Ojos

Ja!, después de tanta filosofía me da vergüenza escribir algo banal, mundano. Sin embargo, ahí está y quiere instalarse aquí.

Escribí por ahí: "Reculo entonces
no sea que de tanto
buscar se me pierdan
los ojos y las ganas
de mi mismo."

Lo escribí por ahí, un día cualquiera, pero está aquí y ahora, tan presente como el día que lo estampé en un pedazo de boleta vieja y arrugada.

Estos ojos son míos, pero no lo son, simultaneamente, pero sin unidad. Existen ahí afuera, allá los busco, pero los tengo yo, yo los tengo en mi, en mi, dentro de mi, en mi cara y mis manos y mi pelo, castaño asolado y negro escondido.

No los tengo, pero los pierdo, los entrego pero no me los reciben, me desconocen y me llaman, me torturan en exceso el alma.

¿Qué es todo esto?

Un carrusel de engaños versísticos que pasean la verdad entre luces y carraspidos heterogéneos. A la mierda con todo esto... me gustas y qué...