martes, 26 de enero de 2010

La imagen desteñida de la Concertación después de 20 años



Mucho se ha hablado acerca del significado de un gobierno de derecha en Chile, después de más de medio siglo sin una elección democrática y con 17 años de dictadura militar entre medio, donde la derecha tuvo la oportunidad de crear una constitución a la medida, pro mercado, pro exclusión de las minorías políticas y ciudadanas, entre otros defectos.

Con la elección de Piñera como presidente, en las pasadas elecciones, la crítica a la y desde la Concertación ha abordado varios frentes, dentro de los cuales se encuentra la "legitimización del modelo" por parte de la Concertación. La pregunta es por qué, después de 20 años de gobierno, seguimos con el mismo modelo de desarrollo, por qué ha aumentado la brecha de ingresos entre el primer y último quintil, por qué la educación es una de las peores del mundo en cuanto a sus resultados internacionales. Pienso que la pregunta debería ser ¿por qué nos preguntamos esto?

¿Es en realidad la Concertación lo que creemos que es? El paradigma siempre ha sido que la Concertación está en contra del modelo económico heredado de la dictadura, que desea más regulación del mercado, más protección social (¿el tío permanente?). Pero la Concertación es una amalgama de distintos grupos e intereses políticos, es cierto ¿Es Bachelet y Lagos, entonces, la alternativa más progresista y de izquierda de la Concertación?

Se ha logrado mucho, quien lo niegue por favor no siga leyendo, pero dichos avances ¿Le entregan las herramientas a las personas para avanzar, para ser dueños de su propia vida?

La modificación de la normativa General de Urbanismo y Construcciones (noticia aquí), firmada por la ministra de Vivienda y Urbanismo, Patricia Poblete, y por Edmundo Pérez Yoma, indican que la Concertación ha decidido cuál es su prioridad en materia de desarrollo país: El crecimiento económico es prioritario por sobre la calidad de vida de una comunidad. Esta modificación permite que la Termoeléctrica de Campiche pueda funcionar, a pesar del fallo de la Corte Suprema en contra de su operación. Los vecinos, organizados, impulsaron una batalla judicial que finalmente ganaron, por conservar su ya contaminado medio ambiente en sus actuales condiciones. El gobierno decidió que el fallo del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) era una mala señal para los inversionistas y arregló su propio error pasando por sobre las personas. ¿Esto es lo que Bachelet llama progresismo?

El caso de las salmoneras es similar, en el sentido de que la Concertación repite en la zona costera lo que hoy critican algunos dentro de este bloque respecto al Código de Aguas. Al permitir que las salmoneras puedan hipotecar sus concesiones (renovables indefinidamente según la ley), lo que hace la Democracia Cristiana y Camilo Escalona es entregar Bienes Nacionales de Uso Público a los bancos, privatizando las zonas marinas de dichas concesiones (noticia aquí).

El paradigma que hemos estado sosteniendo los últimos 20 años debe mostrar su verdadera naturaleza, su origen de lucha política legítima en tiempos de crisis. Sin embargo, un nuevo movimiento debe surgir si realmente queremos un país para las personas, que crea en un desarrollo sustentable de verdad y que crea en la libertad de las personas como un bien invaluable. No dudo que dentro de la Concertación exista gente que pueda aportar, pero hoy día dicho bloque político no tiene un proyecto País y si interpretamos sus gobiernos pasados y actuales como reflejo de su proyecto, veo que no me representa en los fundamental, en la forma de ver a la sociedad y la labor de los políticos para con la gente. No hay imagen que no se destiña en 20 años ni prioridades que se sostengan tanto tiempo.

Quiero que el quintil más rico pague proporcionalmente los mismo impuestos que paga hoy el quintil más pobre.
Quiero decidir como quiero vivir mi vida, respetando al prójimo, y no que otra moral me sea impuesta.
Quiero una sociedad menos consumista.
Quiero menos farándula en la televisión y más contenido.
Quiero participar en cómo se desarrolla la ciudad: no quiero más autos y si más bicicletas y parques.
Quiero independencia para las regiones.
Quiero que los inversionistas extranjeros paguen un impuesto por explotar nuestros recursos naturales.
Quiero que termine la subcontratación explotadora que hoy existe.

Y tú ¿Qué quieres?


