a un concierto de Jazz y luego al museo de Bellas Artes o la sala de
exposiciones de la Telefónica. Al final ganó esta última opción y fue lo
mejor que pudimos hacer.
Rossana Saavedra es el nombre de la cantante que nos deleitó con el swing de su voz, recorriendo temas de Jazz, Bossanova y Soul. Hay que reconocer que el Jazz está creciendo en Chile y el ejemplo de esta mujer es de lo mejor, porque demuestra que la calidad no es mezquina con las nuevas voces. Mientras la escuchaba recordé a la Claudia Acuña (maravilloso concierto el que me tocó disfrutar en el teatro municipal), una mujer que ya se ha consagrado en el extranjero. A pesar de que estos artistan gozan de un buen reconocimiento por parte de la crítica sé que su música no es masiva, pero quienes las han escuchado, aunque no sean amantes del Jazz y el Soul, han reconocido que les ha encantado (ya me han tocado varios casos de estos). Si desean conocer algo más de la escena jazzistica chilena y de esta y otras cantantes, visiten el sitio: www.emol.com/especiales/jazz_chileno/lasvoces_01.htm
La siguiente parada fue la exposición de Alfredo Jaar, en la sala de arte Fundación Telefónica. Fue un viaje, una especie de camino de reflexión y conocimiento, donde tanto las imagenes como los sonidos (y silencios) provocaban, hacían sentir además de decir. El artista es un torrente de humanidad, siente un fuerte compromiso con las personas y hacia allá se dirige su trabajo. Su consiga es: "no pienses como artista, piensa como ser humano". Entonces, no se trata de un arte por el arte, siempre autoreferente, que intenta hoy en día incorporse al mercado como medio de decoración.
Su exposición no solo presenta aquello que su cámara ha capturado, sino también su mirada y su sentir, porque esta no es el simple montaje de un gran fotógrafo,es un periplo por su mente, a través de lo que ve y piensa, recorrido que nos lleva a los temas sociales y políticos que lo conmueven a él y a todos quienes visitan esta exposición.
Después de este viaje por emociones y buenas conversaciones que terminaron en el barrio Bellavista, endulzadas por unas cervezas y "excelentes canciones", debo decir que no esperaba disfrutarlo tanto. Es más, no tenía fe en la exposición, que me la recomendó un amigo (gracias Daniel!!). Me alegro de haber estado tan equivocado y mi forma de pagar mi pecado es recomendarles que vayan, no se arrepentirán. Por último, una parte de la obra "El lamento de las Imágenes".
Visiten su sitio web si les interesa saber algo más: www.alfredojaar.net
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