Chile se caracteriza por ser un país de carácter autoritario, en el cual las fuerzas económicas, políticas, de opinión y en general cualquier clase de fuerza, están en las manos de unos pocos.
Quizás me equivoque en el diagnóstico, pero el aumento de la cobertura en educación sí ha producido algunos efectos positivos, a pesar de la pésima calidad de ésta: la ciudadanía se ha comenzado a dar cuenta de que unos pocos les dicen que hacer o qué es lo importante y hasta ahora la reacción ha sido de rechazo. Solo unos ejemplos poco comunes hasta antes del 2000:
1. Deudores Habitacionales Andha Chile
2. Fundación para la superación de la Pobreza
3. También somos Chile
4. Un Techo para Chile
5. Educación 2020
Es cierto que tenemos una ciudadanía más conciente y más activa también, capaz de movilizarse y exigir lo que cree justo, hacer respetar sus derechos. Pero aún falta la validación de los poderosos. Los poderes aún niegan la validez de estos grupos, en especial cuando ellos atacan su influencia o sus prioridades, cuando son contradecidos, cuando les muestran que no están haciendo bien su trabajo.
¿No debería el gobierno fomentar y sustentar el fortalecimiento de la sociedad civil activa?
Existen datos que revelan como las organizaciones civiles han tomado el rol del Estado en diversas materias que antes eran de su competencia. La externalización de funciones existe ahora a nivel nacional y global.
Ayer en el congreso se aprobó el presupuesto para educación, pero la batalla tenía salvas en ambos bandos (Senadores y Profesores). Se habló de calidad y más recursos en la educación, tanto en la derecha como en la izquierda. Lo profesores gritaban, amenazaban, exigían. Los chicos de Educación 2020 también exigían, pero en nombre de los estudiantes y padres y apoderados, cuya lista de invitación para entrar a la sesión se perdió en algún lugar y no pudieron estar presentes.
Se dijo mucho, pero los noticiarios y períodicos se quedaron con las cuñas, con el material combustible. No se dijo nada acerca del acuerdo de la semana pasada entre el gobierno y profesores para subir las pensiones de los jubilidos más perjudicados. No es mucho pero se logró ese acuerdo y ayer nadie dijo nada y cuando se dijo, se ocultó de los noticiarios. Comparen el reportaje más completo que encontré de TVN, el supuesto canal público, y el video subido a youtube por los chicos de Educación 2020.
El presidente del colegio de profesores increpa a Mario de E2020 que lo que hace es montar un show, negando el derecho de los ciudadanos a exigir que se respeten sus derechos. ¿Acaso los gritos y cantos de los profesores no son un show? ¿Por qué solo ellos tienen el derecho a exigir que se les respete?
En este país los gremios forman parte de esos poderes que les mencioné al principio. ¿Cuándo van a salir a la calle profesores y alumnos juntos a protestar por más libros, más horas no lectivas, por mejor infraestructura?
Es triste y patético que los estudiantes o pingüinos sean los únicos que salen a protestar por mejores condiciones para estudiar, por una restructuración de la ley, por una mejora institucional, mientras que sus profesores solo piden dinero, pero no piden también otras cosas que tienen derecho a exigir y que apuntan a mejorar la educación.
Navarro dijo, guagua que no llora, no mama. Esa es la lógica de la política chilena y es más, guagua más grande y más llorona mama más y que las demás se las arreglen solas.
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