Mostrando las entradas con la etiqueta Pelando el Cable. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Pelando el Cable. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de abril de 2019

Cuentos Beauchefianos



El Melón
No me gustan los melones, pero recuerdo el instante en que comencé a respetar esta popular fruta y, de paso, me condujo por los misteriosos caminos del melón con vino, alias Melvin. Ahí estaba yo, con un pequeño escudo en la primera línea de la que sería la última Toma del Puente, cuando veo un enorme melón volando hacia mí. En un segundo cuestioné mi sanidad mental y aun con el melón golpeándome en el estómago pensaba “esto no puede ser posible”. Días después me ofrecieron un Melvin y, por primera vez, decidí probarlo. Un gusto violentamente adquirido debo decir.

La Píldora
Nadie puede saberlo, pero en Filosofía I hicimos un pacto secreto. Yo no les conté, pero el profesor R nos explicó que las píldoras en frente de nosotros nos daban una posibilidad de elegir. La píldora azul nos permitiría seguir con nuestras vidas normalmente, mientras que la roja introduciría caos a nuestra vida. Sólo debíamos tomar ambas y decidir en nuestras casas. Nadie debía decir cuál tomó, ese era el pacto. Nunca nos volvimos a ver con mis compañeros. Ni siquiera recuerdo sus caras. Lo único que recuerdo es a Adam Smith agarrándose la cabeza con desesperación mientras escribía algo.
 


sábado, 27 de abril de 2019

La Creación - La Historia de Yova



Yova era joven para los estándares de los dioses (iluminados). En los últimos 3 mil millones de años, después de su alumbramiento divino, Yova había servido a distintos maestros divinos sin encontrar el propósito de su existencia. Cada maestro le entregaba su particular perspectiva de la vida y la existencia, pero ninguna de estas experiencias le mostraba lo que estaba buscando. 

Su primer maestro le dijo un día –

- Yova, el primero de la última generación. Estás en silencio, pero percibo que tienes algo que decir.
- Si Maestro, pero nadie sabe la respuesta a mi duda.
- Eso suele suceder, es parte de la naturaleza de la energía que nos constituye. Alumbramos en forma de conciencia y poco a poco vamos descubriendo nuestra naturaleza y propósito. Los primeros de nosotros nos preguntamos cuál era nuestro origen durante eones, pero las siguientes generaciones solo querían construir grandes cosas. Y lo hicieron. Todos participamos de la era de la creación, gracias a ellos. Hoy disfrutamos del estudio y el entendimiento de todo lo que sucede en La Obra, pero tu generación no parece disfrutar de este conocimiento.
- Maestro, no entiendo cuál es mi propósito. La creación de las leyes básicas que rigen a los universos es una obra hermosa, es La Obra. Su estudio es muy interesante, todas esas propiedades emergentes a partir de unas simples reglas básicas. Pero no está permitido jugar con ella.
- No es un juego, es el propósito de nuestra existencia. Vivimos para entenderla y así apreciar la magnitud de su perfección.
- Puede ser la vida y existencia de las generaciones pasadas… no de la mía.
- Entiendo tu desdén, la energía creadora de la cual estamos hechos es poderosa en la juventud de nuestras conciencias. Deseas crear tu propia obra, pero tampoco sabes qué es lo que quieres hacer o cómo hacerlo. Tal vez si sirves a más Maestros puedas aprender algunas cosas que sirvan a tu propósito, cualquiera que éste sea.

Así, Yova sirvió a los 7 Maestros de la Gran Reunión, aquellos primeros nacidos que participaron de la era de la creación, y aprendió cómo, a través del desarrollo de la conciencia, se formularon las primeras leyes. Pero también se detuvo largo tiempo a entender de las fallas, los deseos y las disputas que surgieron entonces. La Obra fue un esfuerzo mancomunado de decenas de Maestros, no sin un gran esfuerzo para alcanzar la visión de los 7 Maestros. 

