el mercantilismo despótico. Cada una de estas formaciones políticas tiene una naturaleza distintiva que debe entenderse en sus propios términos, no como una forma menor o mayor de la democracia in potencia. El mundo de las naciones sigue siendo lo que siempre ha sido: una pajarera.

Pero la ornitología es complicada y la promoción de la democracia parece mucho más sencilla. A fin de cuentas, ¿no todos los pueblos quieren estar bien gobernados y que se les consulte sobre los asuntos que les afectan? ¿Acaso no anhelan seguridad y un trato justo? ¿No quieren escapar a la humillación de la pobreza? Pues bien, la democracia liberal es la mejor forma de lograr todo eso. Ciertamente, esa es la visión de los Estados Unidos, compartida por muchas personas que viven en países no democráticos. Pero eso no significa que entiendan las implicaciones de la democratización ni que acepten el individualismo social y cultural que de manera inevitable trae consigo. Ningún pueblo se ha vuelto tan libertario como el estadounidense. Valora bienes que el individualismo destruye, como la deferencia a la tradición, el compromiso con un lugar, el respeto a los mayores, las obligaciones con la familia y el clan, la devoción por la piedad y la virtud. Si ellos y nosotros creemos que se puede tener todo a la vez, entonces, ellos y nosotros estamos muy equivocados. Estas son las rocas sobre las cuales, una y otra vez, se estrella la esperanza de una democracia.

La cierto es que, durante el lapso de nuestra vida o la de nuestros hijos y nietos, miles de millones de personas en el mundo jamás vivirán en una democracia. Eso no se debe solo a la cultura y a las costumbres establecidas. Hay que sumar divisiones étnicas, sectarismo religioso, analfabetismo, inequidad económica, fronteras nacionales absurdas, impuestas por las potencias coloniales... la lista es larga. Sin Estado de derecho y una Constitución que se respete, sin burocracias profesionales que traten a los ciudadanos imparcialmente, sin la subordinación de los militares al poder civil, sin órganos reguladores para asegurar la transparencia en las transacciones económicas, sin normas sociales que alienten el compromiso cívico y el cumplimiento de la ley: sin todo esto es imposible una democracia liberal moderna. De modo que, cuando pensamos en las no democracias de hoy, la única pregunta posible sería: ¿cuál es el Plan B?

Nada refleja más la bancarrota del pensamiento político actual que nuestra falta de voluntad para plantearnos esta pregunta, que para la izquierda huele a racismo y para la derecha apesta a derrotismo (y a las dos cosas para los halcones liberales). Pero si las únicas opciones que podemos imaginar son la democracia o le déluge, excluimos la posibilidad de mejorar los regímenes no democráticos sin intentar transformarlos por la fuerza (al estilo norteamericano), o esperando en vano (al estilo europeo) que los tratados de derechos humanos, las intervenciones humanitarias, las sanciones legales, los proyectos de las ong y los blogueros con sus iPhones representen una diferencia duradera. Estas son las características del absoluto delirio que caracteriza a nuestros dos continentes. El próximo Premio Nobel de la Paz no debería recaer en un activista de derechos humanos o en el fundador de una ong, sino en un pensador o en un líder que desarrolle un modelo de teocracia constitucional que dé a los países musulmanes una forma congruente pero limitada de reconocer la autoridad de la ley religiosa y que la haga compatible con el buen gobierno. Esto sería un auténtico logro histórico, si bien no necesariamente democrático.

Por supuesto, nunca se otorgará ese premio, y no solo porque esos pensadores y esos líderes no existen. Reconocer tal logro requeriría abandonar el dogma de que la libertad individual es el único o, incluso, el mayor bien político en todas las circunstancias históricas y aceptar que los trade-offs son inevitables. Esto significaría aceptar que, si existe un camino de la servidumbre a la democracia, largos tramos estarán pavimentados por la no democracia, tal y como ocurrió en Occidente. Empiezo a sentir cierta simpatía por aquellos oficiales norteamericanos que llevaron a cabo la ocupación de Afganistán e Iraq hace diez años y, de inmediato, empezaron a destruir los partidos políticos y los ejércitos existentes, y las instituciones tradicionales de consulta política y de autoridad. La razón más profunda para este colosal error no fue la hubris norteamericana ni su ingenuidad, aunque hubo mucho de eso. La verdad es que no tenían otra forma de pensar alternativas a esta precipitada y, al cabo, engañosa democratización. ¿Adónde tendrían que haber acudido? ¿Qué libros habrían tenido que leer? ¿En qué habrían tenido que apoyarse? Lo único que sabían era la directriz primordial: redactar nuevas constituciones, establecer parlamentos y oficinas presidenciales y, luego, convocar a elecciones. En efecto, tras todo esto llegó el diluvio.

