Desde hace un par de siglos, la academia no ha tenido otro mundo para atrapar en sus redes conceptuales, ni para reflexionar, describir e interpretar, que el mundo sedimentado por la visión y la práctica capitalista" Z. Bauman
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sábado, 27 de abril de 2013
miércoles, 17 de abril de 2013
Los 2000 monopolios más grandes del mundo - año 2013
Bancos y Petroleras en las top ten del ranking de las 2000 empresas más grandes del mundo. salvo por General Electric. La primera empresa latinoamericana aparece en el lugar 20 y es.... Petrolera!
El sistema financiero y los recursos naturales aparecen por todo el listado.
Las firmas chilenas incluidas en el litado son Falabella* (569), Cencosud* (573), Antar Chile- de la familia Angelini+ (938), Latam (1007), BCI* (1049), SQM+ (1252), CMPC+ (1591), Quiñenco* (1611) y Corpbanca* (1761). Cuento 5 entidades con todo o un parte metida en lo financiero*, 3 en recursos naturales+ y la excepción es Latam, un gigantesco monopolio recién formado.
El total de activos mundiales es según wiki, es de 125 trillion US$. Las 2000 compañías que figuran en el ránking de este año acumulan ingresos de 38 billones de dólares.
Datos para pensar un poco.
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El sistema financiero y los recursos naturales aparecen por todo el listado.
Las firmas chilenas incluidas en el litado son Falabella* (569), Cencosud* (573), Antar Chile- de la familia Angelini+ (938), Latam (1007), BCI* (1049), SQM+ (1252), CMPC+ (1591), Quiñenco* (1611) y Corpbanca* (1761). Cuento 5 entidades con todo o un parte metida en lo financiero*, 3 en recursos naturales+ y la excepción es Latam, un gigantesco monopolio recién formado.
El total de activos mundiales es según wiki, es de 125 trillion US$. Las 2000 compañías que figuran en el ránking de este año acumulan ingresos de 38 billones de dólares.
Datos para pensar un poco.
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viernes, 5 de abril de 2013
Contexto del debate sobre el autocultivo de marihuana
No había visto una explicación tan buena del contexto en que se encuentra la discusión sobre la Cannabis. Lo que me parece más complicado es lograr enfrentar las visiones contrapuestas soslayando los prejuicios.
En este sentido, una de las líneas de acción que mejor se perfila es la del uso medicinal y el dolor de cabeza que representa esto para las farmacéuticas. Hay muchos conflictos de intereses entre nuestras autoridades que son desconocidas porque la gente no ve muchas veces todas las dimensiones del problema.
Este artículo las expone todas a mi parecer.
Enciéndelo ¡que corra el debate sobre la marihuana!
Extracto:"Muchos hemos visto estos últimos meses cómo el debate sobre la regulación y uso de la marihuana se ha instalado a todo nivel, desde una conversación haciendo sobremesa hasta la cámara del senado, pasando por los medios de comunicación masivos y los tribunales. Esta instalación no ha sido fácil y mucho menos espontánea, las organizaciones cannábicas, políticas y de profesionales han cumplido un rol central en la búsqueda de una visión más racional, multidiciplinaria y democrática.
No sólo los usuarios de cannabis son quienes sostienen y articulan las organizaciones defensoras de esta generosa planta, y esto se debe en gran medida a la transversalidad que alcanza esta demanda."
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miércoles, 3 de abril de 2013
Reflexión política
¿Cómo manejas las emociones?
No puedes pensar en el genérico si apenas te conoces. No
basta con imaginar la reacción, falta la otra parte en la situación, esa parte
que se contrapone a nuestra interpretación. Si eres el protagonista del conflicto, ¿cómo salvas
el paso si en realidad no puedes leer la mente de tu oponente?
Su interpretación en una situación adquiere el carácter del
misterio, solo por el hecho de que nunca sabremos que pasa ahí afuera, fuera de
nuestra mente.
Aquí los novelistas tienen campo abierto para la creación.
Por eso a veces nos encontramos con historias tan fantásticas.
Pero en la vida real, ¿cómo es? Esa pregunta me carcome a
veces. Es como la pregunta de “si un árbol cae en el bosque, pero nadie lo vio.
¿Cayó realmente?”