Yova no entendía qué debía hacer. Le asombraba la formación de nuevos universos, nuevas formas de materia y energía, pero tras millones de años de ensayos y errores, las 7 leyes de la existencia eran el mejor resultado de decenas de conciencias de los más grandes Maestros, entre ellos los 7 Iluminados. Todos los Maestros tienen sus primeras creaciones a la vista, para observarlas y aprender de sus primeros errores. La búsqueda de la perfección redundó en una búsqueda de la esencia irreductible, el ingrediente primordial. Pero la barrera estaba en no entender el propio origen de los Iluminados. El ingrediente primordial existía en los Iluminados, pero no era eso lo que usaban para crear, sino la conciencia que nacía en cada alumbramiento. Al entender esto, los 7 Maestros entendieron que el camino era trabajar juntos para reunir las piezas de esta esencia irreductible, o al menos lograr emular su naturaleza impredecible y creadora. Así, se crearon las leyes o compuestos de La Semilla, la fuente de la creación, el mayor logro de la era de la creación.

La creación en cascada que nació de La Semilla fue la que dio origen a La Obra. Grandes estructuras de diferentes universos, una infinidad de posibilidades nacidas del potencial creativo encerrado en La Semilla. Distintas y poderosas energías fluyendo y arremolinándose de infinitas maneras. Una belleza de formas eternas y bordes infinitos.

Unicidad

Yova, ¿entiendes por qué se concibió la Ley de la Unicidad?

Sé qué base tiene, pero no entiendo por qué funcionó. Cada Iluminado podría crear su propia semilla, en teoría, pero en cambio decidieron trabajar juntos.

Durante eones no fuimos más que conciencias en la búsqueda de conocer nuestra verdadera naturaleza, pero no fue hasta que comenzamos a cooperar que nuestro potencial creador apareció por primera vez. Eso marcó el fin de la era del despertar, cuando los primeros maestros se reunieron para intercambiar sus experiencias y aprendizajes adquiridos durante los miles de millones de años previos de existencia, dentro de lo que llamamos El Dominio.

Diversidad

- Maestro, ¿es necesario que vaya a la reunión? 

- ¿Por qué no quieres ir, Yova?

- No los conozco, no sé quienes son mis hermanos. ¿Qué se supone que aprenderé de esa reunión?

- Ya conoces el principio de diversidad. Con la conciencia vino la capacidad de crear, todos los Iluminados la poseen. No sabemos cómo, pero creemos que es parte de nuestra naturaleza. Cada uno de nosotros desarrolla una visión durante el despertar, una formulación de ideas cuyas formas se arremolinan en forma de imágenes, objetos, sensaciones y toda clase de posibilidades. La reunión de los primeros maestros nos enseñó que cada uno de nosotros desarrolla una visión propia, que tiende a divergir de las demás, mientras más tiempo dure el aislamiento. Es por esto que la primera generación nunca pudo concebir la posibilidad de La Obra.
 

 

sábado, 10 de marzo de 2018

Fungle, el Gonpo




A pesar de ser ingeniero, y digo "a pesar" para hacerme cargo de prejuicio que existe sobre esta clase de profesionales, amo las letras en todas sus expresiones, y la música, el cine. Se puede decir que tengo alma de artista.

Dentro de esta suerte de alma oculta (no tan oculta gracias a este blog), lo que más me empuja es escribir. Seguramente se debe a que soy pésimo hablando, pero en fin. También me gustan las buenas historias y hace poco me encontré con un libro relativamente desconocido. Se llama Fungle, el Gnopo y fue escrito por un tipo llamado Alan Aldrige, en colaboración con Steve Boyett e ilustraciones hermosas del autor, también con la colaboración de dos personas más.

El autor murió en 2017, a los 78 años, y es reconocido por sus ilustraciones para artistas como Los Beatles, The Who, the Rolling Stones, Elton John, entre otros (fuente). Entre sus múltiples trabajos, decidió escribir un libro con claros aires tolkianos, pero de una originalidad muy particular y ambientada en tiempos modernos. Pueden ver algunos comentarios de otros lectores acá. Personalmente, creo que el aire tolkiano se le atribuye por su magnífico detalle de la naturaleza y la maravillosa interacción con el entorno que se transmite a través del protagonista. También está la componente histórica, porque el personaje forma parte de una trama más antigua e interesante de lo que se deja ver en un comienzo.

No les mentiré, es difícil de tragar al principio, porque avanza lentamente, igual que la personalidad profunda y reflexiva del protagonista. Poco a poco se va abriendo la trama, a medida que se introducen nuevos personajes y se desarrolla el conflicto.