La edad libertaria es una era ilegible. A diferencia de los antiguos maestros pensadores, ha engendrado un nuevo tipo de hubris. Nuestra arrogancia consiste en creer que ya no tenemos que pensar profundamente o poner atención o buscar conexiones, sino que lo único que tenemos que hacer es aferrarnos a nuestros “valores democráticos” y a nuestros modelos económicos y tener fe en el individuo y todo saldrá bien. Al presenciar desagradables escenas de embriaguez intelectual, nos hemos convertido en abstemios satisfechos de sí mismos, distanciados de la historia e incapacitados ante los desafíos que ya se están dando. El fin de la Guerra Fría destruyó cualquier rasgo de confianza en la ideología que pudiera quedar en Occidente. Pero también parece haber destruido nuestra voluntad de entender. Hemos abdicado. El dogma libertario de nuestro tiempo está embrollando nuestras organizaciones políticas, nuestras economías y nuestra cultura y nos ciega a todo esto porque hace que seamos menos curiosos de lo que somos por naturaleza. El mundo que estamos haciendo con nuestras propias manos está tan alejado de nuestra mente como el más remoto agujero negro en el espacio. Alguna vez sentimos nostalgia por el futuro. Hoy tenemos amnesia del presente. ~



miércoles, 22 de octubre de 2014

Los supuestos de la Teoría Económica Neoclásica, que define que la naturaleza del ser humano es egoísta y racional, son falsos

Quinta publicación del Convenio con el Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso

Científicos encuentran base genética del “altruismo” que desmentiría teoría económica en que se funda el capitalismo

Martin Reuter y sus colegas de la Universidad de Bonn, mediante experimentos, concluyeron que los supuestos de la Teoría Económica Neoclásica, que define que la naturaleza del ser humano es egoísta y racional, son falsos. Pero no solo eso. También descubrieron bases genéticas del altruismo, la justicia y reciprocidad. Estos resultados confirman que lo que actualmente se enseña en las facultades económicas del mundo no constituyen "verdad científica".
Experimentos:
#1
Imagine, por ejemplo, lo siguiente: Usted le entrega una cantidad de dinero a una persona y luego le ofrece la posibilidad de enviar cualquier suma de este dinero a un tercero. El tercero es un desconocido y ambos sujetos nunca se verán las caras. La predicción que haría un economista típico es clara: el humano es racional y egoísta, por tanto no le enviará ningún peso. Sin embargo, cuando este experimento se ha efectuado, la mayor parte de las personas envía algo de su dinero. Esto contradice las predicciones de la teoría y muestra que existe un significativo grado de altruismo en la conducta humana.
#2
La predicción es que un agente que busca sólo maximizar sus utilidades aceptará cualquier oferta mayor a €0, porque recibir cualquier suma de dinero es mejor que recibir nada. Sin embargo, la gente no actúa de ese modo: en general, un Rosamel que recibe una cantidad de dinero muy inferior a la mitad del monto del que dispone Elber rechazará la oferta, quedándose ambos con €0. Piense un momento en la conducta de Rosamel: él está incurriendo en un costo (dado que decide perder dinero) por castigar una repartición que considera injusta. Estos experimentos muestran que no todo es racionalidad y egoísmo, sino que también motivaciones tales como el altruismo, el malestar ante la desigualdad y la justicia son importantes en la conducta humana.
En resumen, los autores muestran dos cosas: 1) que, para la mayor parte de los sujetos, lo justo que les parece una distribución de dinero es más importante que el dinero mismo y 2) que existen bases genéticas para éstas conductas.
#3
En los ’90s se comenzaron a desarrollar paradigmas experimentales para comprobar si somos realmente “egoístas”, como el Juego del Dictador y el del Ultimatum, además del “Juego de la Confianza”, en el cual, mediante una dinámica similar a los anteriores (incluyendo el anonimato y el hecho de que todos los sujetos interactúan solo una vez con su compañero de experimento), se pueden cuantificar variables como confianza y reciprocidad. Los resultados son bastante consistentes en que en todas las culturas y en todos los rangos etáreos, sea cual sea el monto invulucrado, los sujetos suelen “confiar” el 60% del dinero que tienen disponible, mientras que los sujetos a quienes se les ha confiado dinero usualmente manifiestan conductas de reciprocidad. En estos tres juegos se ha encontrado, además, que existen bases genéticas que podrían estar a la base de conductas de altruismo, confianza, justicia y reciprocidad.