Aquí está el terreno fértil de la política, por eso hay
relatos doctrinarios tan aberrantes como mágicos. Todo el espectro humano se puede
esconder detrás del misterio de la contraparte y el político hábil será capaz
de crear un relato en cualquier conflicto, un relato de esos que mueven
montañas. Solo queda aceptar a la condición humana básica de la situación: un
político hábil moverá montañas tanto por altruismo como por interés propio. El
fin no es la cuestión, es la habilidad de manejar las emociones.
Y la habilidad extrema abruma, ¿no? Cómo reconocer altruismo
en ese “animal” político que consigue todo lo que quiere, en especial cuando
siempre existirán los disidentes y en especial cuando los pensantes se
encuentran en el pequeño pueblo de los que tuvieron una buena educación. “Pueblo
chico, infierno grande” dice el dicho.
He ahí la madre de las ciencias sociales, ahí, en la
fundación de nuestras relaciones sociales occidentales. Porque en occidente
somos herederos de la república. El catolicismo es un parásito que llegó
después. Solo por eso nos salvamos de ser una versión cristiana del medio
oriente. Solo por un tema temporal.
Aunque no sabemos a nivel individual lo que hay en la contraparte,
la ciencia humana aprendió cómo navegar en incertidumbre. Las ciencias
sociales, en todas sus dimensiones, nos revelan una masa humana tan mágica como
predecible.
Más aberrante que el tráfico de armas es el adoctrinamiento
político, porque hoy el ser humano ha aprendido a hacerlo tan bien, que su
poder no se condice con la ética que vemos aplicar a nuestro alrededor.
En el mundo real, la ciencia da poca esperanza. Lo
predecible de la masa humana demuestra que el caos está en la heterogeneidad de
intereses de esos pocos con educación y poder.
Así como vamos aniquilando a la diversidad biológica, el
sistema imperante va eliminando la heterogeneidad de actores relevantes.
La única pregunta que me queda por resolver es si esa
extinción masiva y reducción de la heterogeneidad es un equilibrio estable o
no.
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sábado, 16 de marzo de 2013
Mapuches: Ejemplo de un contexto
Contexto del problema:
Con cientos de millones de pesos en pérdidas, cicatrices ganadas en enfrentamientos por defender sus propiedades, que han sido tomadas 62 veces por parte de grupos mapuches, el agricultor René Urban, quien el martes presenció en primera fila la interpelación al ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, afirmó que es el Gobierno el responsable de la conflictiva situación que se vive en la Araucanía.Urban dijo a radio ADN que lamentó la muerte del comunero mapuche Jaime Mendoza Collío en un enfrentamiento con Carabineros, indicando que "es lamentable que sucedan esas cosas", agregando que "considero que el Gobierno es el responsable o el Estado, el Estado en general, porque no están tomando el peso a los que está pasando acá".
Para el empresario la autoridades a cargo de la seguridad del país no están dimensionando en toda su magnitud el problema que viven tanto la comunidades mapuches como los propios agricultores.
"Mucho comentan y dicen cosas sin conocer la realidad. Hay que venir a la zona y ahí tomarían la imagen que corresponde", sostuvo Urban.
Fuente del contexto
Realidad del problema:
Luego de una investigación de la fiscalía, ya se encuentran confesos cuatro voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Ercilla, detenidos esta tarde por haber provocado dos incendios en predios del agricultor René Urban, en la comuna de Ercilla. El fiscal adjunto de Collipulli, José Traipe explicó que los imputados prestaron declaración voluntaria en el cuartel de la PDI y ahí confesaron los hechos. De esta forma, Paula Andrea Cortez Salazar (19) y P.H.C.S. (18) confesaron ser los autores materiales, mientras que Andrés Fernando Ortiz Padilla (22) y María Teresa Reyes Peña (24) habrían acompañado a los dos antes mencionados cuando cometieron el delito.
Ver noticia aquí
Diálogo en comentarios de esta noticia:
Aldo: Mas weon que creerse esa noticia
Aquiles Brinco: Mas hueón que no cachar que la noticia ya está en todos lados.
PD: Aldo hijo de puta, me cago en tu putísima y reculiadísima madre.
Victoria: oie calmao si el cabro es weon no culpemos a la madre… demosle el beneficio de la duda al menos.
