Benedicto XVI Vs. Libertad de Expresión: Tipología del Absurdo

El siguiente artículo fue escrito por un amigo, a petición mía ,y al que prefiero mantener en el anonimato, por razones obvias. Después de los dos artículos (1 y 2) aparecidos en El Mercurio este fin de semana, refiriéndose al nuevo sistema de admisión que plantea la PUC para sus nuevos alumnos, el tema planteado aquí no debe tomarse únicamente como algo aislado, sino como un reflejo de la búsqueda que realiza la institución cuestionada por uniformar, por aplanar. Están en su derecho, pero es una lástima que una buena universidad solo quiera un perfil de persona y no desee enriquecerse con el universo de miradas y creencias que exiten.

Benedicto XVI Vs. Libertad de Expresión: Tipología del Absurdo

Nuestro mundo, lo que conocemos como la sociedad, está basado en ideales libertarios. Libertad de credo, de elección, de consumir, etc. están en el origen de este sistema de mercado avasallante y multidimensional. Se supone, consecuentemente, que las instituciones que se desarrollaron y que continúan haciéndolo respetan estos principios, y las marcan como ente socializador. Sin embargo, en la Pontificia Universidad Católica de Chile se coarta profunda y repetidamente uno de estos ideales fundamentales: la libertad de expresión.

Siendo alumno de la Facultad de Ciencias Sociales de la universidad, me ha tocado observar frecuentemente abusos por parte de la maquinaria institucional de la UC. Específicamente, por el inicio de un proceso de sumario contra un grupo importante de mis compañeros. Estos procedimientos son más que habituales, dirán ustedes. No obstante, este caso es particularmente absurdo.

Vamos a contextualizar un poco el tema. Resulta que este grupo de personas, en un día de ocio extremo, vislumbraron la posibilidad de publicar un pasquín absurdo, escribiendo sobre temas banales, inventando mitos sobre la universidad, creando leyendas de los compañeros. Todo plasmado en papel. Se entregó gratis, con frecuencia mensual, y se hizo relativamente conocido en la U.

Todo marchaba bien, hasta que un día se les ocurrió darle una línea editorial más rígida a la publicación, abarcando temas específicos en cada número. El primero se tituló “sexo”.

Ahí quedó la grande. Desde la portada nos sonreía una especie de orgía, pero de modo bastante subjetivo. Artístico. Diría una orgía tentativa, una imagen cargada de erotismo. Aquí hay una muestra de las imágenes del número:

Pero los eminentes jerarcas del conservadurismo universitario no vieron lo mismo. Ellos, en estas imágenes, vieron lo inmoral, pornografía. “Contenido soez y que atenta contra la moral católica y las buenas costumbres de la PUC” consignan los cargos contra los muchachos, y marca el inicio de este torcido y ambiguo proceso de sumario.

Es increíble que presenten tan nominalmente, como pruebas irrefutables y objetivas, definiciones de moral, cosa tan relativa. Adicionalmente, creo que esto es arte. Bueno, malo, creo que no es relevante, pero es arte. Así, ver pornografía en este tipo de arte es tan ridículo como verla en arte erótico cristiano (Mujer Exhibiéndose
Canecillo de iglesia románica):

Inconsistencia fatal.

Lamentablemente, mis camaradas están experimentando una lucha medieval, digna reminiscencia al tribunal de la Santa Inquisición: es Benedicto o ellos. Espero que no ardan en vida, y sólo en el infierno, con don Sata, yo, el administrador de este blog y todos los demás.


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