viernes, 3 de octubre de 2014

Lalo Parra en la Mano

Sandwish Lalo Parra
(Receta para 4)

Relleno:
300 g Pernil cocido
100 g Queso chanco mantecoso
4 Aceitunas
Merkén a gusto

Churrasca:
3 Tazas (de 200 ml) de harina
3/4 Taza leche (puede usar agua si no tiene o no quiere leche)
1/2 cucharada (tamaño te) Sal
1 cucharada (tamaño te) de polvos royal o bicarbonato

Para el güergüero: Una botella de buen tinto.

Preparación:

Primero, pique las aceitunas. Siempre se olvidan.

Esta receta se puede hacer en casa y se recomienda comenzar por las churrascas. Las proporciones son aproximadas, por lo que se recomienda añadir la leche de a poco, con el fin de que la masa adquiera la consistencia que le permita amasarla. En un bol añada la harina, la sal y los polvos. Revuelva y comience a añadir la leche (ojalá tibia) poco a poco hasta que la masa se vea bien hidratada, pero no pegagosa. Si se pasa, añada más harina. Amasar por 5 minutos y luego dividir la masa en 4. Hacer bolas con la masa y luego aplastar hasta que el espesor no sea superior a aproximadamente 1 cm. Esto facilita que usted pueda hacer las churrascas en el tostador. EN el campo habitualmente se hacen en el brasero o en una parrilla, pero en el tostador tambièn funciona. Haga las 4 churrascas y guárdelas envueltas en un paño para que conserven el calor.

Cuando esté haciendo la última churrasca (en el tostador podrá hacer de 1 a 2 cada vez, por el tamaño), caliente un sartén. Idealmente, se recomienda un wok por la facilidad de manejo, pero si no lo tiene, use su mejor sartén, caliéntelo durante 1 minuto y luego incorpore el pernil picado en pequeños trozos. No recomiendo aceite, ya que el pernil y el queso lo poseen en abundancia, pero cada receta se puede ajustar al gusto del consumidor. Saltee el pernil hasta que vea que se dora (mientras le recomiendo que comience a abrir las churrascas) y entonces añada el queso picado en trozos, junto con el merkén. Revuelva hasta que se derrita el queso. En este punto, a mi me gusta servir caliente, por lo que llevo las churrascas abiertas a la mesa, junto con el sartén y permito que los comensales se sirvan a gusto.

Ponga las aceitunas picadas en la mesa e invite a sus comensales que le pongan un poco a su sandwish, pero solo un poco, porque las aceitunas son demasiado dominantes de sabor.

Notas del cocinero (este pechito):

1. El queso es fundamental en esta receta. Usted puede elegir el queso que más le guste, incluso de cabra, pero debe cumplir un requisito fundamental: debe derretirse sin hacerse agua, como ocurre con los quesos chanco de mala calidad. En este sentido, es mejor usar gauda, que un mal chanco.

2. Una vez que aprenda esta receta, juegue cambiando la carne de pernil por otra de su gusto. También puede cambiar el aliño, si es sensible a lo picante, por ejemplo, incorporando las aceitunas al sartèn en vez de servirlas a parte.

3. Si no tiene ganas de hacer las churrascas, compre el pan. Sea cretivo... el pan italiano es ideal, pero también lo es una hallulla fresca.

3. Tómese el tinto, la experiencia será mucho mejor entre bocados, debido a los intensos sabores de los ingredientes.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Poesía, Supertición y Magia




En esta excelente columna "Superstición: Potencia Ocura", se describe la particular visión de Octavio Paz sobre el mundo, a través de su pensamiento mágico, creyente de las casualidades y el azar, encuanto a aquello que configura nuestra vida.