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martes, 5 de marzo de 2013
Justicia social desde una ideología
"Es fácil acoplar una utopía con una ideología, basta recurrir al ardid de vincular los valores esenciales de la respectiva ideología (mercado, individuo racional, &c.) con el voluntarismo romántico utópico por medio de la definición creativa.
La argucia consiste en postular (definir cómo) que un estado solo será racional, si es capaz de plasmar la utopía (por adherir incondicionalmente a sus valores). Adicionalmente, se decreta que, por su condición de racional, un tal estado es el único que puede ser eficaz y lógicamente intachable. De aquí se deduce que no cabe rechazarlo, ya que el hacerlo sería irracional.
Cuando se instala un vínculo tan íntimo entre ideología y utopía, se implanta, necesariamente, el totalitarismo. El peligro de esta alianza se origina en que se establece, una vez más, un sistema deductivo circular y autoreferencial, mediante el cual los dos conceptos se justifican y legitiman uno a otro. Se instala así una barrera infranqueable a la crítica, como ocurre, según vimos, con el sistema: tecnología-economía."
Extracto (editado) de un artículo llamado "Fundamentalismo Económico y Destrucción de la Naturaleza", de Armando Gamarra, a propósito del artículo indicado más abajo.
El espejismo de la justicia social, por Axel Kaiser:
"Mientras haya libertad esos resultados siempre serán desiguales, entonces la búsqueda de justicia social no terminará hasta haberla estrangulado completamente y el espacio de cooperación voluntaria haya sido reemplazado enteramente por coacción estatal..."
"Las palabras y conceptos, explicó el filósofo marxista Louis Althusser, pueden servir como verdaderos "explosivos o venenos" y su captura constituye una parte esencial de la estrategia revolucionaria anticapitalista.
Probablemente no exista un concepto más nocivo para la estabilidad y prosperidad de una sociedad en el sentido de Althusser que el de "justicia social".
A pesar de haber sido una de las causas centrales en la ruinosa crisis actual de las sociedades occidentales, la idea de justicia social se presenta aún por sus partidarios -los más de ellos bien intencionados- como un principio de incuestionable validez ética y como la aspiración máxima de un orden económico y social.
Convertido en dogma, basta su invocación para dividir el mundo entre buenos y malos, siendo sus partidarios los primeros y sus detractores los segundos. Una discusión de fondo, sin embargo, permite esclarecer el carácter profundamente inmoral de esta idea, así como su potencial destructivo y falaz fundamentación.
En su formulación clásica, la idea de justicia social apunta a la redistribución de riqueza. Supone que es injusto que algunos tengan más riqueza y oportunidades que otros y apela a la corrección de la injusticia -o desigualdad- mediante la intervención estatal.
Para los partidarios de la justicia social, una sociedad de personas libres que transan voluntariamente en un mercado abierto y competitivo conduce a resultados injustos, toda vez que unos obtienen y transfieren a su descendencia mayores ventajas que otros. En la base de la idea de justicia social se encuentra así la antigua creencia de que el mercado es un juego de suma cero donde unos ganan a expensas de otros.
Pues si pensáramos lo contrario, esto es, que la ventaja de unos se explica por haber incrementado el bienestar de los otros, entonces difícilmente podría argumentarse que los resultados de un orden de mercado libre son indeseables y menos aun injustos si estos han respondido a acuerdos libres y honestos entre sus participantes. Y este es exactamente el caso en un orden de mercado. En él, especialmente los más desaventajados en una sociedad ven incrementado su estándar de vida de manera sustancial gracias a la creación de riqueza lograda por los más aventajados. Los Steve Jobs, Bill Gates y Andrew Carnegie de este mundo -todos quienes partieron desde abajo por lo demás- crearon su riqueza mejorando de paso la calidad de vida de todos nosotros. Gracias a ellos y a gente como ellos, millones de personas que fueron pobres ya no lo son, y los que continúan en la pobreza tienen mejores oportunidades más que nunca para salir adelante.
El justiciero social no lo ve así. Para él, la sociedad ha sido injusta con los menos aventajados y estos merecen ser compensados por el mero hecho de su desventaja. En esta lógica, la sociedad es algo distinto al conjunto de individuos que la integran: esta tiene una inteligencia propia y una voluntad propia que determina los resultados del mercado en favor de unos y en perjuicio de otros. De ahí que la injusticia sea "social".
