sábado, 10 de marzo de 2018
Fungle, el Gonpo
A pesar de ser ingeniero, y digo "a pesar" para hacerme cargo de prejuicio que existe sobre esta clase de profesionales, amo las letras en todas sus expresiones, y la música, el cine. Se puede decir que tengo alma de artista.
Dentro de esta suerte de alma oculta (no tan oculta gracias a este blog), lo que más me empuja es escribir. Seguramente se debe a que soy pésimo hablando, pero en fin. También me gustan las buenas historias y hace poco me encontré con un libro relativamente desconocido. Se llama Fungle, el Gnopo y fue escrito por un tipo llamado Alan Aldrige, en colaboración con Steve Boyett e ilustraciones hermosas del autor, también con la colaboración de dos personas más.
El autor murió en 2017, a los 78 años, y es reconocido por sus ilustraciones para artistas como Los Beatles, The Who, the Rolling Stones, Elton John, entre otros (fuente). Entre sus múltiples trabajos, decidió escribir un libro con claros aires tolkianos, pero de una originalidad muy particular y ambientada en tiempos modernos. Pueden ver algunos comentarios de otros lectores acá. Personalmente, creo que el aire tolkiano se le atribuye por su magnífico detalle de la naturaleza y la maravillosa interacción con el entorno que se transmite a través del protagonista. También está la componente histórica, porque el personaje forma parte de una trama más antigua e interesante de lo que se deja ver en un comienzo.
No les mentiré, es difícil de tragar al principio, porque avanza lentamente, igual que la personalidad profunda y reflexiva del protagonista. Poco a poco se va abriendo la trama, a medida que se introducen nuevos personajes y se desarrolla el conflicto.
En síntesis, lo amé. Pero también me produjo un serio conflicto llegar a un final abierto y descubrir que no existe secuela. Sinceramente, me obsesioné con el problema de no tener un final más concreto. Había escuchado hablar de libros escritos por fans, como en el caso de Harry Potter, así que me puse a investigar en qué consistían. Se les llama fanfics o fanfiction, pero no es fácil pasar la autorización de los autores, menos si éste ha muerto.
¿Qué más podía hacer?... inventarme el final. En una pequeña página hice un esquema a medida que pensaba en el desarrollo a continuación y ya tengo una idea aproximada del final y la cadena de eventos hasta éste. Obvio que un final que me gusta a mi, pero un final concreto, al fin (mi obsesión remite al fin).
No sé si podré escribirlo, porque es un trabajo arduo y criar no deja mucho tiempo extra. Si algún día me gano la lotería, tal vez podría lanzarme. Tal vez lo haga igual, pero como con otros proyectos, es más probable que acumule polvo en alguna caja, en los próximos años.
Eso me lleva a la siguiente reflexión:
En un mundo tan interconectado como el nuestro, donde todo avanza a una velocidad cada vez mayor, cuántas historias e ideas yacen ocultas en cajas, carpetas, bodegas o simplemente en la cabeza de las personas. Pienso que debe ser varios órdenes de magnitud mayor que la información que circula por la web hoy en día, estoy convencido. El ser humano vive en el mundo humano desde hace mucho tiempo ya, lo cual nos ha desconectado irremediablemente de nuestro entorno natural. Eso nos ha llevado en un viaje definitivo hacia el mundo de las ideas y de la cultura humana que nos rodea. La jungla ya no son árboles y animales, son culturas diferentes y sus individuos.
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sábado, 27 de enero de 2018
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