A continuación les dejo un extracto de lo más significativo del artículo... para masticar.

"La superstición, la potencia oscura, es vestigio de los tiempos en que la poesía aún no se desmembraba en filosofía y religión. Con los románticos, (Octavio) Paz crea una liturgia poética que subsane “la ausencia del mito” con “el mito colectivo adecuado a nuestra época” que postuló Breton. Como su maestro en Arcane 17, rubrica su aspiración a una poesía que “encarne” lo imprevisto de la misma forma en que vivir es estar atados a lo imprevisible. Paz practica esa fe y se subordina al mandato de sus lenguajes paralelos: la inspiración, el azar, la superstición, concordancias con el poder del misterio ante la tiranía de la razón: el poeta es el oficiante y el guardián de un conocimiento diferente."

"En la superstición residen “los restos de una sabiduría perdida [...] que no es del todo incompatible con las creencias modernas”, como dice en su ensayo sobre otro poeta de potencia oscura, López Velarde. Glosa una idea que Jules Monnerot fortaleció en un libro que intrigó a los surrealistas, La poésie moderne et le sacré (1945), pues el sociólogo reconocía algo sabido en las cofradías de los poetas: la poesía es el último reducto vivo de la magia, “la creencia nocturna en la eficacia del deseo”. Para Monnerot, poesía, magia y religión –que conviven con la ciencia, la filosofía y la organización social– preservan el ámbito de lo sagrado, una forma diferente de estar, y constituyen una defensa necesaria ante “la hegemonía del principio de realidad”. La poesía “c’est un état-autre”, escribe Monnerot, idea que anticipa el “Hay un estar tercero” con que iniciará la parte final de Pasado en claro."

"Muchos años después del combate, el viejo Paz se pregunta si aquella remota cabeza de muerto tenía algo que decirle a las mujeres, y a él, que estaba entre ellas:"
                               "¿Hay mensajeros? Sí,
cuerpo tatuado de señales
es el espacio, el aire es invisible
tejido de llamadas y respuestas.
Animales y cosas se hacen lenguas,
a través de nosotros habla consigo mismo
el universo... ~"
Fuente Imagen


jueves, 26 de junio de 2014

Hay cosas que no pasan de moda, simplemente son así

No siendo católico ni cristiano, no puedo negar que fui educado dentro de esa cultura. Al escuchar como Felipe Berríos se refiere a la iglesia, no puedo sino estar de acuerdo. Y aunque describe a la perfección el caso chileno, la verdad es que pasa lo mismo, con mayor o menor intensidad, en todos los países latinoamericanos. Una jerarquía de la iglesia que busca sostener el statu quo en vez de movilizarse en favor de los más pobres, denunciando la desigualdad, combatiendo el odio. Una jerarquía desconectada de los sacerdotes de "terreno" y contaminada por la cultura del consumo.

Y el problema no termina ahí, porque la crítica es extensible a los grupos de poder de cada país. Al criticar su ignorancia y su empeño por el consumo como único fin, le hinca el diente al problema más difícil de solucionar, salvo si confiamos en los jóvenes, como él señala. Solo el tiempo dirá.

Un gran tipo este sacerdote.




viernes, 30 de mayo de 2014

Música Chilena Vol. 1

No sé que tiene Javiera Mena... pero me gusta. Debe ser que el electro pop o dance pop no la describe en absoluto. Estamos acostumbrados al pop gringo, pero esto es diferente, más sustancioso se podría decir. A mover las caderas con la lola o el lolo... o solit@... y qué tanto?

viernes, 2 de mayo de 2014

El papel de la literatura

 

"El papel de la literatura, puesto que el hombre es obviamente un ser histórico, es crear un modelo de una era contemporánea que comprenda pasado y futuro, también un modelo de la gente que viva en esa era."

Orson Scott Card citando a Oe


Fuente de la imagen

domingo, 27 de abril de 2014

Sobre el anarquismo

"Siempre es problemático “biologizar” una conducta ética y, más aún, relacionarla con una conducta política aprendida (como lo es el anarquismo): ¿o acaso se nace anarquista? Esa vía para universalizar posturas o valores es la misma vía biopolítica que subyace a la subjetivación que imponen el capitalismo y la moral cristiana (como propone el artículo). Detrás de la denuncia de tales verdades políticas (aunque concuerdo que no es meramente política, como argumentas) no se encuentra una verdad más evidente ni real (una política más verdadera y con una ética realmente universal, como crees): la rebeldía y lo contestatario no requiere de un terreno ético universal para expresarse, basta su contraposición a lo instituido o impuesto desde el acto mismo de oponerse (que es de naturaleza también política, no universal)."