Pero la verdad es que la sociedad no puede ser injusta porque no existe como tal. Solo las personas concretas pueden ser injustas, no las abstracciones. Si eso es así, entonces la justicia social consiste en un espejismo que, al pretender resolver una injusticia inexistente mediante el uso de la coerción estatal, se termina transformando ella misma en una fuente de injusticia por excelencia.
Pues como hemos visto, en el fondo la idea de justicia social supone que el actuar de las personas, aun siendo libre y honesto, puede ser injusto si sus resultados conducen a la desigualdad.
Y puesto que mientras haya libertad esos resultados siempre serán desiguales, entonces la búsqueda de justicia social no terminará hasta haberla estrangulado completamente y el espacio de cooperación voluntaria haya sido reemplazado enteramente por coacción estatal."
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La argucia consiste en postular (definir cómo) que un estado solo será racional, si es capaz de plasmar la utopía (por adherir incondicionalmente a sus valores). Adicionalmente, se decreta que, por su condición de racional, un tal estado es el único que puede ser eficaz y lógicamente intachable. De aquí se deduce que no cabe rechazarlo, ya que el hacerlo sería irracional.
Cuando se instala un vínculo tan íntimo entre ideología y utopía, se implanta, necesariamente, el totalitarismo. El peligro de esta alianza se origina en que se establece, una vez más, un sistema deductivo circular y autoreferencial, mediante el cual los dos conceptos se justifican y legitiman uno a otro. Se instala así una barrera infranqueable a la crítica, como ocurre, según vimos, con el sistema: tecnología-economía."
Extracto (editado) de un artículo llamado "Fundamentalismo Económico y Destrucción de la Naturaleza", de Armando Gamarra, a propósito del artículo indicado más abajo.
El espejismo de la justicia social, por Axel Kaiser:
"Mientras haya libertad esos resultados siempre serán desiguales, entonces la búsqueda de justicia social no terminará hasta haberla estrangulado completamente y el espacio de cooperación voluntaria haya sido reemplazado enteramente por coacción estatal..."
"Las palabras y conceptos, explicó el filósofo marxista Louis Althusser, pueden servir como verdaderos "explosivos o venenos" y su captura constituye una parte esencial de la estrategia revolucionaria anticapitalista.
Probablemente no exista un concepto más nocivo para la estabilidad y prosperidad de una sociedad en el sentido de Althusser que el de "justicia social".
A pesar de haber sido una de las causas centrales en la ruinosa crisis actual de las sociedades occidentales, la idea de justicia social se presenta aún por sus partidarios -los más de ellos bien intencionados- como un principio de incuestionable validez ética y como la aspiración máxima de un orden económico y social.
Convertido en dogma, basta su invocación para dividir el mundo entre buenos y malos, siendo sus partidarios los primeros y sus detractores los segundos. Una discusión de fondo, sin embargo, permite esclarecer el carácter profundamente inmoral de esta idea, así como su potencial destructivo y falaz fundamentación.
En su formulación clásica, la idea de justicia social apunta a la redistribución de riqueza. Supone que es injusto que algunos tengan más riqueza y oportunidades que otros y apela a la corrección de la injusticia -o desigualdad- mediante la intervención estatal.
Para los partidarios de la justicia social, una sociedad de personas libres que transan voluntariamente en un mercado abierto y competitivo conduce a resultados injustos, toda vez que unos obtienen y transfieren a su descendencia mayores ventajas que otros. En la base de la idea de justicia social se encuentra así la antigua creencia de que el mercado es un juego de suma cero donde unos ganan a expensas de otros.
Pues si pensáramos lo contrario, esto es, que la ventaja de unos se explica por haber incrementado el bienestar de los otros, entonces difícilmente podría argumentarse que los resultados de un orden de mercado libre son indeseables y menos aun injustos si estos han respondido a acuerdos libres y honestos entre sus participantes. Y este es exactamente el caso en un orden de mercado. En él, especialmente los más desaventajados en una sociedad ven incrementado su estándar de vida de manera sustancial gracias a la creación de riqueza lograda por los más aventajados. Los Steve Jobs, Bill Gates y Andrew Carnegie de este mundo -todos quienes partieron desde abajo por lo demás- crearon su riqueza mejorando de paso la calidad de vida de todos nosotros. Gracias a ellos y a gente como ellos, millones de personas que fueron pobres ya no lo son, y los que continúan en la pobreza tienen mejores oportunidades más que nunca para salir adelante.
