sábado, 27 de octubre de 2007

Lo demás es silencio y sangre de medusa

Lo siguiente lo extraje de "Brevísima Relación: Nueva Antología del Microcuento Hispanoamericano" de Juan Armando Epple.

Aforismos, Dichos, Etc.
Augusto Monterroso. Lo demás es silencio. México


Trabajo

Mientras en un país haya niños trabajando y adultos sin trabajo, la organización de ese país es una mierda.
(Dicho en la cantina "El Fénix", 10 de mayo)

Escritor, ¿Nace, es, o se hace?

Digan lo que dijeren, el escritor nace, no se hace. Puede ser que finalmente algunos mueran; pero desde la Antigüedad es raro encontrar alguno que no haya nacido.
(El Heraldo, "Rubén Bonifacio Nuño y el Lacio")

Pobreza y Riqueza

Entre la pobreza y la riqueza escoge siempre la primera: se obtiene siempre con menos trabajo y el pobre será siempre más feliz que el rico, pues aquel nada tema y éste está continuamente enfermo por las preocupaciones que trae el no dormir pensando siempre en los pobres.



Como bonus, les dejo este notable texto, del mismo libro, perteneciente a José Emilio Pacheco (La sangre de Medusa, México). Personalmente, me recuerda lo que ocurría en la dictadura. La esperanza, en dicho caso, serían las elecciones. El resto de la analogía se las dejo a ustedes.

PROBLEMAS DEL INFIERNO

Una vez cada cien mil años los demonios autorizan ochenta suicidios en el infierno. Nadie sabe quiénes serán los elegidos, y todos los habitantes bullen en adulación para los torturadores, intrigas y mala fe entre los torturados. El sector radical de los ángeles ha hecho pública su protesta a fin de que Dios, en Su Infinita Bondad, presione a los demonios. Porque no está bien qué a la tortura de la infinitud se añada el castigo mediante la esperanza.

(Publicado en 1963, bajo la autoría de "Heinemann")

2 comentarios:

isaias dijo...

Muy interesante esto que dejas... ^_^

un abrazo compañero,
isaías

Anónimo dijo...

El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarro. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormirse. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.

Virgilio Piñera (1946)

Libro:
Cuentos breves y extraordinarios, J. L. Borges y A. Bioy Casares

Gonzalo "Kayser" Salamanca