Comentario de Esteban en este artículo.

viernes, 18 de abril de 2014

Big Bang


 Solución de almidón y agua bajo la influencia de vibración sinusoide (ref).


Existe evidencia de la existencia de materia y energía oscura, pero no se conoce su origen o naturaleza, hasta donde sé. También se conoce la existencia de agujeros negros supermasivos y que podría existir alguna relación con el origen de las galaxias, pero nada concluyente. Mi pregunta es más bien una hipótesis. ¿No sería posible que en el origen del universo, así como existen zonas frías hoy en día y zonas calientes (galaxias, cúmulos, etc), también se hayan producido aglomeraciones tales que produjeran agujeros negros, sin el paso previo (paradigmático) de una estrella supermasiva o incluso varias, previamente formadas? 

Recientemente leí sobre las supernovas 1A y que su existencia evidenciaba o provocaba (no sé bien el término correcto) que el universo se expandía cada vez más rápido. Luego pensé en ese extraño fenómeno de la inflación cósmica y si ese fenómeno podría estar relacionado con la formación de agujeros negros en una etapa más temprana de la supuesta hasta ahora.

Me intriga el asunto de la materia y la energía oscura - ¿Tiene sentido? – Por una parte está la materia y energía que percibimos sin instrumentos, la cual es el constituyente básico de las cosas “observables”. Inclusive hemos detectado partículas que no están normalmente entre nosotros, por ejemplo, dentro de un acelerador de partículas. Algunos aceleradores poseen antimateria que mantienen almacenada y que fue “creada” para realizar colisiones. De pronto, aparece una materia oscura que se encuentra totalmente apartada de la materia ordinaria o percibida, con propiedades ajenas a cualquier otra cosa que conozcamos. ¿Cómo es posible que con un origen común en el Big Bang, la materia total se separara en dos unidades sin relación, sin propiedades comunes, salvo la gravedad? 

Si existieran hoyos negros desde el mismísimo origen del universo, entonces ¿cómo luciría su entorno hoy en día? Con tanto tiempo para alimentarse, ¿sería posible que una enorme vecindad entorno a hoyos negros gigantes pareciera inmune a la radiación electromagnética?

Uno tiende a imaginar el Big Bang como una esfera en expansión, pero bien podría ser como un líquido estimulado por vibraciones, donde las puntas y depresiones podrían indican materia libre y materia comprimida, respectivamente. 

Vean lo que pasa con el agua a distintas frecuencias en este enlace. La variedad de patrones en increíble y el estudio que se realiza es muy interesante.


jueves, 17 de abril de 2014

Identidad y Cognición



Imbricación fundamental entre identidad y cognición
Extractos (cursivas) y análisis (ennegrecido) de una conferencia de Varela.




La autopoiesis trata el tema del organismo como sistema vivo mínimo, caracterizando su modo básico de identidad. Esto es, propiamente hablando, trata el tema a un nivel ontológico: el acento recae sobre la forma en que un sistema se convierte o deviene en una entidad distinguible, y no sobre su composición molecular específica y configuraciones históricas contingentes.

Para Varela, la autopoiesis se aplica directamente en el campo de la biología, por lo que sus ejemplos rondan este campo. Sin embargo, la aplicación del concepto puede extenderse a otros sistemas autónomos y autoreplicantes.

La autopoiesis pretende capturar los mecanismos o procesos que generan la identidad de lo vivo, y servir, así, como distinción categorial de lo vivo frente a lo no-vivo. Esta identidad equivale a una coherencia auto-producida: el mecanismo autopoiético se mantendrá a sí mismo como unidad distinta mientras su concatenación básica de procesos se mantenga intacta en presencia de perturbaciones, y desaparecerá cuando se enfrente a perturbaciones que superen cierto umbral de viabilidad, lo cual dependerá del sistema bajo consideración.

