Hoy es Blog Action Day 2008, en el cual hablamos sobre la pobreza, desde cualquier dimensión. Elegí repetir una entrada que hice en enero de este año porque es bastante concreta. Creo que los datos en si mismos son reveladores. Lo que hacemos para combatir esto es tarea de cada uno.
Discurso que dio James D. Wolfensohn, presidente del Grupo del Banco Mundial, frente a la Junta de Gobernadores de 184 países, que según sus propias palabras, tienen la “… responsabilidad de dar muestras de liderazgo y fijar un rumbo claro hacia el desarrollo y la paz”. Dicho discurso fue dado en Dubai, el 23 de septiembre de 2003.
“En nuestro mundo de 6.000 millones de habitantes, 1.000 millones poseen el 80% del producto interno bruto (PIB) mundial, mientras que otros 1.000 millones luchan por subsistir con menos de US$ 1 al día. Este es un mundo falto de equilibrios.
En los próximos 25 años, los países ricos tendrán 50 millones más de habitantes. En los países pobres habrá unos 1.500 millones más de personas. Muchas de ellas experimentarán la pobreza y el desempleo, así como el desencanto de lo que consideran un sistema global sin equidad. Un número cada vez mayor se desplazará a otro país a buscar trabajo. La migración pasará a ser una cuestión crucial para todos nosotros.
También existe un desequilibrio entre lo que los países ricos gastan en asistencia para el desarrollo (US$ 56.000 millones al año) y la suma que destinan a subvenciones agrícolas (US$ 300.000 millones) y a gastos de defensa (US$ 600.000 millones). Los propios países pobres gastan US$ 200.000 millones en defensa, es decir, más de lo que gastan en educación: otro gran desequilibrio.”
“La situación de África al sur del Sahara, con sus 600 millones de habitantes, será la más desfavorable. El número de personas que vive en la pobreza absoluta aumentará, no disminuirá. Sólo la mitad de los niños africanos terminará la escuela primaria, y uno de cada seis niños morirá antes de cumplir los cinco años, muchos de ellos a causa del SIDA.”
“El hecho es que el nivel de ayuda nunca ha sido tan bajo como lo es hoy. Ha caído del 0,5% del PIB a principios del decenio de 1960 a cerca del 0,22% en la actualidad. Eso ha ocurrido en un momento en que los ingresos de los países desarrollados han sido más altos que nunca.”
“No será posible devolver el equilibrio a nuestro mundo a menos que se realicen esfuerzos serios para lograr que la opinión pública comprenda mejor la importancia de la pobreza y la desigualdad. Mi generación creció creyendo que había dos mundos, el de los ricos y el de los pobres, y que ambos se encontraban en general muy lejanos. No era cierto entonces, y ahora todavía menos.”
“Estamos vinculados de muchas maneras, no sólo por el comercio y las finanzas, sino también por la migración, el medio ambiente, las enfermedades, las drogas, la delincuencia, los conflictos y, por cierto, el terrorismo. Estamos unidos –ricos y pobres– por el deseo común de construir un mundo mejor para nuestros hijos, y por la convicción de que si fracasamos en nuestra parte del planeta, el resto se vuelve vulnerable. Ese es el verdadero significado de la globalización.
Sabemos que son cuestiones internas las que determinan los resultados de las elecciones. Pero son las cuestiones de alcance mundial, y en particular la pobreza, las que configurarán el mundo en que vivirán nuestros hijos. Los líderes deben promover el desarrollo; en definitiva, es una cuestión tanto interna como internacional.
Tenemos que aprender sobre los demás países y culturas, y respetar sus valores y aspiraciones. Debemos transmitir a nuestros hijos esas enseñanzas sobre el resto del mundo.”
Existen diversas conclusiones que se pueden extraer de los extractos que acabo de incluir. Por una parte, queda patente en cifras la gran concentración de riquezas materiales que produce el sistema económico mundial, pero además se demuestra que, aún cuando los recursos existen para ayudar, esta ayuda no ha aumentado, es más, ha disminuido a más de la mitad en los últimos cuarenta años. ¿Es culpa del sistema económico que la ayuda haya disminuido? ¿De quién es la responsabilidad?
Las cifras duras dan cuenta de una realidad sin rostros, de millones de rostros que dichos líderes no ven, que “no existen” en la práctica de sus gobiernos locales, sin embargo, la fuerte inmigración ha creado graves problemas de seguridad interna en los países desarrollados. El ejemplo más importante del último tiempo está en los graves disturbios ocurridos en Francia, el año 2005, que en su punto más alto reportó 1.295 vehículos incendiados y más de 300 detenidos. Estos conflictos se extendieron luego a otros países europeos, como Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, Holanda y Suiza haciendo que la “no existencia”, tanto para los involucrados como para el resto del mundo, que observó a través de las cadenas de noticia, se convirtiese en una ilusión cada vez más difícil de mantener. El gran flujo de inmigrantes es una realidad en los países más ricos y Chile está viendo que su auge económico le comenzará a exigir mayores recursos para lidiar con aquello. ¿Y cuáles son las medidas inmediatas que se toman en estos países desarrollados, sumideros de la migración de personas pobres, oprimidas por las necesidades más básicas? Gobiernos de derecha más rígidos, como el de Nicolás Sarkozy, quien era el Ministro del Interior de Francia en el momento de los disturbios y que llamó “escoria”a los primeros involucrados en los disturbios. La reacción de estos países desarrollados se expresa en políticas de mano dura ante la delincuencia, mayores gastos en seguridad y defensa y aumento de las barreras de entrada al país. Es decir, sólo medidas locales y de corto plazo. Como para dejar aún más claro que los gobiernos y sus interrelaciones son difícilmente permeados por algo más que el apremio inmediato que aflige a sus electores, para que quede aún más claro que nos domina la mirada corta, miope y egoísta.
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