El justiciero social no lo ve así. Para él, la sociedad ha sido injusta con los menos aventajados y estos merecen ser compensados por el mero hecho de su desventaja. En esta lógica, la sociedad es algo distinto al conjunto de individuos que la integran: esta tiene una inteligencia propia y una voluntad propia que determina los resultados del mercado en favor de unos y en perjuicio de otros. De ahí que la injusticia sea "social".
Pero la verdad es que la sociedad no puede ser injusta porque no existe como tal. Solo las personas concretas pueden ser injustas, no las abstracciones. Si eso es así, entonces la justicia social consiste en un espejismo que, al pretender resolver una injusticia inexistente mediante el uso de la coerción estatal, se termina transformando ella misma en una fuente de injusticia por excelencia.
Pues como hemos visto, en el fondo la idea de justicia social supone que el actuar de las personas, aun siendo libre y honesto, puede ser injusto si sus resultados conducen a la desigualdad.
Y puesto que mientras haya libertad esos resultados siempre serán desiguales, entonces la búsqueda de justicia social no terminará hasta haberla estrangulado completamente y el espacio de cooperación voluntaria haya sido reemplazado enteramente por coacción estatal."
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martes, 15 de enero de 2013
La importancia de soñar
Si alguna vez te han dicho que soñar no sirve de nada y que lo que corresponde hacer es esforzarse por salir adelante, entonces deberías ver este pequeño video.
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miércoles, 21 de noviembre de 2012
martes, 13 de noviembre de 2012
El rol de la economía en el desarrollo
Es interesante constatar que la mayoría de los análisis sobre la institucionalidad chilena se basa en evidencia contradictoria. Por ejemplo, es un hecho la contradicción de contener en un mismo ministerio la elaboración e implementación de políticas de conservación ambiental, al mismo tiempo que debe hacer políticas que favorezcan la inversión privada. Evidentemente, la política de protección de nuestros recursos naturales es aplaudida por todos los sectores políticos, pero al momento de llevarla a acabo, el conflicto de opiniones es amplio y el centro de la discusión es ¿qué tanta conservación es aceptable sin que afecte la inversión y el crecimiento económico?
Además de contradictoria, la evidencia es indirecta. Ante la pregunta ¿Seremos un país desarrollado el año 2030? Los primeros en contestar sacan un gráfico de la evolución del ingreso per cápita y aproximan una tendencia. Luego, con esa tasa o pendiente, calculan el año en el cuál debiésemos ser desarrollados. Dejo la pregunta para que el lector piense ¿Qué otro indicador relevante o popular en los medio de comunicación se le viene a la cabeza? A mi ninguno.
El rumbo de desarrollo de Chile depende del crecimiento económico, de la distribución del ingreso, de la producción científica, del nivel educacional de la población, entre otras muchas variables, algunas intangibles, como la libertad de expresión. Se analizan distintos indicadores, según la disciplina que realiza el ejercicio.
Si observamos las discusiones sobre diversas políticas públicas, veremos economistas opinando sobre política ambiental (mercado eléctrico), laboral (sueldo mínimo), educacional (lucro o no lucro), de salud (isapres y planes discriminadores por edad y sexo), tan fácilmente como del mercado exportador, del sistema financiero, entre otros. ¿Cuándo se convirtió la economía en un actor preponderante de todas las políticas, incluidas las de corte social?
Claramente, el rumbo del desarrollo chileno depende de múltiples variables, pero en el Chile de hoy, no es extraño reconocer que el principio rector de tal desarrollo es el principio de crecimiento económico. Los demás principios están supeditados a este rector. Pero nuevamente, esto se observa en evidencia indirecta, pues nadie lo dice explícitamente. No importa a qué partido político consulte, todos estarán a favor de un desarrollo sustentable, pero el cómo llevarlo a cabo es la piedra angular del asunto.
En este sentido, quién y por qué desarrolla una política pública parece ser relevante para entender hacia dónde vamos. Los ganadores en términos de opinión aplicada, son quienes propugnan por un desarrollo basado en exportar materias primas (teoría de las ventajas comparativas). Y creen que lo están logrando.