La elección del sistema es la puerta para abordar otras “identidades”, por decirlo de alguna forma. Bauman cita a Nicklas Luhmann como el sociólogo que acuñó la noción de autopoiesis dentro de su disciplina, en su libro “Modernidad Líquida”. Este es un ejemplo de otras disciplinas que pueden enriquecerse con esta dialéctica propuesta originalmente por Maturana y Varela.

Me parece que esta causalidad recíproca (propiedad de la autopoiesis, similar al principio de recursión organizativa de los sistemas complejos) hace mucho para evacuar la oposición mecanicismo/vitalismo, y nos permite movernos a una fase más productiva de identificación de diferentes modos de autoorganización en los que lo local y lo global se encuentran explícitamente entrelazados gracias a esta causalidad recíproca. La autopoiesis es un inmejorable ejemplo de este tipo de dialéctica entre el nivel de componentes locales y el todo global, unidos en relación recíproca a través de los requerimientos constitutivos de una entidad que se auto-separa de su entorno. En este sentido la autopoiesis, como caracterización de lo vivo, no cae en los extremos tradicionales tanto del vitalismo como del reduccionismo.

Un modo de aclarar la especificidad de la autopoiesis es pensar en su auto-referencialidad como aquella organización que mantiene la propia organización como invariante. Toda la constitución físico-química está en flujo constante; el patrón se mantiene, y solamente a través de su invarianza puede determinarse el flujo de los componentes que lo realizan.

Para mantener esa invarianza, el organismo vivo debe transformar su entorno para diferenciarse de él. El mismo acto de respirar es un ejemplo (de la biología) de transformación del entorno, que se produce en el individuo u organismo autopoiético, permitiéndole permanecer como tal en dicho entorno.

En resumen, esta permanente e implacable acción sobre lo que falta (esa característica o propiedad del entorno que se debe transformar para permitir la existencia del organismo) se convierte, desde el lado del observador, en la continua actividad cognitiva del sistema, que está a la base de la inconmensurable diferencia entre el entorno en el que el sistema es observado, y el mundo en el que opera el sistema.

En su propio origen esta actividad cognitiva[r1]  resulta paradójica. Por un lado la acción que da lugar a un mundo es un intento de restablecer un acoplamiento con un entorno que desafía la coherencia interna a través de encuentros y perturbaciones. Pero estas acciones, al mismo tiempo, demarcan y separan al sistema de su entorno, dando lugar a un mundo diferenciado.

Indudablemente la vida escala en complejidad[r2]  y el sistema analizado puede estar constituido por un grupo de seres autopoiéticos, a su vez. Este aumento de la complejidad también debiera impactar en la complejidad de la capacidad cognitiva del sistema.

El término cognitivo posee dos dimensiones constitutivas: en primer lugar su dimensión de acoplamiento, esto es, una unión con su entorno que permite su continuidad como entidad individual; en segundo lugar —forzando el lenguaje, lo reconozco— su dimensión imaginaria, es decir, el excedente de significatividad que una interacción adquiere, desde la perspectiva de la acción global del organismo.

En el desarrollo de este concepto, Varela señalaLa lógica fundamental del sistema nervioso es la de acoplar movimientos con una corriente de modulaciones sensoriales, de una forma circular”.

Solo en la fluidez del acople, se podría generar la capacidad de movimiento. Parece paradójico, cuando se entiende el movimiento como dirigirse en la dirección “deseada”. La intencionalidad del movimiento parece chocar con la idea de un acople, entre el entorno y el organismo. 

Sin embargo, la cognición de sistemas complejos no es la suma de las cogniciones de sus componentes. Las propiedades emergentes y la capacidad de autogeneración producen ramificaciones que bien pueden perdurar o no, dependiendo de su acople con el entorno.

El foco está en el acople, me parece. Ese movimiento debe ser correlativo al entorno, lo cual no implica necesariamente una causalidad ni una dirección o vector preferencial o exclusivo. 

Frente a lo que suele ser habitual, me gustaría enfatizar desde el comienzo el situacionismo de esta neuro-lógica: el estado de activación de los sensores viene dado, la mayoría de las veces, por los movimientos del organismo. En gran medida, la conducta es la regulación de la percepción. Esto no excluye, por supuesto, perturbaciones independientes que vienen del entorno. Pero lo que  típicamente se describe como “estímulo” en el laboratorio, una perturbación que es deliberadamente independiente de la actividad presente del organismo, es menos pertinente (fuera del laboratorio) para entender la biología de la cognición.

