martes, 27 de febrero de 2007

Pensando la expresión y la comprensión

Continúo hilando mi estado actual de reflexión con lo que me rodea, con lo que leo. También sigo influenciado por la obra de Alfredo Jaar (entrada anterior) y mi reciente adquisición, un libro que en cierta medida explica la obra de este hombre, arquitecto, pensador, humando atormentado y pleno en su proceder, en su búsqueda por comunicar.

Esto último es importantísimo, porque toca las fibras de mi motivación para estar escribiendo acá, allá, en mi cabeza, todo el tiempo.

Leer este libro es como abrir los ojos... y lo que encuentro es tremendo, me rodea y abraza en un momento donde siento lo mismo y, sin embago, no doy con la expresión adecuada... Y me duele darme cuenta que la tortura de Jaar continuará... él tampoco da con la expresión adecuada (si existe tal cosa), sin embargo, da con la raíz del problema medio a medio.

Parto desde un abismo, porque la mayoría no ha visto la obra, sin embargo, pueden visitar su sitio web aquí para que podamos establecer un diálogo más fluido, de todas formas, intentaré que no sea tan necesario.

Intentaré incluir extractos del libro más adelante en mi blog. Creo que se expresan ahí mucho mejor de lo que yo lograré jamás (de todas formas su lenguaje es enrevesado, si entienden a lo que me refiero)... y es justo ahí donde está el problema, porque siento que esta "explicación" de la obra es esencial, lo que delata la gran falla del ARTE y el lamento de Jaar, quien intenta encontrar ("pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad") "... la capacidad de la obra para conmover tanto a través de nuestros sentidos como a través de nuestra razón...". Es él mismo quien además agrega "..., combinación muy difícil y casi imposible de lograr".

Aunque me considero un tipo bastante letrado y reflexivo, varias de sus obras no las entendí... sólo cuando leí el libro todo se puso en contexto y algo me caló ondo... la reflexión que me provocó, no obstante, va en la problematica de lograr, mediante el arte, la expresión. ¿Acaso tú piensas que lo que estás leyendo o viendo lo entiendes?, pues no es así, sólo alcanza su máximo sentido para quien crea dicha expresión. Cualquier explicación solo atenúa el efecto buscado (como cuando no se entiende el chiste y te lo explican). He aquí lo maravilloso y triste de la reflexión de Jaar.

Lo más potente de todo es que su temática es tremendamente humana y trata de "invitar", "provocar", etc. a reflexionar sobre este punto, sobre nosotros... cito textual del libro:

La angustia que provoca la condición de las imágenes en la actual sociedad del espectáculo -o del control- se suma a la angustia ética que provoca la propia condición del observador o del propio artista. En efecto, en estas sociedades, la condición del observador o del artista está cruzada por la dureza de ser "un poco víctimas y un poco cómplices, como todo el mundo" (...) Refiriéndose a Sin Título: (Agua) el artísta lo asume. "Pongo esas imágenes en tu mundo, pero siempre fragmentadas, incorporando a la obra la incapacidad de mostrar esto. Y el dilema que significó haber estado varios días en los barcos de la autoridad de inmigración (...) Yo asumo mi posición privilegiada de haber tomado las fotos, y luego haberme ido..." (fin de la cita).

Al visitar la obra, reconozco mi incapacidad, no pude ver lo que el artista trataba de decirme, a pesar de que estaba ahí, en las imágenes, en la forma del montaje... es en el contexto de su experiencia, en sus propias palabras que la obra toma fuerza y yo, sin embargo, no puedo dejar de pensar en que ya no sólo las palabras no expresan, sino que las imágenes tampoco, estamos completamente solos y nuevamente me siento como Oliveira en Rayuela... y si tú no has visto la obra de Alfredo Jaar ni leído Rayuela, entonces hay mucho de lo aquí expuesto que no te llegará jamás... y ahí está el círculo vicioso planteado al principio y para siempre (Maturana también le ha dado vueltas al asunto... de mejor forma por supuesto).

Al margen y en contexto con lo anterior, ahora recién en este instante me doy cuenta de esa molestia subconciente que siempre he tenido metida en el alma-corazón-cabeza sobre los "críticos" de ARTE en general, sea cine, cocina, pintura, literatura, etc. siempre preocupados de la coherencia, la métrica, la combinación, la técnica... ¡A quién mierda le importa todo eso!... tú y yo, todos, los que recibimos esas expresiones de imágenes, olores, sabores, sonidos, no nos interesan esas miradas doctas del ARTE, o no debería importarnos. Lo primordial está en lo que nos provoca, incita, estimula, invita a sentir y pensar. Los premios y reconocimientos van directo al ego del autor y nada más... bueno, tal vez salpique algo a quienes "consumen" esas expresiones, a su ego, un alimento a ese sentimiento ingenuo y superfluo de superioridad por "captar" o "entender" o "conocer" obras tan "apetecidas" y "galardonadas" dentro de los circuitos especializados.

Para terminar, dejo abierto otro flanco, algo que también se relaciona con todo lo anterior. Me refiero al uso de las imágenes en los medios de comunicación, a los medios mismos, a nuestra incapacidad de ver como nos hemos insensibilizado hasta la desesperación por el abuso de las imágenes, de las palabras mezcladas con las luces de los flashes... al abrir los ojos cada mañana frente a los diarios y noticieros estamos cada vez más ciegos.

1 comentario:

isaias dijo...

Vaya, es un post bastante reflexivo... me lo tomaré con calma porque me hiciste pensar...

Sobre los críticos... bueno... en ocasiones hay que concederles cierto mérito... pero nunca debemos dejarnos llevar por sus gustos para valorar una obra (salvo que busquemos aprobación en cada cosa que hacemos, comportándonos así como niños en lugar de adultos con criterio)... independientemente de la crítica especializada, el arte es un diálogo exclusivo entre el artista y el espectador.

Y por supuesto... estamos en cierta medida insensibilizados ante la explosión de información que recibimos... pero cuando vives de primera mano la experiencias que los medios de comunicación ofrecen... todo cambia... volvemos a ser sensibles... esto es algo que he podido comprobar recientemente.

saludos,
isaías