(imagen extraída de aquí)

miércoles, 20 de enero de 2010

El progre chilensis

"En los años 40, el diseñador Mauricio Amster describió a Chile como "la Melipilla del universo". Una frase iluminada, llena de realidad y repleta de absurdo, como lo son las grandes verdades. Esa Melipilla cósmica que atraviesa el alma nacional nunca ha desaparecido del todo y es lo que hace cojear las ortopedias de modernidad en lo macro y en lo micro, insuflándola de contradicciones, de obras a corto plazo, de causas miopes y discursos inconsecuentes. Una autopista subterránea junto a un río utilizado como cloaca a tajo abierto (río Mapocho); un sistema de concesiones carreteras paralelo a una línea ferroviaria fantasma (con un excesivo parque automotriz que obliga a la construcción de más autopistas urbanas); una industria del salmón con un auge tan feroz como su derrumbe; un sistema de transporte público con el GPS de los Picapiedras (transporte público es para los pobres dijo un funcionario del MOP). Una ciudad llena de farmacias para expoliar a las mayorías estresadas y endeudadas. Son los ejemplos Infra de una realidad Macro que no es del todo fu ni del todo fa."

Óscar Contardo
Revista El Sábado
Sábado 16 de Enero 2010
(vea el artículo original completo aquí)
(En rojo: notas de exclusiva responsabilidad de este blog)

lunes, 18 de enero de 2010

El Buen Desalojo

Después no se puede decir que nadie se dio cuenta de lo que pasaría: Primer presidente electo de derecha en más de medio siglo.

“Los jóvenes idealistas derrotados por Pinochet hace 35 años, que recuperaron la democracia hace 18, son hoy los viejos retrógrados que le están devolviendo el poder a la derecha. Para la mayoría de la cúpula de la Concertación el tema de la gestión y el control de las instituciones sencillamente no está en su ADN”

"La calidad profesional y formación de sus funcionarios importa mucho menos que la lealtad política"

Artículo El Buen Desalojo, por Mario Waissbluth.
Revista Poder
28/Marzo/2008

Descargar artículo completo aquí

viernes, 15 de enero de 2010

Progresismo

Oscar Ermida, Nueva Sociedad n° 211
ISSN: 0251-3552

"parece inevitable identificar la distribución de la renta y la inclusión social como objetivos ineludibles del progresismo (las derechas pueden hacer asistencialismo, pero difícilmente avancen en la redistribución; además, tarde o temprano, la desigualdad que les es ínsita deriva, especialmente en el mundo en desarrollo, en exclusión social). De tal modo, un gobierno progresista no podría ser calificado como tal si mantiene o profundiza la concentración de la renta y otras desigualdades, aun cuando en el sistema de relaciones laborales muestre una preocupación por la protección del trabajador y la promoción de sus organizaciones"

Si nos ceñimos a esta definición, es indudable que la Concertación a querido ser progresista y lo ha logrado en algunos aspectos, pero en otros muy relevantes ha fracasado, por lo cual, aunque los líderes son progresistas, los gobiernos no.

Las responsabilidades son compartidas, sin embargo. Por una parte, los progresistas, en su mayoría representados por la Concertación, no ha tenido la fuerza de iniciar los cambios que se requieren, como el fortalecimiento de la educación (Gracias a Educación 2020 y los movimientos secundarios), la reforma tributaria (Gracias MEO), etc.

Por otra parte, el mundo conservador, a través de sus alcaldes y parlamentarios de derecha y DC, la iglesia católica, protestante, etc. , ha insistido en negar el acceso libre e igualitario de los ciudadanos a derechos reproductivos (píldora, condón), derechos sobre patrimonio común (parejas homosexuales), representatividad (binominal). También a permitido la concentración de la riqueza (derechos de agua, negar reformas tributarias como el royalty por mucho tiempo y aprobado a medias (casi un chiste)).

En resumen, caballeros asumamos nuestras posturas ideológicas, nuestras responsabilidades y sigamos avanzando.

Aquellos que gritan, llorán, acusan, niegan. Todos son responsables de este Chile. No es la concertación, no es la derecha... somos todos.