En síntesis, lo amé. Pero también me produjo un serio conflicto llegar a un final abierto y descubrir que no existe secuela. Sinceramente, me obsesioné con el problema de no tener un final más concreto. Había escuchado hablar de libros escritos por fans, como en el caso de Harry Potter, así que me puse a investigar en qué consistían. Se les llama fanfics o fanfiction, pero no es fácil pasar la autorización de los autores, menos si éste ha muerto.

¿Qué más podía hacer?... inventarme el final. En una pequeña página hice un esquema a medida que pensaba en el desarrollo a continuación y ya tengo una idea aproximada del final y la cadena de eventos hasta éste. Obvio que un final que me gusta a mi, pero un final concreto, al fin (mi obsesión remite al fin).

No sé si podré escribirlo, porque es un trabajo arduo y criar no deja mucho tiempo extra. Si algún día me gano la lotería, tal vez podría lanzarme. Tal vez lo haga igual, pero como con otros proyectos, es más probable que acumule polvo en alguna caja, en los próximos años.

Eso me lleva a la siguiente reflexión:

En un mundo tan interconectado como el nuestro, donde todo avanza a una velocidad cada vez mayor, cuántas historias e ideas yacen ocultas en cajas, carpetas, bodegas o simplemente en la cabeza de las personas. Pienso que debe ser varios órdenes de magnitud mayor que la información que circula por la web hoy en día, estoy convencido. El ser humano vive en el mundo humano desde hace mucho tiempo ya, lo cual nos ha desconectado irremediablemente de nuestro entorno natural. Eso nos ha llevado en un viaje definitivo hacia el mundo de las ideas y de la cultura humana que nos rodea. La jungla ya no son árboles y animales, son culturas diferentes y sus individuos.







lunes, 10 de octubre de 2016

El Árbol de la Vida





Imaginen un bosque, donde las plantas más bajas están acostumbradas a poca luz, mientras que los árboles que en conjunto conforman el bosque, reciben la mayor parte de la radiación solar.

Ahora imaginen que cada mamífero es una planta y, que debido a la evolución, también aparecieron árboles – el ser humano. El mayor consumidor de energía de los mamíferos. 

Ahora imaginen que cada sociedad es una planta y, debido a la evolución, también aparecieron los árboles – aún en discusión. Pero no es difícil reconocer un patrón similar entre los árboles de la multiplicidad de sociedades, el consumo de energía.

Visto desde el punto de vista social, la necesidad de crecer, aprender y ser libres, pareciera tener directa relación causal en la necesidad básica biológica de alcanzar más y más energía. Esa necesidad está arraigada en el momento mismo de la aparición de la vida. No es difícil imaginar que uno de los primeros actos de un ser vivo espontáneamente aparecido fue consumir elementos de su entorno para su asimilación y desperdicios posteriores. La vida y la relación con el entorno son dos formas de decir lo mismo, en esencia. 

El pecado original biológico sería entonces la aparición de mutaciones y el nacimiento de la diversidad y los ecosistemas. Expresado en términos humanos, los ecosistemas son zonas de guerra entre las especies, por los recursos naturales. Una competencia despiadada. 

Una mutación hizo el resto. El humano, en su necesidad de más recursos, alcanzó las mayores alturas del bosque, que tranquilamente podemos denominar Gaia. Después de todo, toda la vida está relacionada con todo lo que la rodea y consigo misma, en todas sus formas y tamaños.

Pero la competencia es despiadada.

Y la sociedad es lo mismo. Aquí la analogía debe volverse surrealista para poder señalar lo que resulta obvio con otras palabras.

La analogía comienza con que cada sociedad es una planta y, debido a la evolución, también aparecieron los árboles. Visto en términos de evolución macro de las sociedades humanas, la democracia sería el árbol que parece dominar el panorama general. Si ajustamos el zoom, dentro del bosque de democracias, hay distintas especies también. Sin duda, podemos decir que aquí la perspectiva de quienes son árboles y quienes no se vuelve un tema complejo de abordar, sin caer en lugares comunes que sean tendenciosos. 

