Todo está Ahí

En vez de sentarme o echarme a pensar sobre mis quehaceres mundanos, enciendo un pucho y comienzo a divagar en el mundo de la palabra...

No escribo para "llenar el vacío" ni para lectores desconocidos, escribo para conocer y conocerme. Evidentemente que esta búsqueda se estimula en la interacción con otros, por eso resulta enriquecedor compartir lo que voy descubriendo, ya sean dudas o respuestas. Tal vez existan momentos donde exista en mi la necesidad de "estimular", solo para ver qué ocurre, pero sigo en la línea de la búsqueda.

El arte por el arte no me llama la atención, pero observar un edificio y sus puertas y sus ventanas me provoca cierto placer cuando esta visión es bella o tristeza si lo que era bello se está perdiendo. Hay algo en la belleza que provoca y muchas veces no me detengo a pensar por qué, si es que lo hay. Es quizás el hecho de que nos llama la atención, tal vez ahí está la herramienta para comunicar, aunque bajo esa perspectiva lo feo y grotesco también logra el mismo efecto. Y ha sido usado muchas veces, sin duda.

¿Pero estoy aquí para decir algo en especial? Me cuesta creerlo. Tal vez sea porque hay tanto que decir (como hay tanto que callar), desde mi punto de vista. Pero lograr la estética adecuada que cautive e invite a pensar no es algo sencillo. Aun así, no es mi deseo pasar mi vida puliendo mi técnica ni nada parecido, sólo quiero llamar la atención sobre aquello que considero relevante.

Lo que pasa es que hay tanto lugar y tiempo desperdiciado, tanta energía que no nos hace crecer, que solo infla, pero no rellena. Puedo decir que esa es mi "misión". Sí, creo que ahí está mi búsqueda, porque lo que más me frustra en la vida es la estupidez humana y todo lo que ello conlleva.

La verdad es que a veces me canso de pensar en la palabra "crecer". Para cada uno esto significa algo diferente, entonces ¿cómo hacer más clara y limpia mi intención? Puedo creer que la acción se justifica a si misma, pero al mirar a mi alrededor observo a muchos que intentan lo mismo que yo y, sin embargo, las cosas siguen igual. Seguimos en esta tierra, primeriza, falible. Y las guerras, la intolerancia, el odio, el temor. Todo sigue ahí, a pesar de que somos muchos. Me pregunto si mis intentos son vacíos.

No soy un hombre de acción, lo reconozco. Vivo observando y pensando y se me puede criticar por ello. A veces, casi siempre en realidad, también me critico eso, pero me consuelo pensando que no todos vinimos a meter las manos, no todos pueden participar de la acción sin estorbarse. Deben existir ideas, concensos, motivación. Quiero convencerme que es ahí donde entro y hago mi aporte, aunque a veces me lo cuestione. Pero, ¿qué más puedo hacer?... no puedo ir en contra de mi naturaleza. Supongo que la tolerancia parte por la aceptación de los propios defectos. Ahora estoy trabajando intensamente en eso.