(mensaje lo publiqué originalmente aquí en el mensaje n° 42)

CARTA AL PRÓXIMO PRESIDENTE ELECTO

CARTA AL PRÓXIMO PRESIDENTE ELECTO

Estimado Presidente:

Entendemos que en un gobierno de 4 años no se la podrá jugar por todos los
temas. Congreso pareado, municipales en medio, elección estrecha; será
difícil. Por ello deberá escoger un par de temas para arriesgar su capital
político y recursos fiscales. Escoja la educación.

Lo pedimos a nombre de los 150.000 escolares que egresan cada año sin
entender lo que leen y que, si rindieran todos la PSU, obtendrían menos de 450
puntos, lo que equivale en una escala de 1 a 7, a obtener un 1 o menos.

Le pedimos esto también por prosaicas razones. Según estudios del National
Bureau of Economic Research de USA, la explicación más nítida del rezago en
el crecimiento de América Latina es el componente cognitivo. La correlación
a nivel mundial entre inequidad de ingresos e inequidad educativa es altísima.

Le pedimos que priorice en su gobierno un tema sin resultados a corto plazo. El
SIMCE y la PSU no van a variar significativamente en su período, por lo que
algún asesor, comprensiblemente, le va a sugerir que se vaya por la
cosmética, que no compre peleas, que gaste plata fácil y que arriesgue por
otro lado. No caiga en esa tentación. Hay formas para demostrar resultados.
Ud. puede dejar instalada la reforma educativa y se lo aplaudiremos a rabiar.

Antes de tres meses, puede echar a andar sin problemas varios de los 16 temas
de la Agenda Inmediata de Educación2020: por ejemplo una de las llaves
maestras es un programa ambicioso de formación, remuneración, certificación
y concursabilidad seria de directivos escolares. Lo mismo se puede decir
respecto a las dos puntas de la carrera docente: mejores incentivos para
buenos estudiantes de pedagogía, y mejores remuneraciones inmediatas a los
maestros que ya han demostrado su excelencia. Una evaluación urgente del
impacto del sistema de subvención preferencial.

En este año, Ud. debiera amarrar la reestructuración de la institucionalidad y el
financiamiento de los sostenedores de la educación pública. Sin sobresimplificaciones, con fórmulas flexibles y pruebas piloto. El apuro nos podría
dejar con una solución peor que la actual.

Asimismo, Ud. debiera enfrentar la madre de todas las negociaciones: la
legislación de Carrera y Estatuto Docente. No se trata únicamente de ver
cuánto gana un profesor de tal nivel ni cómo se le evalúa. El paquete es más
complejo, incluye atribuciones de los directivos, ingreso a la carrera,
eliminación de flagrancias, negociado a su vez con bonos de retiro y jubilación
digna para profesores. Gran desafío político y financiero.

Ojala durante el primer trimestre le ponga al país 6 metas cuantitativas para el
2014, honradas pero no tan pobres, que indicarán claramente si la reforma
está en marcha.

Algo así como: 1) 75 % de los alumnos ingresando a carreras
de pedagogía sólidas, provenientes del quintil superior de resultados de la
secundaria, 2) dos estudiantes ingresando a carreras técnicas debidamente
acreditadas por cada universitario, 3) tres mil directores de alto liderazgo en
escuelas vulnerables, 4) 50% de los profesores, los de mejor desempeño, con
una remuneración total al menos 50% superior a la actual, 5) 70% de aumento
en una revisada subvención preferencial, extendida a enseñanza media, y 6)
Un sistema de acreditación de la educación superior riguroso.

No le pedimos SIMCE, PSU, o PISA. Si logra estos indicadores intermedios, la
reforma estará en marcha y Educación 2020 estará buscando otros horizontes.
Mientras tanto lo molestaremos harto, con respeto y con independencia.

En nombre de Movimiento Ciudadano Educación 2020, 62.600 adherentes.
Firma
Mario Waissbluth
Coordinador Nacional

jueves, 14 de enero de 2010

Las opiniones se las lleva el cable

No sé si es mi impresión, me estaré haciendo más viejo y por lo tanto más duro en mis opiniones, pero siento que el mundo se polariza, que las personas no miden sus opiniones y que éstas solo tienen el valor de un instante, de presionar algo, de molestar a los demás o son convicciones carentes de una visión más global. ¿Tan encerrados estamos en nosotros mismos?

