domingo, 8 de abril de 2007

La carne sobre el alma

Hay tantas cosas que no conozco, que nunca voy a conocer, a tener la certeza. Otras vendrán con el tiempo, pero no dependerán sólo de mi, sino del destino, si tal cosa existe. Digo destino porque hay cosas que aún no he vivido y que vendrán más adelante, pero no sé cuando. Sólo entonces sabré, entenderé, tendré una nueva certeza entre mis manos.

Lo freak de todo esto es que las certezas sólo duran hasta que son puestas a prueba, algo así como una renovación de votos. Supongo que eso implica que todo sea relativo... sí, todo. Bueno, exagero un poco, pero es que es aplicado a la "carne", al hombre común y corriente. Porque en el fondo sé que es el amor lo más importante y que esto no es relativo, ni nada que lo involucre. Sin embargo, día a día nos revisamos conciente o inconcientemente. Por ejemplo, decimos que la violencia sólo conduce a más violencia, pero si vemos una injusticia muy grande nace un sentimiento de venganza o de "devolver la mano" casi automático, el cual podemos rechazar o abrazar instantes después de reflexionar, de revisar que nos dice la despótica "conciencia" al respecto. Cada día ocurren cosas que ponen a prueba nuestras convicciones y a veces nos equivocamos, porque somos falibles.

Debo reconocer que esto representa un tremendo misterio para mi... esta dicotomía entre carne y espíritu... a veces los sentidos nos producen éxtasis en el alma, como cuando un atardecer nos conmueve o una melodía nos invade o una caricia nos desarma. Pero esta conexión también produce una especie de esclavitud del alma, la cual se deja conducir o engañar por la experiencia física con nuestro medio ambiente. Aquí nacen los famosos pecados capitales y es aquí donde el alma sufre, porque cree necesitar cosas y experiencias materiales para ser plena, se deja engañar por la experiencia física, deseando, anhelando... gula... envidia... lujuria... por qué nos engañamos con cosas superfluas e intrascendentes?... a tal punto es la dictadura de la carne sobre el alma.

5 comentarios:

isaias dijo...

No hay dictadura de los sentidos... ni dicotomía entre el alma y el cuerpo... no hay divisiones de la unidad, no pueden ir por libre... el alma necesita los sentidos como tú necesitas respirar... y los sensaciones físicas necesitan que algo les de sentido...

No creo en las certezas... todo es mutable, hasta las certezas... es duro vivir en el relativismo, aunque uno acaba por acostumbrarse... engañando al absurdo creando certezas que nos hacen la vida más fácil.

Y sí... hay caricias que desarman... que me llenan de tristeza por lo que pudo ser y no fue... ¡ah carajo!

isaias dijo...

Te das cuenta... podría dar la impresión de que en mi reflexión acerca de la certeza hay contradicciones... pero no hay... simplemente fabrico certezas en las que no creo.

MeRiAdOx dijo...

Diferentes palabras, pero nuestra conclusión sobre las certezas es la misma... sobre la división de la unidad... bueno, aquí no existe, en esta realidad que es la que conocemos... una parte depende de la otra, pero siento que aun así se contradicen... una está sujeta a la otra... tú mismo lo dijiste... se necesitan... hay una dependencia mutua...

Sinceramente no crees en la dictadura de los sentidos??... como yo lo veo, si la hay... en general, predomina esta situación... llámalo sociedad de consumo o como sea... lo que mueve la mayor cantidad de masas hoy en día está lejos de ser necesidades del alma...

Un abrazo de aquende los mares compañero...

isaias dijo...

Ah sí... lo que mueve a las masas es la estupidez y la falta de criterio... y sí, en ocasiones me siento parte de las masas...

MeRiAdOx dijo...

No te sientas mal... a todos nos pasa... mmm... mal consuelo en realidad el que te doy... jajaja...

Demos la batalla!!... esa es mi consigna... sé que podemos...