Hasta ahora podemos visualizar capas sobre capas de evolución a través de una analogía, pero nos permite cruzar un umbral difícil de abordar – adentrarnos cada vez más en los detalles de la búsqueda o necesidad de más energía. Este umbral pisa los talones de la fe, los dogmas y la superstición. Si alguien logra cruzar ese umbral, podrá observar el equivalente a las moléculas de ADN agitarse y retorcerse en los embates del medio ambiente social. En ese entorno es donde aparecen distintas mutaciones – nuevas especies de sociedades surgen y florecen en nuevos subespecies cada vez más complejas y especializadas, en una línea de evolución que comienza en tiempos originales de la especie (vida gregaria), mientras que otras, en el curso de la evolución se extinguen (cazadores nómadas). Al igual que en la historia de las plantas, en las sociedades también podemos ver relictos sociales – poligamia, monarquía, teocracias, feudalismos. 

Se puede sentir la tensión y los conflictos de la red social por la necesidad básica de los recursos. También se ve la contraposición que hace la razón, descendiente de la vida gregaria más antigua y bien acomodada, con varias de las subespecies de democracia más antiguas. También podemos observar que si esa vida gregaria antigua se ve amenazada saca las garras sin miramientos, pero eso es otro tema. 

Inclusive, podemos ver por ahí algunas sociedades que son una especie de infección, creadas en laboratorios de sociólogos y expertos en marketing, o por el simple azar. 

Actualmente, podemos mirar a nuestro alrededor y observar el equivalente social a la explosión cámbrica de la biología. A una velocidad vertiginosa, empujada por la mutación que dio origen a la subespecie científico, las comunicaciones han acelerado el ritmo de evolución social y nuevas especies y derivados aparecen por todas partes, todo el tiempo, cada vez más. Algunas viven más y otras mueren pronto.

A esta velocidad comienzan a aparecer árboles por todas partes – apellidos, puestos de trabajo, posiciones políticas, recursos económicos, medios de comunicación, audiencia. Entre estos árboles, sin duda los más altos son aquellos con recursos económicos, pues son el equivalente social a las especies fotosintéticas. Crecen para acumular más y más, y así atrapar más y más energía. En algunas partes se les conoce como rentistas, la especie que vive gracias al tamaño y extensión que le dio la evolución, sin competidores de su talla. Pese a que parecen ser los más altos, en realidad son los más comunes. Como algas, las sociedades acumuladores de energía son organismos sencillos que se diluyen en las cada vez más complejas redes de relaciones sociales, multiplicándose y buscando en cada rincón hasta la última gota de energía. Como un bloom de algas.

A una escala social más compleja, con decenas, cientos o miles de órganos y sistemas inmunes bien aceitados, las sociedades más prósperas y acaparadoras de energía son aquellas con mecanismos de autoaprendizaje y autorregulación social potentes, muchas veces surgidos a partir de una historia larga y difícil de convivencia en un entorno altamente competitivo por los recursos.

El medio ambiente social que podemos vislumbrar a través de esta serie de analogías puede ayudar a interpretar algunos fenómenos sociales, aunque no del todo sus causas. O tal vez sea difícil asumir que las causas pueden ser simplemente producto del caos natural, las mutaciones dentro de cada especie y subespecie social y así en cascada, ocupando cada nicho disponible. Como el cáncer. Si tomamos a las algas-rentistas como ejemplo, podemos homologar a las organizaciones criminales como el alga-cáncer-rentista que carcome las sociedades más complejas, así como a las que no lo son tanto. 

También podemos separar entre fenómenos masivos biológico-sociales y psico-sociales, donde el primero sería, por ejemplo, la epidemia de la obesidad y el segundo sería el fenómeno de la depresión. Dos tipos de patologías sociales entre una infinitud de otras tantas.

Como epílogo a este divagar dentro de una analogía, es curioso imaginar que hasta los árboles más antiguos y grandes pueden despedazarse debido a su propio peso o caer debido al embate de un huracán imprevisto, por puro azar.

No puedo dejar de imaginar enormes araucarias cubriendo grandes territorios, al mismo tiempo que bellas flores medran en lo alto de las montañas, más allá de donde puede llegar cualquier árbol. Tampoco puedo evitar imaginar la sombra que proyecta el árbol que imagina tales imágenes, dándole forma al entorno en la medida que lo invade y lo trasforma todo, en una escalada cuya trayectoria obedece a la misma naturaleza que sustenta una imagen así.