Vean esta columna del Historiador Chileno Gonzalo Rojas:


Me produce conflictos esta columna. De acuerdo con la falta de rigurosidad académica del colegio. De acuerdo con el rol de la Universidad. Pero la constelación de argumentos es confusa. Que yo sepa, todas las Universidades tienen hoy en día, marihuana, carrete, impuntualidad, patudez, el "supuesto" stress, etc. Pero prácticamente nadie toma o fuma en la hora de clases ni cuando debe estudiar o hacer trabajos (salvo en arte y filosofía y no olvidemos la famosa campana de Gauss... hay de todo en la viña del señor). No se puede ni debe mezclar la vida personal con la "social".

Por otra parte, es evidente que los jóvenes van contra la autoridad, es parte del crecimiento, de la naturaleza humana. Lo estúpido es que la autoridad tome una posición confrontacional.

La lucha por lo que creen justo es más loable que el respeto a la autoridad, especialmente cuando esta tiene demostrados antecedentes de falta de RIGUROSIDAD en su labor como proveedor de educación.

Por último, las personas no estudian siempre para ser el más inteligente y sabio, algunos lo hacen para facilitarse el sustento y darse especios personales de crecimiento y esparcimiento en otras esferas, lejos de sus estudios formales. Para eso sirven los fines de semana. A eso algunos le llaman CALIDAD DE VIDA.

jueves, 7 de enero de 2010

(Felizmente) Casada con problemas

Por Elizabeth Weil, The New York Times (Fuente).

I
Tengo un buen matrimonio. Podría ser mejor. Pero en general nos va bastante bien. La idea de mejorar nuestra unión me vino una noche en la cama. Mientras estaba acostada, me empecé a preguntar por qué yo no me estaba aplicando con la misma dedicación que en otros campos de mi vida al proyecto de ser una esposa. Como la mayoría de mis pares, me había preocupado del colegio, las amistades, el trabajo, la salud, criar a mis hijos. Pero en esta área crítica, el matrimonio, todos solíamos evadirlo. Quería entender por qué. No quería aceptar esto. ¿Por qué tanta pasividad? ¿A qué le tememos todos?

Cuando tenía 20 años pensaba que las personas hacían su propia suerte. Parte de la suerte en la que creía que me hice se personificó en Dan, un encantador, apuesto surfista y escritor que conocí tres días después de haberme mudado a San Francisco. Once años después tenemos dos hijos, dos trabajos, una casa, un arrendatario, una extensa familia. ¿Íbamos a ser descuidados con cómo estaba funcionando nuestra relación?

Así que decidí preocuparme de mi matrimonio, trabajar para mejorarlo, mientras aún lo sentíamos fuerte. Nuestras dos hijas, que ahora tienen 4 y 7 años, ya no necesitaban tanto de nosotros, nuestras carreras se habían estabilizado; habíamos logrado tener nuestra propia casa. Viéndolo de una manera crítica, podría decirse que tenía miedo a sentirme estancada, pero positivamente, que tenía energías para Dan otra vez.

II
Pero, ¿Cómo empezar? ¿Cómo debiese ser un mejor matrimonio? ¿Más feliz? ¿Íntimo? ¿Estable? ¿Con menos peleas? ¿Mejor sexo? ¿Fortalecernos como equipo? ¿Conversaciones más intrigantes? Nuestro objetivo y cómo alcanzarlo aún no estaba muy claro.

El último sábado de primavera, fuimos a Mill Valley para asistir a unas clases de educación de pareja. En círculos más académicos, la educación de pareja es conocida como un programa de "prevención", una admisión implícita de que para el tiempo en que la mayoría de las parejas llegan al paso siguiente -la terapia- es demasiado tarde. Las clases están basadas en la optimista idea de que tú puedes aprender a tener un mejor matrimonio. Nosotros nos inscribimos en un curso de 16 horas repartidas en dos sábados llamado "Dominando los misterios del amor". Las clases enseñan a los estudiantes cómo conversar en pareja, o mejor dicho, cómo dejar las escaramuzas del tipo veamos-quién-gana-retóricamente, que eran tan típicas en nuestra casa. Trabajar la destreza para conversar es un ejercicio que requiere una forzada empatía. Una persona comienza hablando de sus sentimientos. La otra persona luego valida esos sentimientos, repitiéndolos de vuelta.