Quienes opinan que lo adecuado es un desarrollo planificado perdieron su oportunidad en los 70’s. Tampoco les resultó la aplicación desde el 50 y aún no entienden sin discusión el por qué. Nota al margen: tal vez debieran repensar sus paradigmas e indicadores.
Hoy el mundo se mueve mayoritariamente con las ideas de los profesores de nuestros ganadores locales. Vamos con la masa globalizada porque ir en contra implica sanciones de la comunidad internacional. ¿Cómo salir del rebaño sin ser excluidos? Gran pregunta, difícil respuesta.
Al contrario, en vez de respuestas, hoy desearía hacer preguntas incómodas. Preguntas que surgen de este análisis son:
¿Por qué existe el Banco Central, un organismo “independiente” que resguarda la aplicación de una política macroeconómica de largo plazo, con el fin de evitar que la política cotidiana perturbe el adecuado funcionamiento de la máquina bien aceitada de nuestra economía?
¿Por qué existe el Banco Central para la política económica, pero no hay un organismo equivalente que resguarde la aplicación de largo plazo de una política social?
Ideas como tener un Instituto Nacional de Estadística independiente van en esa línea, pero aún nadie lo formaliza con suficiente fuerza y son solo eso: ideas.
Es cierto que debemos crear en una atmósfera de producción técnica, lo que nos obliga a una especie de canibalismo social. Ni la universidad se salva de crear bajo estándares económicos. La creación en Chile ha sido subyugada al aparato productivo, salvo por los rebeldes, que viven con poco y mueren con menos. Será tal vez que la esfera de influencia está cercada por peajes: grado académico, millones en la cuenta, contactos hechos dentro de la esfera. Es un monstruo que se autoreplica.
El trabajo del ciudadano con conocimientos es arduo en este contexto y no todos pueden soslayar los deberes familiares, las deudas y su propia formación dentro de una cultura que enaltece la técnica por sobre la creación.
Solo el tiempo dirá si podremos superar al homo economicus y pasar al homo socialis y al homo publicus.
Fuente Imagen: http://hilde2008.wordpress.com/2011/12/05/9277/
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martes, 30 de octubre de 2012
Casualidad Histórica
La desenfrenada
experimentación de la explosión
cámbrica (hace unos 570 millones de años atrás) produjo por lo menos un centenar de formas de vida o planes
estructurales. Al cabo de unos millones de años sólo quedaba una parte y
aquellos supervivientes fueron las piececillas de colores del caleidoscopio de
la vida actual. Si los supervivientes se hubieran salvado de la extinción por
alguna superioridad inherente, nos sentiríamos muy tranquilos sabiendo que
somos los descendientes de unos respetables triunfadores. Pero no es así. No
había nada superior en los supervivientes ni inferior en las víctimas de
aquella primera extinción en masa. Fue, como ha dicho Gould hace poco, «la lotería
más grande con que se haya jugado en este planeta»,3 y sucede que
descendemos de uno de los que tuvieron la suerte de ganar. Compartimos el mundo
contemporáneo con descendientes de otros afortunados ganadores. Si el bombo se pusiera
a dar vueltas otra vez, podría aparecer otra escudería de ganadores, que
produciría una serie de planes estructurales diferentes, los cuales serían la
base de la vida actual. No hay duda de que muchos aterrizarían en el extremo, a
juzgar por las raras formas de vida que desaparecieron durante aquella primera extinción.
Hay que aceptar, pues, que el mundo vivo del que formamos parte no es sino uno
de los incontables mundos posibles, no el único inevitable. Es más bien, y
sencillamente, una contingencia de la historia.
Salta a la vista que
la interacción de las especies en una comunidad es importante por su composición:
los hongos sostienen las raíces de las plantas; las hojas de las plantas
sostienen a los insectos; los insectos a los pájaros; y así sucesivamente. Y no
es menos evidente que las especies están adaptadas a ciertas condiciones
físicas locales. Pero como ya expuse en el capítulo 9, los ecólogos admiten hoy
que estas influencias sólo son parte de la explicación de por qué las
comunidades son como son. Así como los biólogos evolucionistas han tenido que admitir
que el azar desempeña un papel significativo en el flujo de la vida, también
los ecólogos han tenido que admitirlo en su propio terreno. Los miembros de una
comunidad ecológica no conviven en envidiable armonía, en equilibrio natural.
