Entrevista de La Tercera a Miguel Urquiola, académico del Depto. de Economía de la U. de Columbia, uno de los expertos más respetados en educación y conoce a fondo el sistema chileno. En 2002, junto a Chang-Tai Hsieh, publicó un estudio que concluía que el sistema de subvenciones introducido en Chile en los 80, no trajo los efectos que se esperaban en calidad. Invitado al país por la U. de Chile y la UC, en esta entrevista desmenuza las últimas medidas en educación.
En uno de sus estudios, señala que la introducción del sistema de subvenciones en Chile no generó calidad. ¿Por qué?
Chile ha creado un sistema que, según la receta económica típica, es ideal: pura competencia. Pero en un trabajo reciente muestro que la educación es un sector distinto y complejo. Por ejemplo, si abro una tienda de sandwiches, un consumidor puede fácilmente discernir si el sándwich que vendo es bueno o malo. En educación, es difícil distinguir el producto de una escuela de la composición de sus consumidores. La reputación de un colegio depende de quiénes son sus clientes. Cuando esto eso es así, los colegios pueden construir una buena reputación en base a selectividad, y disminuye el impacto de la competencia.
¿Cómo se hace para que los colegios generen más valor agregado?
Debería haber menos selectividad. Suecia tiene un sistema de subvenciones parecido al chileno, pero sus escuelas deben elegir alumnos por sorteo. En EE.UU., las escuelas con financiamiento público tampoco pueden seleccionar. En Chile, a las escuelas les es fácil elegir, lo que las lleva a basar sus reputaciones más en quiénes son sus alumnos que sobre cuán bien enseñan.
¿Les falta esfuerzo?
En Chile, como en otros países, falta esfuerzo de dos lados: de los alumnos y sus padres; y de las escuelas. Estas hacen esfuerzos para atraer alumnos buenos, pero no necesariamente para enseñar más. El desafío es explorar qué hacer para que escuelas y alumnos tengan que trabajar duro. Y Chile no ha encontrado la manera de hacer lo uno ni lo otro.
¿Cómo se puede incentivar el esfuerzo de los alumnos?
Se debiesen usar más exámenes a nivel individual. Por ejemplo, ocupar el puntaje Simce para que tenga consecuencia a nivel individual. También seguir afinando la PSU. La única forma de que los alumnos se esfuercen es que perciban que su desempeño tiene importancia.
¿Cómo se resuelve la alta segregación del país?
Es muy difícil. Se podría limitar la selección explícita o implementar loterías y limitar la capacidad de los colegios de elegir a sus alumnos por los precios que cobran a los apoderados y exámenes. En casi cualquier lugar, es difícil disminuir la selección, porque afecta intereses legítimos de mucha gente.
Otra de las medidas del gobierno será el aumento en los test Simce. ¿Más mediciones obligan al sistema a mejorar?
Mejor información es generalmente mejor, aunque no siempre se generen las consecuencias esperadas.
En ese sentido, ¿cómo evalúa la medida de enviar a los padres una cartilla con los colegios en rojo, amarillo y verde?
Creo que a los padres les interesan esos mapas. Pero el semáforo no dice nada sobre qué tan eficaces son las escuelas. Uno de los problemas del sistema educativo en Chile es que es como la cultura del semáforo: cuál colegio es bueno y cuál es malo está casi determinado por la estratificación socioeconómica, y eso reduce la efectividad de la competencia. Esa es la paradoja de Chile: se insertó fuerte competencia sin generar más valor agregado.
¿Esta cultura existía desde antes de los mapas?
No creo que el ministerio, al producir esos mapas, inventara algo nuevo. La cultura de los semáforos ya existía: estaba el Simce y sabíamos que los rasgos socioeconómicos están muy relacionados al rendimiento. Los mapas no dan información sorprendente para nadie. Publicar mapas no mejora la educación ni genera presión para elevar la eficacia del sistema. Al contrario, se refuerza la cultura que dice que la empresa buena es la que tiene buenos compradores.
¿O sea llevamos más de 20 años en la cultura del semáforo?
Sí, como 30 años . La educación es un sector que tiene una tendencia natural a la estratificación, así se explican, por ejemplo, los rankings.
¿Algún otro país ha hecho tanto por reformar la educación?
Muchos países han elevado el gasto como Chile. Pero donde Chile está más solo es en introducir tantas reformas de mercado con tan pocos resultados e, incluso, con efectos adversos como más estratificación. Y es el país que más revela que la competencia por sí sola no mejora la educación.
Su visión sobre los liceos de excelencia
La creación de 25 liceos de excelencia ¿puede tener impacto en la calidad del sistema?
El lado malo de esta iniciativa es que profundiza la selección y, por eso, no creo que tenga un impacto sobre la productividad promedio del sistema. Estos liceos van a tener resultados buenos casi por definición, pero no creo que se generen presiones para lograr alto valor agregado. Además, el seleccionar alumnos puede estigmatizar a quienes se quedan atrás.
¿Y entrar a estos liceos podría ser un incentivo para los alumnos?
Ese es el lado bueno: pueden ser un incentivo para que los niños se esfuercen para ingresar a ellos. Pero no son la panacea. Un modelo más interesante sería, después de seleccionar a los alumnos que irán a estos liceos (por mérito y sorteo) asignarlos aleatoriamente. Luego, ver quién lo hace mejor.