A mediodía, Dan y yo nos sentamos en un sillón para conversar acerca de "pequeños desacuerdos". Entre nuestras peleas más recurrentes estaban cuánta energía y dinero debíamos destinar a la afición de Dan por cocinar. Poco tiempo después de tener a nuestra primera hija, Hannah, Dan y yo comenzamos a tener la misma conversación todas las noches: ¿quieres ver a las niñas o prefieres cocinar? Yo siempre escogí las niñas, y ahora, siete años después, Dan es un excelente, compulsivo y prolífero chef. Gastamos más en comida que en nuestra propiedad. Sí, comemos bien. Muy bien. Pero ésta era una alegría momentánea. Durante las cuatro horas que cocinaba Dan, yo tenía que atender a nuestras cada vez más hambrientas, cansadas e inquietas hijas, y preocuparme del dinero.

Durante nuestras clases, siguiendo las técnicas de conversación, la distancia emocional entre nosotros en este asunto parecía estar a punto de colapsar. Le decía a Dan, y luego él me repetía: "El caos realmente te está molestando". Después Dan me decía, y yo repetía: "La comida es una parte muy importante de la familia".

Esa tarde, mientras hablábamos de esta manera seria y abierta, sentí que una barrera cayó en nuestro matrimonio. La intimidad comienza cuando la persona expresa sentimientos reveladores, y a su vez, el otro responde con apoyo y empatía, y se logra cuando la primera persona se siente entendida, validada y cuidada. Esto no es nuevo. Pero en los días y noches que siguieron el curso, nuestra intimidad creció. Nunca habíamos considerado que nuestros torneos verbales eran para protegernos de sentimientos incómodos. Claramente lo eran. De vuelta a casa, a la mañana siguiente, me encontré diciéndole a Dan una serie de historias anti-heroicas de mi niñez, historias que nunca le había contado, supongo que por inseguridad.

Durante las semanas siguientes, incluso nuestro sexo se volvió más íntimo, más abierto y natural. Después me sentí nuevamente con ganas de retraerme. Me encantaba la idea de sacar afuera mis emociones escondidas y ver también qué pasaba con las de Dan. Me gustó por un tiempo. Pero Dan tiene una personalidad más fuerte y extrovertida que yo. Temía que, en nuestra intimidad, yo fuese la dominada.

Algunos días, después de noches de intimidad, me levantaba e iba a la cocina queriendo pretender que esto nunca había sucedido. Dan acariciaba mi cintura, pero yo me alejaba. Mientras trabajábamos para mejorar nuestro matrimonio, me encontré apartando a mi marido de mí. Había empezado nuestro proyecto pensando que mientras más cerca estuviésemos, mejor. Pero resulta que no fue así, por lo menos para mí.
Unas semanas después fuimos a una terapia psicoanalítica de pareja. En el camino acordamos no remecer demasiado fuerte las bases de nuestra relación.
Holly Gordon, nuestra psicoanalista, no estuvo muy de acuerdo con nuestro plan. "Para sacarle el máximo de provecho a su tiempo aquí necesitamos que hablen acerca de sus insatisfacciones, algo que quieran mejorar", nos ordenó. Me sentía más confiada en que pudiéramos construir un mejor matrimonio, pero menos en que nuestras personalidades individuales pudieran cambiar. La terapia de pareja, para mí, era parecida a la quimioterapia: útil, pero tóxica.

III
Todo esto se hizo evidente el pasado verano cuando tuvimos la peor pelea de nuestro matrimonio. En ese momento, estábamos en la casa de mis papás, a una hora al noreste de San Francisco. Más que por la comida, más que por los niños, peleábamos por los fines de semanas, en particular, cuántos fines de semanas de verano pasar ahí. Me gustaba el lugar: soleado, los abuelos cuidando de los niños, además podían nadar. Dan lo detestaba, describiéndolo como "un complejo de golf totalmente aburrido en que tu mamá alimenta a nuestros niños con dulces para el desayuno y en el cual se me prohíbe totalmente cocinar".

"¿Cuán lejos quieres que llegue esto?" Dan me gritó el último domingo. "¿Quieres que nos divorciemos para que puedas seguir pasando fines de semanas con tu mamá?".