 Fuente Imagen: http://elzo-meridianos.blogspot.cl/2008/08/el-rbol-de-la-vida.html


lunes, 18 de julio de 2016

Poema Sin Título

Sin Título


No es fácil desvertirte
Sin decir tu nombre

Tu sola expresión puede invocar siglos
Y abrir continentes,
Desatar el horror de un vendaval
Inesperado,
Abrir los ojos en plena caída libre.

Nadie te menciona,
Aunque estén suspendidos
En tu presencia dictatorial.

Cómo no observar sin remordimientos
Ésta, la epidemia de la modernidad,
Sin sintomas, sin remedio.

Parece una mar de botes sin remos
Dentro de otros botes a la deriva
Dentro de otros botes,
Así
Hasta más allá de donde se dibuja el horizonte de realidad que puedo ver.

Quién soy yo para juzgar,
A bordo de mi propio bote,
Tan perdido y enfermo
Como todos los demás.

Que hice para tan maldito destino,
Testigo sin privilegios
Del caos
De la silueta de la incertidumbre,
De la tormenta dentro de otra tormenta
Que algún día comenzó.

Quién sabe si alguna vez se acabará,
Como quien busca el fin de los tiempos
En esta aparente expansión cósmica.

Tal vez, sólo tal vez
Se pueda decir tu nombre
Y despertar.

O quizás,
Un destino de ojos bordados
Sea el dulce sueño que antecede
A la locura,
El velo que nos permite navegar,
La inocencia que nos da alas
Para vivir
Otro día más.

sábado, 30 de abril de 2016

Simone vs Winehouse


Estoy escuchando el disco Frank de Amy Winehouse y de pronto me acordé del documental que vi en Netflix sobre su historia. Y no pude evitar recordar el documental sobre la vida de Nina Simone en la misma plataforma. Además de que ambas artistas me gustan mucho, me pregunté qué similitudes hay entre ellas. He aquí lo que puedo decir:

1. Ambas son genios de la música, a su manera. Ídolas!

2. Ninguna se vio a si misma siendo famosa antes de que realmente les pasara.

3. Se piensa a veces que la fama las destruyó, lo cual podría ser media verdad. Detrás hay historias potentes de estas mujeres. En el caso de Simone es más obvio, creciendo en una sociedad segregada, aspirando a ser algo que nadie de su color era (concertista de piano), enamorándose de un maltratador físico y sicológico, en una época en la que los problemas de pareja aún no eran públicos. Quién sabe si toda esa mierda le disparó la bipolaridad, pero básicamente se fue a la cresta. Aunque sobrevivió.

Winehouse es una historia más íntima, pues los hechos por si mismos representan la escena de una adolecencia tardía y desvocada. A mi parecer, era una persona excepcionalmente sensible. Lo deja ver en unas pocas frases que suelta ante una cámara casera, cuando aún estaba en el colegio. La música era lo único que le permitía expresar de verdad lo que sentía, y hay que decir que sentía con intensidad. Ahí está su genio y perdición. Las drogas y relaciones amorosas tóxicas, todo expuesto a la prensa, no es precisamente la mejor forma de salir del hoyo. Que su papá le diga que no necesita rehabilitación no es solo letra de una canción, es realmente así (maldito). Su historia, dado su contexto y sensibilidad-genialidad, es como una tragedia griega, es un caso inevitable.

4. En ambas historias tenemos ejemplos de mujeres que fueron maltratadas sistemáticamente en su vida. Cómo le das autoestima y seguridad a un ser humano de esa forma? Para estas dos mujeres significó la falta de seguridad y herramientas para enfrentar a un medio altamente hostil y violento con ellas. Y ya sea una pareja, un padre o madre, los medios de comunicación, etc. mi impresión es que las mujeres son juzgadas con mucha mayor facilidad que los hombre.

5. Ambos casos pueden ser evitables en el futuro (no inmediato), si se pudiera tomar conciencia. Una sociedad tan machista como la nuestra (Chile, Latinoamérica en general) jamás será libre si una parte de ella está subyugada por el miedo, la injusticia y la violencia.