Las dinámicas neuronales que subyacen a una tarea percepto-motora, es un asunto de redes, un sistema bidireccional, altamente cooperativo, y no un una secuencia paso a paso de abstracción de información.

El foco está en la cooperación, me parece. Visto en un nivel tan complejo como una red neuronal, la bidireccionalidad de la interacción es fundamental, a mi entender, para la entender la cognición de sistemas más complejos aún, sin que esto cierre el paso a otras propiedades emergentes que no visualizamos.

Entonces, acople y cooperación son dos buenos conceptos para pensar en la cognición. El acople fluido será aquel donde la cooperación exista, por lo que me atrevo a decir que la cooperación es un principio superior al acople, en cuanto tenemos una complejidad creciente.

Es interesante observar que dentro de un sistema autopoiético, parece inevitable la aparición de sistemas autopoiéticos internos, en un proceso inevitable de aumento de la complejidad, lo cual resulta casi obvio de decir si damos por cierta nuestra evolución desde organismos unicelulares.

Ahora, pensemos por un momento en un movimiento social como un organismo vivo, nacido en el “caldo de cultivo” de una sociedad cada vez más grande y compleja. Estamos viendo el nacimiento de un nuevo organismo, llamado movimiento social, en este caldo de cultivo primordial. Un símil a la teoría de la aparición de la vida en el mar.

Pensemos ahora qué es el entorno donde los movimientos sociales (organismos) nacen, en ese caldo primordial.

Nuestro entorno hace 100 años era nuestra ciudad o nuestro país. Un movimiento social puede ser de tantas personas como se quiera, pero mayor que uno. Hace 100 años podíamos generar movimientos concertados, como un “gran” organismo, solo hasta donde nuestras comunicaciones llegaran (en un tiempo razonable a la velocidad de los acontecimientos).

Hoy, nuestra capacidad de comunicarnos a largas distancias y en forma instantánea es el caldo de cultivo de esta modernidad líquida, como la define Bauman. Este caldo de cultivo es totalmente diferente al que teníamos hace 100 años.

Otro elemento que acompaña a esta globalidad, de esta expansión del entorno, ha sido el crecimiento explosivo de la población y el aumento del consumo de recursos naturales.

Hoy se podría decir que el ser humano ha detenido el aumento de complejidad en la naturaleza “viva”, siendo quizás el principal contribuyente a su desaparición. Lo curioso es el aumento correlativo de la complejidad social e intelectual. Ya hemos creado máquinas autoreplicantes y el camino sigue su rumbo hacia la inteligencia artificial. Nota aparte, creo que Asimov fue un visionario, un creador de realidad y un intérprete de los peligros que enfrenta nuestra especie.

Podemos pensar en la sociedad humana  y sus relaciones como un ecosistema opuesto, antimateria del ecosistema que llamamos naturaleza (y de la cual el ser humano hace milenios que se siente superior). Dos sistemas autopoiéticos en contraposición. Esto implicaría, si estoy en lo cierto, que necesariamente debe existir un sistema autopoiético que contenga a la naturaleza y a la sociedad humana (o uno de ellos se destruirá por haber excedido al umbral de perturbación posible, y dada a la interdependencia entre el sistema autopoiético y su entorno ,irremediablemente el otro sistema también desaparecerá “ó” se producirá la simbiosis entre los sistemas).

Volviendo a esta suerte de aparición de un organismo en el caldo primordial de la modernidad líquida, es evidente que algunos lo logran y otros no. ¿Por qué?

La pregunta pretende ir a entender cómo se genera (el límite que define el sistema autopoiético como un ente independiente de su su entorno, pero que depende de este) la membrana qué permite el intercambio con el entorno, cómo se transmite la información internamente, cómo se produce la cognición, cuál el mecanismo de acople y si el nivel de complejidad permite una cognición sistémica, un movimiento fluido del organismo en su entorno.

Este potencial sistema autopoiético llamado movimiento social debería al menos considerar “…su dimensión de acoplamiento, esto es, una unión con su entorno que permite su continuidad como entidad individual…”






 [r1]http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-92272001000400004&script=sci_arttext

 [r2]http://www.publicacions.ub.edu/revistes/phonica7/documentos/731.pdf