El martes siguiente, cuando entramos a la oficina de Holly, sentía la certeza de que ella estaría de mi lado: claramente, las comunidades de golf son esnob, pero la familia es mucho más importante. Por otra parte, yo lidiaba más con las niñas, y dejaba a Dan libre con sus locuras en la cocina. Así que esto es lo que obtenía yo.

Holly no estuvo muy de acuerdo conmigo. "Pareciera como si tú crearas estos pequeños enclaves de racionalizaciones: 'Cedí todos los otros frentes, así que tengo el derecho a no ceder en este". Ella tenía razón. Me sentía con el derecho.

"Pero eso representa un problema para Dan. Porque él siente que no es tomado en cuenta".

Dan se animó. "Todos mis miedos se volvieron a hacer presentes. Tengo un verdadero temor a ser un apéndice en esta familia, y que la verdadera familia de Liz sea ella y su madre, y que yo haya sido sólo el donante de esperma. Que estaría bien si yo desapareciera. Cambiaría muy poco las cosas".

"¿En serio?" pregunté. No podía creer que Dan pensara que mi principal relación era con mi madre. Quería saber si él lo sentía así en general o sólo en esas semanas. Dan me dejó claro que cualquier ruptura en nuestra monogamia afectaba el todo. Me pregunté si mejorar mi matrimonio tenía que significar que debía apartarme del mundo. Quería ganar fuerzas de mi matrimonio, eso estaba suficientemente claro. En muchas formas lo hacía. Dan tenía fe en mí, y eso me ayudaba a tener fe en mí misma. Pero claramente le debía a Dan constancia y consideración. Nuestro matrimonio necesitaba ser un lugar para que él también se sintiera fuerte y protegido.

Cerca del final de la sesión, Holly preguntó qué podría ocurrir si abandonaba mis racionalizaciones, si aceptaba una monogamia más completa. Dije que me sentiría vulnerable, "como un corazón palpitante pero sin caja torácica".

IV
Desde que comenzó el proyecto, Dan había estado esperando sólo una cosa: la terapia sexual. Sobre esto tengo una buena y una mala noticia: mejorar el sexo en nuestro matrimonio era mucho más fácil de lo que se podía imaginar, y el proceso de hacerlo nos hizo querer vomitar.

Antes de esto, Dan y yo estábamos teniendo sexo regular, en todo sentido: un par de veces en la semana, y no era terriblemente inventivo. Como en muchas áreas de nuestra vida, habíamos encontrado un punto estable que bien satisfacía nuestros deseos, y nos habíamos mantenido ahí. Pero ahora imaginé a Dan como una persona más libre, capaz de hacer cualquier cosa en cualquier momento. Ahora estaba teniendo los mismos sentimientos de anticipación que tenía a los 20.

Esto es muy bueno, ¿cierto? Un mejor matrimonio implica sexo más apasionado. Pero hasta el momento he descubierto un problema: mejorar mi matrimonio en un área a menudo causa problemas en otro. Más intimidad significa menos autonomía. Más pasión implica menos estabilidad. Pasé mucho tiempo sintiéndome mal por esto, particularmente que el mejor sexo me hiciese retraerme.

Cuando nos conocimos, Dan estaba lidiando con los traumas de un tórrido romance con una mujer emocionalmente sádica y sexualmente ególatra. Ella le dijo cosas crueles a él: él me dijo cosas ofensivas a mí ("¿Por qué me besas así?"). No fue el comienzo perfecto para un matrimonio. Nunca me pude sacudir la sensación de que mi rol en la vida de Dan era ser quien le daba sexo estable y convencional. Nunca discutimos sobre esto. Sólo tuvimos un sexo agotadoramente normal, año tras año tras año.

Ahora, en la oficina de nuestra terapeuta, Betsy Kassoff, nuestros asuntos fueron puestos sobre la mesa. Dan comenzó siendo muy exhaustivo: "Cuando tenía 15 años estaba saliendo con una chica..." No puedo decir cuán enormemente cansada estaba de escuchar sobre las ex novias de Dan. ¿Podríamos no volver a discutir esto otra vez? Peores cosas vinieron. Como que Dan y yo no solíamos hablar mientras teníamos sexo. Y tampoco teníamos contacto visual. "Y, ¿qué pasó con el lado más oscuro, más agresivo de la sexualidad del que hablabas en tus primeras relaciones?", Betsy preguntó a Dan. "¿Podrías decir que te ha sido más difícil incorporar esas partes de ti mismo a esta relación?".