6. En ambos casos se desperdició universos completos de creación. Así nada más. Puf. Y esto sigue ocurriendo día a día en una industria multimillonaria de tráfico de personas, por decir solo uno de tantos otros contextos.

Alguien me dijo una vez que los seres humanos estabamos hechos para coleccionar cosas. Lo increible es que este principio se aplique a todo, desde estampillas hasta personas.



viernes, 4 de marzo de 2016

La fragilidad de la sociedad





Mientras más lo medito, más me convenzo que la evolución de las comunicaciones parece ser la consecuencia irrefrenable de nuestro crecimiento poblacional. También puede ser visto como la condición necesaria para la estabilidad o mantenimiento de este crecimiento, según como se mire. 

Convengamos en que resulta difícil realizar tales afirmaciones sin algo de justificación, pero no es mi objetivo ahora. Puedo indicar como supuesto fundamental que la existencia de la sociedad moderna es el reflejo de esta suerte de estabilidad (principio antrópico), caracterizada principalmente por la democracia. La democracia puede usarse como el concepto que mejor representa a la sociedad moderna. Estoy consciente de que ésta está ampliamente cuestionada, pero es un referente común.

Lo que estaba pensando es la fragilidad de esta estabilidad, entendiendo que la evolución de las comunicaciones son las que han sustentado en gran parte el aprendizaje social que da cuerpo a la suerte de estabilidad que comento. 

Este aprendizaje social hoy en día es global gracias a las comunicaciones, por lo que es más fácil encontrar discursos comunes ante problemáticas locales. También sustenta el aumento de la diversidad social, pero eso también es otro cuento.

La fragilidad que observo se basa en que damos por sentado la existencia de estas redes de comunicación, por una parte, y que además no es parte del debate las características de su existencia. Por ejemplo, hace poco salió a la luz la negativa de Apple al FBI de facilitar el desbloqueo de sus aparatos, lo cual indica que pese a esta evolución tecnológica aún persisten enormes presiones por su control. Si vemos casos como Snowden o Wikileaks, por mencionar lo más conocido, sabremos que la lucha entre la libertad de circulación de la información y la restricción que proviene desde personas sin rostro es feroz. También es una lucha tan antigua como la historia misma, pero hoy esa lucha tiene consecuencias globales que para la mayoría de las personas pueden pasar desapercibidas.

Además de esta lucha entre poderes históricos, nos enfrentamos a retos más novedosos, como el mismo hecho de la globalidad. Lo que antes era material de historia de pueblos o naciones, si tenemos la suerte de sobrevivir a esto, mañana será historia de todo un planeta.

Lo que la historia nos enseña sobre las caídas de los imperios, los movimientos de las fronteras y otros hechos son solo el “big picture” de temas muchos más básicos y cotidianos, relacionados con la vulnerabilidad y el dolor de las personas más desposeídas, las más ajenas a estas luchas de “gran envergadura”. Durante mucho tiempo hemos estudiado esas grandes luchas y durante mucho tiempo también hemos ignorado sus mayores consecuencias: el número de personas afectadas.

Hoy, debido a la globalización, el panorama de un colapso catastrófico de las redes de comunicación es también global. Parece además que nuestros “grandes” líderes no dan un peso por este aspecto.  Nadie parece verlo salvo los mismos potenciales afectados.

La fragilidad pasa, finalmente, por las mismas razones que los imperios, naciones, familias y “tendencias” tienen una existencia efímera en la historia humana. No importa qué tan grande sea el sueño o la lucha, está siempre declina ante las luchas de unos pocos que lo quieren todo.

Tal vez se ha exaltado demasiado la posibilidad de concretar “el sueño”. La posibilidad de alcanzar la cúspide de algo. Mucho se ha ignorado sobre los grandes abismos necesarios para esto. Para toda gran construcción se requiere cavar un hoyo igualmente profundo. El mejor ejemplo son los niveles de desigualdad local (intra-urbanos), regionales (intra-naciones), continentales y globales. Como un buen fractal, la desigualdad se replica sin grandes diferencias a distintas escalas espaciales. 

El bien común está en segundo plano, si es que ha existido alguna vez. La acción individual sigue siendo predominante respecto a la acción de la mayoría, dando por el suelo el concepto de democracia. Visto así, estamos en una estabilidad inestable, instantánea, solo una fotografía del transcurso histórico.