Buena parte de la forma y comportamiento de una comunidad está determinada por la
interacción caótica y por la aparición, en el seno de la comunidad, de
propiedades (como la resistencia a la invasión) de explicación difícil. La
concepción antigua creía que las comunidades eran previsibles y estáticas. La
actual dice que son imprevisibles (incluso misteriosas) y dinámicas. Y este
estado dinámico contribuye a la diversidad biológica del mundo, que en última
instancia es lo que aquí interesa. En contra del sentido común, el cambio
incesante (el estado dinámico) es el origen de la estabilidad a largo plazo en
las comunidades; querer bloquear el cambio a corto plazo garantiza el cambio
destructivo a largo plazo.
Los humanos anhelan
la previsibilidad, en relación con el mundo natural que nos rodea y, sobre
todo, en relación con nuestra existencia y nuestro futuro. Pero es evidente
que, en el terreno de la biología evolucionista y la ecología, nuestro mundo es
imprevisible y nuestro lugar en él una casualidad de la historia; es un lugar
de muchas posibilidades, sensibles a fuerzas que escapan a nuestro gobierno y,
por lo menos en algunos casos, a nuestra comprensión inmediata.
Nuestro mundo es
menos seguro de lo que pensábamos, pero por ello mismo también más interesante.
Seremos una
casualidad de la historia, pero es indudable que el Homo sapiens es la
especie más dominante sobre la Tierra actualmente. Llegamos tarde al teatro
evolutivo y en un momento en que la diversidad de la vida del planeta
estaba cerca de la cota más alta de su historia. Y como vimos en el capítulo
10, llegamos equipados con la capacidad de devastar esa diversidad dondequiera
que fuésemos. Dotados de razón y conocimiento, avanzamos hacia el siglo XXI
en un mundo que es obra nuestra, un mundo artificial en que la tecnología
proporciona (por lo menos a algunos) comodidad material y el ocio
permite una creatividad artística sin precedentes. Hasta la fecha, por
desgracia, la razón y el conocimiento no nos han impedido explotar
colectivamente los recursos de la Tierra (biológicos y físicos) en
proporciones incomparables.
El Homo sapiens no
es, evidentemente, la primera criatura viva que produce un impacto espectacular
en la biota de la Tierra. La aparición de microorganismos fotosintetizadores,
hace unos tres mil millones de años, comenzó a transformar la atmósfera,
elevando relativamente sus niveles de oxígeno y llegando a cotas muy próximas
a las actuales en el curso de los últimos mil millones de años. Gracias al
cambio fueron posibles formas de vida muy diferentes, entre ellas los
organismos pluricelulares; y muchas formas que habían prosperado en un
entorno con poco oxígeno fueron desterradas a habitats marginales. Pero el cambio
no lo forjó una sola especie sensible que conscientemente fuera en pos de sus
objetivos materiales, sino incontables especies insensibles que, colectiva e
inconscientemente, abrían nuevos senderos metabólicos. La razón y el
conocimiento que aparecieron durante nuestra historia evolutiva dotó a nuestra especie
de una flexibilidad de comportamiento que nos permite multiplicarnos y crecer
con entera libertad prácticamente en todos los ambientes de la Tierra. La
evolución de la inteligencia humana, por tanto, dilató el potencial de la
expansión y el crecimiento poblacionales, de modo que, colectivamente, los seis
mil millones de humanos que viven en la actualidad representan la máxima
proporción de protoplasma que hay en el planeta.
Succionamos nuestro
sostén y nuestro mantenimiento del resto de la naturaleza de un modo sin
parangón en la historia del mundo, reduciendo sus dones mientras aumentan los
nuestros. Somos, como ha dicho Edward Wilson, «una anormalidad ambiental». Las
anormalidades no duran eternamente; al final desaparecen. «Es posible que
estuviera previsto que otorgar inteligencia a la especie indebida fuera una
combinación mortal para la biosfera», sugiere Wilson. «Puede que sea una ley de
la evolución que la inteligencia tienda a extinguirse sola». Si no una «ley»,
tal vez sí una consecuencia habitual. Lo que nos preocupa es cómo evitar un destino
de esta clase.
Fuente del Texto: Este texto corresponde en un 100% a extractos que he realizado de los últimos capítulos del libro "La sexta extinción", de Richard Leakey y
Roger Lewin. Una lectura necesaria si me lo preguntan.
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