Betsy trabajó delicada y eficientemente, como una enfermera curando una herida. Las capas de nuestra vida erótica seguían cayendo. Admití que me sentía encerrada en nuestro sexo excesivamente convencional y me molestaba que, en el contexto de nuestro matrimonio, Dan supuestamente tuviera un importante historial sexual mientras yo no tenía ninguno. Dan posteriormente admitió sus fantasías acerca de mis amores pasados, sus miedos a que ellos hubiesen accedido a partes mías que para él estaban cerradas. A pesar de nuestros nueve años de matrimonio, ¿podía nuestra vida sexual estar todavía bajo la influencia de ex parejas a quienes ya no hablábamos o ni siquiera deseábamos? El solo pensarlo me puso furiosa y nauseabunda.
Cincuenta minutos después, Dan y yo estábamos en la calle, evasivos y confundidos. Luego volvimos a nuestra casa y resolvimos nuestros problemas, por lo menos al principio. No quiero sonar como esa gente que alardea de su vida sexual, pero tuvimos un sexo excelente. Una vez que nos probamos que no estábamos equivocados de habernos casado -que podíamos tener una vida erótica con el otro tal como lo habíamos tenido con otros antes- los efectos colaterales comenzaron. Un día Dan encontró una caja con fotos antiguas en el subterráneo y las trajo pensando en mostrarles cómo era yo cuando joven a sus hijas. La caja incluía fotos que tenía guardadas de ex novios, fotos que Dan comenzó a lanzar, para gran diversión de las niñas, a través de la habitación.
"Recuérdame nuevamente ¿por qué invitaste tantas ex parejas a nuestro matrimonio?", Dan me preguntó a las seis de la mañana. Ninguno de los dos pudo dormir. "También, hasta ese momento me habías dicho que sólo te habías acostado con dos de ellos. Sólo supe después con el tiempo que lo habías hecho con otros también. ¿Qué estaba pasando? ¿No estabas completamente lista para renunciar a tu pasado? ¿Inmadurez? ¿Autoprotección? ¿Estás disfrutando tener un historial sexual también?". El interrogatorio duró por días. ¿Por qué no le había contado a Dan que había dormido con xxx? Mentí 11 años para evitar el peso de tener que decirle a Dan la verdad, que yo no estaba de acuerdo con que supiese todos los detalles de mi vida sexual antes de él. Pero ahora Dan era mi esposo y eso tenía que cambiar.

V
¿Cómo es un buen matrimonio? ¿Cuán bueno es suficientemente bueno? Según muchos expertos, el "buen matrimonio" está caracterizado por la capacidad de que ambos sean capaces de seguir creciendo, además de que éste les proporcione la fuerza y la valentía requerida para enfrentar el mundo.

Al final, me quedé con esta visión del matrimonio, sentí que tuvo lógica haberme esforzado por ello. Tal vez la perversidad que todos sentimos en la idea de esforzarnos por el matrimonio -la razón por la que pocos de nosotros lo hacemos- proviene de un malentendido sobre la meta. En los primeros años, tomamos el matrimonio como un medio para cumplir nuestros sueños: conseguimos la pareja, incluso hasta una casa, y para ponerle fin a la soledad, tener hijos. Pero seguimos expectantes de que el matrimonio cumpla todos nuestros deseos -brindarnos una felicidad infinita o pasión o intimidad o la estabilidad que ansiamos tener- y que nuestra unión esté medida por su capacidad de satisfacer esos anhelos, es simplista, incluso humillante.

Durante los meses que Dan y yo trabajamos en nuestro matrimonio, luchamos, nos molestamos, nos disputamos por nuestras posiciones. Dan se enojó conmigo; yo me distancié de él. Aprendí cosas de mí misma y de mi relación con Dan que me había esforzado fuertemente en no saber. Pero mientras miraba a Dan dormir me sentí más comprometida que nunca. También sentí que nuestro proyecto podía empezar de verdad: podíamos demandar de nosotros mismos y del otro, la paciencia y el coraje que necesitábamos para crecer.